Aloe Vera, planta 'para todo'
No hay planta más adecuada para el cuidado de nuestra piel que el aloe vera. A sus virtudes como reparador dermatológico suma su eficacia frente al estreñimiento y la gastritis. Conoce las cualidades de esta estrella del herbolario.

Qué es el aloe vera

Aloe barbadensis

El Aloe barbadensis es una planta con multitud de propiedades beneficiosas para tu salud.

Por: Inma D. Alonso

Periodista experta en salud y bienestar

Por: Jordi Cebrián

Periodista especializado en plantas medicinales

Actualizado: 1 de febrero de 2023

También conocida como sábila, el aloe vera es una planta perenne con más de doscientas variedades. La más común de todas ellas es el Aloe barbadensis que, a su vez, tiene tres tipos: miller, humilis y mitriformis.

Sus gruesas y alargadas hojas pueden alcanzar los 50 cm de largo y los 7 cm de grosor, confiriéndole un peculiar aspecto que la ha hecho frecuente en jardines y macetas como planta decorativa. No obstante, si por algo se ha hecho popular el aloe vera es por sus numerosas aplicaciones medicinales (cicatrizante, antiinflamatorio, laxante…) y sus posibilidades de uso en tratamientos y productos de belleza (antienvejecimientio, regenerador celular…).

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En efecto mucha gente se ha aficionado a cultivar aloe en su casa, sea en el balcón, patio o jardín, si se dispone de él. Los aloes abundan también en muchos jardines y parques públicos, y destacan por su gran resistencia a la sequía y por la belleza de sus hojas e inflorescencias. Son además muy visitados por un buen número de insectos polinizadores.

Cómo es el aloe vera, procedencia y dónde encontrar aloe

Aloe vera

El aloe es el nombre genérico de plantas crasas procedentes del sur de África. Se conocen por encima de las doscientas especies, incluido algunos híbridos, muchas de ellas usadas en jardinería en todo el mundo. El aloe vera Aloe barbadensis Miller es la especie más empleada en fitoterapia, pero no es la única. También se les atribuyen efectos medicinales al aloe manchado Aloe maculata, muy común en jardines y parques, al aloe arborescente Aloe arborescens, de gran tamaño, y al aloe del Cabo Aloe ferox, incluso más robusto que el anterior. Los distintos aloes proceden de la zona del Cabo hasta la de KwaZulu Natal por el este, en Sudáfrica y se extienden al norte por Lesotho y Zimbabue, pero se cultivan en muchos países de clima templado y subtropical como las Antillas, México, Madagascar y las islas atlánticas.

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En las islas Canarias, sobre todo en Lanzarote, su cultivo como planta medicinal y decorativa tiene una gran tradición y sus productos cosméticos con aloe se exportan al mundo entero. Hoy en día podemos encontrarla en zonas en las que habitualmente hay un clima cálido y seco, puesto que esta planta no necesita demasiada agua y tampoco resiste temperaturas inferiores a 10ºC.

Precisamente, su alta resistencia es lo que permite que pueda cultivarse en cualquier hogar sin necesidad de realizar cuidados especiales, salvo ubicarla en un lugar bastante soleado y protegerla del frío en invierno.

Composición del aloe vera

Con fines medicinales, del aloe se aprovechan dos partes de la planta que cabe diferenciar, aunque se asemejen a primera vista:
por un lado, el acíbar, que es un jugo que se obtiene al practicar una incisión en la corteza de las hojas y que luego se somete a un proceso de condensación y secado. Por otro lado, la parénquima no es más que la pulpa mucilaginosa de las hojas una vez que hemos retirado la parte externa de las hojas. Se trata de un líquido viscoso, de un color amarillento, que en un 90% es agua. El primero, el acíbar, se usa mayoritariamente por vía oral, y el segundo, por vía tópica.

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El aloe vera está presente en numerosos productos destinados tanto para la salud como para la belleza. Esto se debe a su composición, rica en resinas protectoras, vitaminas, aminoácidos, proteínas, polisacáridos, enzimas, minerales y otros oligoelementos como el germanio, altamente beneficioso para la salud.

Dentro de su compleja composición encontramos:

  • Vitaminas como, por ejemplo, la provitamina A (betacaroteno), la vitamina C (ácido ascórbico), la vitamina B2 (riboflavina) o el ácido fólico.
  • Minerales (calcio, magnesio, manganeso, hierro, cobre o potasio).
  • Aminoácidos esenciales y no esenciales (ácido glutamínico, leucina, ácido aspártico, tirosina o histidina, entre otros).
  • Azúcares: monosacáridos y polisacáridos como la celulosa, la glucosa, el glucamanano o la fructosa.
  • Ácidos grasos insaturados, ß-sisosterol y lupeol, con efectos antiinflamatorios.
  • Antraquinonas, principalmente aloína (ácido crisofánico) y emodina, con efectos laxantes y analgésicos. Este componente es precisamente el que permite que actúen los demás agentes puesto que facilita su penetración.
  • Aloerresinas.
  • Otras sustancias como oxidasa, lignina o saponinas.
  • Abundantes mucílagos en la parénquima, con efectos dermoprotectores e hidratantes.

Creado: 8 de abril de 2011

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