Balneoterapia, agua que cura

La balneoterapia se basa en la hidrología médica, y emplea aguas con propiedades mineromedicinales para prevenir y tratar numerosas afecciones. Te contamos los beneficios que supone para tu salud una visita al balneario.
Balneoterapia, agua que cura

Profunda relajación y aguas mineromedicinales es lo que aporta la balneoterapia a tu cuerpo.

Por: Eva Salabert

Periodista experta en salud

Actualizado: 11 de junio de 2024

Qué es la balneoterapia

La hidrología médica es una especialidad de la medicina que tiene por objeto el estudio de las aguas con propiedades mineromedicinales, y sus efectos terapéuticos sobre el organismo humano. La hidrología médica se conoce también como crenoterapia (creno significa fuente o manantial) y balneoterapia.

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Hay que distinguir la hidrología médica de la hidroterapia, que consiste en aplicar agua potable ordinaria sobre la piel o las mucosas de una persona, para aprovechar sus características mecánicas y térmicas con fines terapéuticos, independientemente de que esta acción provoque, además, otros efectos a consecuencia de la absorción, adsorción o depósito del agua empleada. La diferencia principal estriba en que en la hidroterapia jamás se producirá una absorción de componentes mineromedicinales (que en este caso no existen), aunque los efectos mecánicos y térmicos del agua sí ejerzan una acción beneficiosa sobre la salud y el bienestar del individuo.

Los efectos beneficiosos de la balneoterapia para nuestra salud, que son numerosos y detallaremos en el siguiente apartado, podemos obtenerlos bien mediante inmersiones, ya sean en aguas frías o calientes, o bien gracias a masajes en las que se utilice el agua con efectos estimulantes o relajantes.

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Aunque eso sí, no todo el que quiera aprovechar las cualidades de los balnearios deben padecer alguna patología, cualquier persona sana puede disfrutar de las ventajas y numerosas opciones que suelen incluir estos centros de relax y bienestar.

Los balnearios: qué aportan y qué vas a encontrar

Los balnearios son establecimientos erigidos en el lugar en el que emergen las aguas mineromedicinales, con el fin de aprovechar mejor sus propiedades beneficiosas para la salud, ya que si se almacena este agua durante un tiempo prolongado se pueden alterar sus características. En los balnearios, además, hay profesionales sanitarios que se encargan de aplicar a los pacientes distintas técnicas terapéuticas, utilizando las aguas mineromedicinales y las instalaciones especialmente diseñadas para obtener los beneficios de las mismas.

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Las condiciones ambientales y los procedimientos terapéuticos empleados en estos centros, junto a las características de la composición de las aguas, que varían mucho de un balneario a otro, contribuyen a la prevención, tratamiento y recuperación de diversas afecciones crónicas del aparato locomotor, digestivo, circulatorio, respiratorio y urinario, y constituyen un tratamiento coadyuvante en procesos reumatológicos y dermatológicos, cuadros de estrés, ansiedad, síndrome de fatiga crónica, etcétera.

Balneario natural
Balneario enmarcado en un entorno natural para favorecer la relajación del paciente.

La cura balnearia: qué es y efectividad

La cura balnearia es un tratamiento alternativo, poco agresivo y bien tolerado por los pacientes, que aprovecha el agua y los barros como agentes terapéuticos, en un marco en el que la relación del médico con el paciente es más estrecha, y el trato individualizado da la posibilidad de dar al paciente una educación sanitaria que le ayude a mantener mejor su salud cuando retome su actividad cotidiana. Es importante destacar que para que la cura balnearia resulte eficaz es necesaria la supervisión del tratamiento por parte del médico, que será quien indique la dosificación, técnica y duración del mismo.

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Hay otros factores que intervienen en la efectividad de la balneoterapia, además de las aguas y las técnicas empleadas en su aplicación; durante la estancia en el balneario, el paciente realiza una serie de actividades, deportivas y de ocio, y lleva una dieta equilibrada. Por lo general, los balnearios están situados en zonas cuyo entorno es agradable y permite al paciente el contacto con la naturaleza, lo que favorece su relajación y bienestar.

En la actualidad, los balnearios son también lugares elegidos por personas sanas, que deciden dedicar una parte de sus vacaciones a descansar, o a disfrutar de un programa antiestrés, de relajación o de belleza, o a seguir un tratamiento de adelgazamiento, de ayuda para dejar de fumar, etcétera.

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Aguas mineromedicinales: tipos, efectos y beneficios

Las aguas mineromedicinales deben cumplir una serie de requisitos para adquirir esta denominación, y ser declaradas de utilidad pública por los organismos competentes en la materia. Para ello, deben estar dotadas de propiedades concretas (especialmente su mineralización y temperatura), que les confieran la capacidad de ejercer una acción terapéutica, y sus características han de mantenerse constantes.

Aguas mineromedicinales
Las distintas variantes de aguas mineromedicinales se suelen diferenciar por su temperatura y mineralización.

Se pueden clasificar de diversas formas; algunas clasificaciones atienden a sus características físicas, y especialmente a su temperatura, y en ese caso se comparan con la temperatura del cuerpo humano. La clasificación más aceptada en relación con la temperatura considera mesotermales a aquellas cuya temperatura oscila entre 35 y 45 ºC, hipotermales (entre 20 y 35 ºC) e hipertermales (por encima de 45 ºC). Sin embargo, la clasificación más habitual es la que se basa en la mineralización predominante y especial que pueden contener, y los principales grupos en que se dividen las aguas mineromedicinales de acuerdo a su composición son:

  • Aguas sulfatadas: el anión sulfato es predominante. Favorecen el peristaltismo intestinal y protegen el hígado, por lo que se utilizan habitualmente para aliviar problemas digestivos y trastornos biliares.
  • Aguas cloruradas: el anión cloruro es predominante, aunque contiene una proporción similar de sodio. Sirven para tratar procesos respiratorios y cutáneos, y se consideran antiinflamatorias y desinfectantes. Si se administran por vía oral facilitan la secreción y motilidad gástrica e intestinal.
  • Aguas sulfuradas: contienen sulfuro y sulfuro de hidrógeno, y materias orgánicas. Son desintoxicantes, antialérgicas y antirreumáticas. Se emplean principalmente en procesos respiratorios crónicos, reumáticos, dermatológicos y otorrinolaringológicos.
  • Aguas bicarbonatadas: el anión bicarbonato es predominante, se suelen administrar por vía oral, y actúan como antiácidos y alcalinizantes. Son beneficiosas en caso de gastritis, acidez de estómago, hernia de hiato, trastornos de la vesícula biliar...
  • Aguas cálcicas: tienen propiedades sedantes, antiinflamatorias y antialérgicas.
  • Aguas carbónicas o carbogaseosas: contienen gas carbónico, bien de forma natural (el agua brota así del manantial), o bien porque ha sido añadido. Su consumo estimula la secreción de jugos gástricos y facilita la digestión, aunque está contraindicado para aquellas personas que padezcan gases.
  • Aguas radiactivas: su acción terapéutica se debe al radón y, a pesar de su nombre, no suponen riesgos para el paciente porque la dosificación habitual presenta concentraciones entre mil y cinco mil veces inferiores a las que implican efectos nocivos causados por la radiación. Son sedantes y analgésicas, y actúan sobre el sistema inmunológico, neurovegetativo y endocrino, por lo que se utilizan en el tratamiento de enfermedades respiratorias crónicas, trastornos psicológicos, problemas reumatológicos...
  • Aguas oligominerales u oligometálicas: su mineralización global no supera 1 gr/l. Estimulan la función renal, son diuréticas y modifican el pH de la orina, volviéndolo más alcalino y reduciendo el riesgo de formación de cálculos (litiasis biliar).
  • Aguas ferruginosas: tienen propiedades reconstituyentes, y están indicadas en casos de anemia ferropénica y fragilidad de uñas y cabello.

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Las aguas mineromedicinales tienen distintos efectos sobre el organismo, dependiendo de sus componentes mayoritarios, y también pueden provocar en ocasiones efectos secundarios indeseados, como consecuencia de la propia composición del agua, la forma de administración del tratamiento, un error en la prescripción, o incluso una reacción inesperada del organismo del paciente. Por eso es tan importante que los tratamientos sean indicados y supervisados por profesionales sanitarios, atendiendo a las características individuales del paciente.

Terapias disponibles en balnearios

Las aguas mineromedicinales se pueden administrar por vía tópica, oral e inhalatoria, y se emplean diversas técnicas dependiendo del tipo de agua, la afección que se quiera tratar y las características propias del paciente, por lo que el tratamiento es siempre individualizado, y se inicia tras una evaluación realizada por un médico, que es el que indica el tipo y la duración del tratamiento, que también incluye recomendaciones dietéticas y ejercicio.

La administración por vía oral consiste en la ingestión de agua mineromedicinal en la cantidad y durante el tiempo determinado por el médico. Con esta terapia se actúa sobre el aparato digestivo, el riñón y las vías urinarias, gracias a la absorción del los minerales presente en el agua. Los resultados varían según el volumen de agua ingerida, así como la temperatura y la presión osmótica de la misma.

La aplicación tópica de las aguas mineromedicinales es la más habitual, y ejerce un conjunto de acciones físicas, mecánicas, dinámicas y térmicas, que resultan muy efectivas en los tratamientos de rehabilitación, porque favorecen la movilidad del aparato locomotor, aumentan la vascularización, mejorando la circulación sanguínea, y estimulan lo sentidos, mientras que las altas temperaturas facilitan la relajación muscular y la analgesia.

Una de las técnicas más empleadas en balneoterapia es introducir al paciente en una bañera llena de agua a una temperatura de entre 37,5 y 39 ºC, durante 15 a 20 minutos. Tras el baño, el paciente descansa durante otros 30 o 40 minutos, cubierto con sábanas o mantas que faciliten la sudoración.

Agua mineral
La administración oral de aguas mineromedicinales, con grandes propiedades terapéuticas, dependerá del profesional médico.

Otra técnica consiste en aplicar chorros a media presión, con temperaturas entre 39 y 42 ºC. En este tratamiento, a los efectos del agua se unen los beneficios del masaje que se produce como consecuencia de la presión de salida del chorro.

Existen, además, una gran variedad de duchas con agua a distinta temperatura y que emplean distintas técnicas. Otras aplicaciones externas incluyen envolturas, masajes subacuáticos o bajo la ducha (ducha Vichy), irrigaciones, baños de hidromasaje...

La aplicación de peloides es otro tratamiento frecuente en los balnearios. Los peloides son fangos o lodos, que son tratados antes de su uso terapéutico, y están compuestos por una mezcla de agua mineromedicinal y materias orgánicas o inorgánicas que se han formado durante procesos geológicos o biológicos. Los peloides se obtienen generalmente de los cauces de los ríos, y su componente sólido suele estar formado por caliza, silicio, sulfatos, carbonatos, calcio, aluminio y fosfatos. Una ventaja de los peloides es que tardan mucho en enfriarse, por lo que pueden aplicarse a altas temperaturas durante un tiempo prolongado, sumando el efecto térmico a las cualidades terapéuticas del agua.

Los peloides se aplican en forma de baños, o de forma localizada sobre zonas determinadas de la epidermis, a una temperatura de unos 40-45 Cº, durante 20-30 minutos. El número de sesiones dependerá de la afección a tratar y la respuesta del paciente al tratamiento. La peloterapia está indicada especialmente en patologías reumáticas, artrosis, mialgias, neuralgias, traumatismos osteoarticulares, y determinadas enfermedades de la piel

La vía respiratoria, mediante inhalaciones, hace llegar el agua mineromedicinal a las distintas zonas del aparato respiratorio y, para ello, se emplean inhaladores y propulsores de chorros para realizar lavados nasales, nebulizaciones (inhalación de vapor de agua termal), baños de vapor, etcétera.

Creado: 13 de junio de 2011

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