Asociamos la vainilla a sabores dulces y aromas delicados, a helados y postres. Pero esta especia, adorada por los aztecas, posee virtudes estimulantes y digestivas, y puede mejorar tu vitalidad… y tu líbido.
Propiedades y beneficios de la vainilla, y contraindicaciones
La vainilla se comporta como un tónico general, con propiedades estimulantes sobre el sistema nervioso central. Tiene efectos analgésicos y antisépticos, aunque moderados. Destaca sobre todo por sus virtudes digestivas, ligeramente coleréticas (estimula la producción biliar) y aromatizantes. Y se le han atribuido poderes afrodisíacos, que pueden ser exagerados.
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Entre sus principales indicaciones, cabe señalar las siguientes:
Alivia las digestiones pesadas o lentas, la sensación de pesadez y dolor estomacal y el ardor de estómago.
Te permite eliminar el mal sabor de boca y el mal aliento o halitosis.
Tonifica las funciones del hígado y la vesícula tras un episodio de intoxicación alimentaria o de alergia.
Se revela como un aromatizante de primer orden que, sin embargo, ha sido sustituido generalmente por sucedáneos de síntesis.
Es un buen complemento para mitigar el dolor muscular, el que está asociado a malas posturas, y la migraña.
Como planta estimulante, se indica para elevar el estado de ánimo, para mediar en estados depresivos muy incipientes, y para favorecer la capacidad de concentración.
Es un estimulante suave que puede ayudarte a mostrarte más comunicativo o elocuente en tus relaciones sociales.
Se le ha atribuido la facultad de despertar la líbido.
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Precauciones con la vainilla
La vainilla es una especia que se puede considerar segura, tanto desde el punto de vista terapéutico, como alimentario, pero se debe hacer una salvedad con el aceite esencial puro. Es básicamente en el consumo por vía oral de esta sustancia donde cabe observar determinadas medidas de precaución, como las que te detallamos a continuación:
Este aceite esencial puro no debe ser consumido –vía oral– por mujeres embarazadas y madres lactantes, ni tampoco ser administrado a niños menores de 12 años.
Muchos aceites esenciales puros, como el de vainilla, son potencialmente neurotóxicos.