Las infusiones de hibisco se toman en Asia menor y Sudamérica como un excelente remedio contra el calor y la sed, pero esta planta ofrece otras aplicaciones terapéuticas, como aliviar trastornos de origen digestivo y muscular.
El hibisco no debiera faltar de tu despensa. Sus numerosas virtudes medicinales lo convierten en un aliado de tu salud, exento de efectos secundarios. Cuida de tu digestión, de tu salud cardiovascular, y también de tu estado emocional, como en seguida veremos.
Al hibisco se le atribuyen propiedades vitamínicas, remineralizantes, digestivas, aperitivas, tónicas, ligeramente laxantes, diuréticas, antiinflamatorias, antiespasmódicas, vasoprotectoras, vasodilatadoras, demulcentes y balsámicas, y se comporta también como tónico venoso y moderadamente relajante. Se usa como corrector de sabor para muchas infusiones amargas o insulsas, a las que además aporta su intensa tonalidad rojiza.
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A tenor de todas estas acciones terapéuticas, el hibisco está recomendado como tratamiento natural para las siguientes afecciones corrientes:
La falta de apetito, la debilidad y los estados anémicos transitorios. En tal caso, puede ser recomendable asociarlo a plantas que complementan su acción como la ortiga, el espino amarillo, o la milenrama. Supone un excelente aporte vitamínico.
Las digestiones pesadas, dispepsias, sensaciones de empacho, dolor abdominal. Favorece una buena digestión y ayuda a metabolizar los alimentos ingeridos.
Favorece la estimulación de las funciones hepáticas, actúa como un descongestionante hepático, ideal tras un empache o un episodio de alergia alimentaria, o una mala digestión en general.
Es útil para tratar el estreñimiento puntual, sobre todo si lo combinas con plantas más activas en este caso, como el lino, el malvavisco, o la zaragatona.
Es un apoyo para mantener a raya los niveles de colesterol y triglicéridos, sobre todo cuando se toma en sustitución de bebidas azucaradas.
Te ayuda igualmente a reducir la hipertensión, actuando como un diurético seguro.
Puede ser un buen aliado para ayudarte a perder peso, por cuanto dificulta la retención de líquidos y favorece la eliminación de toxinas y excedentes grasos por la orina.
Presenta una acción antioxidante notable. Te ayudará a prevenir las infecciones respiratorias, digestivas y urinarias.
Está indicado, por su poder balsámico y demulcente, para tratar diferentes afecciones respiratorias, como catarros, episodios gripales y faringitis. Combate la congestión y repara las mucosas irritadas.
Es un excelente antiséptico y antimicrobiano, y te ayudará a fortalecer tus defensas autoinmunes.
La infusión de hibisco, combinada con amapola, y valeriana o pasiflora, puede ser un tranquilizante suave, que a muchos les servirá para ayudarles a conciliar el sueño, o para hacerlo más profundo y reparador.
Y, finalmente, la infusión fría, o incluso muy fría, de hibisco, supone un reputado remedio para combatir la sed, y la sensación de ahogo y sofoco por el calor, en los meses estivales.
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Precauciones con el hibisco
No se le atribuye ningún riesgo para las personas, sean éstas de cualquier edad, si se consume en dosis razonables.