Abedul, aliado natural del riñón
Las hojas del abedul –y también su savia– constituyen uno de los principales recursos de herbolario para tratar las dolencias vinculadas al riñón y al corazón. Descubre el valor preventivo de este gran árbol medicinal.

Qué y cómo es el abedul: orígenes y principios activos

Por: Jordi Cebrián

Periodista especializado en plantas medicinales

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Del abedul se cosechan, con fines medicinales, las hojas (Betulae Folium), las yemas o brotes jóvenes, la savia y con menor frecuencia, también la corteza, el leño e incluso las cenizas. Comparte con el roble, la encina, el sauce blanco, el pino silvestre y el olivo la categoría de gran árbol medicinal de la farmacopea europea.

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El abedul ha tenido una presencia preeminente en las viejas tradiciones europeas, no en vano es un árbol casi omnipresente en las grandes cordilleras del continente. Su imagen está asociada a la de los legendarios druidas centroeuropeos y celtas, que se valían de sus ramas jóvenes a modo de varitas mágicas para proclamar sus profecías y para ahuyentar a los malos espíritus. El abedul representaba para estos druidas la constatación de la inmortalidad del alma, pero también era considerado el árbol de la sabiduría. Cosechaban la savia para elaborar pócimas curativas con las que se celebraba el final del invierno y la venida del buen tiempo. No menos importante era la corteza, que también recogían para utilizarla como pergamino sobre el cual trazar sus manuscritos. Las ramas jóvenes se hacían servir asimismo como correas y látigos con los que fustigar a los menos dóciles.

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En las Highland escocesas se usaba la savia para tratar dolencias del hígado y en Escandinavia era costumbre que la gente se golpeara las extremidades con los ramilletes jóvenes para activar la circulación sanguínea. En Rusia los inacabables bosques de abedules constituyen una de las imágenes más características de su paisaje montano. De esta madera están hechas las conocidas muñecas rusas o matrioshkas, pero también se fabricaban y se siguen fabricando raquetas para la nieve.

Pero abedules también los hay en Norteamérica, de especies muy afines a la europea. Y este árbol aparece con frecuencia en los relatos sobre los primeros exploradores blancos en las montañas del norte, como supo reflejar de manera incomparable el novelista y aventurero Jack London. En su angustioso relato ‘To build a fire’ (Montar una hoguera) narra cómo un explorador solitario, perdido en la inmensidad de las montañas del Yukón, al noroeste de Canadá, se las apaña para salvarse de una muerte segura por congelación empleando la madera de abedul como remedio expeditivo para entrar en calor.

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Cómo es el abedul y dónde se encuentra

Hojas de abedul
Los abedules son árboles de montaña que forman bosques claros y abiertos, que prosperan también en terrenos afectados por aludes o corrimientos de terreno. En Europa contamos con dos especies de abedul muy similares, el abedul pubescente Betula alba o Betula pubescens, y el abedul común Betula pendula. Ambos se encuentran por la mayor parte de Europa. En la península Ibérica se extienden por el Cantábrico (B. alba) y por los Pirineos y las montañas del sistema Central y Bético (B. pendula). En Norteamérica se conocen ocho especies distintas de abedules. Y en América Latina tan solo se encuentra como ornamental en parques y jardines.

El abedul es un árbol caducifolio de entre 10 y 30 metros de alto, muy esbelto, de copa alargada y ramas jóvenes generalmente colgantes. La corteza, de color blanco, atravesada por líneas o fisuras negras, es un aspecto que nos sirve para identificarlo de lejos. Las hojas tienen forma triangular, puntiagudas, con los márgenes aserrados. Y las flores se agrupan en amentos (inflorescencias) colgantes. Otra característica del abedul es el movimiento vibratorio que muestra su follaje al menor soplo de aire, y la bella coloración dorada que adquiere en el otoño.

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Principios activos del abedul

Los principios activos que confieren al abedul importancia terapéutica se concentran especialmente en las hojas, pero también se hallan porcentajes significativos en las yemas y la corteza. Toma nota de los siguientes principios y sus propiedades medicinales asociadas:

  • Flavonoides (2-3%), con quercetol, hiperósido, avicularina y otros, que le dotan de una potente acción diurética, depurativa y desintoxicante.
  • Taninos, presentes también en la corteza, que le confieren acción astringente y antihemorrágica.
  • Aceite esencial (hasta un 1%), que al hidrolizarse produce sacilicato de metilo, un éster del ácido salicílico, que le confiere acción antiséptica, febrífuga y analgésica.
  • Sales minerales en cierta abundancia (potasio especialmente), que le dota de acción diurética y antiinflamatoria.
  • Triterpenos: Ácido betulínico, betulinol, ácido nicotínico.
  • Ácidos fenólicos.
  • Vitamina C, carotenos.
  • Hidratos de carbono, ácidos grasos insaturados y sales minerales en la savia.

Creado: 24 de febrero de 2017

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