Los remedios homeopáticos
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
La homeopatía considera cada caso de forma individual porque entiende que “no hay enfermedades, sino enfermos”, y tiene en cuenta las características propias de cada persona y su forma de vida. Cada individuo corresponde a un homeotipo, que incluye ciertos rasgos físicos y psicológicos, y también propensiones o tendencias patológicas. Hay tres homeotipos básicos que sirven para delimitar las características individuales: el carbónico, el fosfórico y el fluórico.
Atendiendo a esta individualización, cada remedio homeopático debe ser elaborado para tratar exclusivamente la dolencia concreta de un único paciente, y se preparan a partir de sustancias minerales, vegetales o animales, cuyas propiedades medicinales han sido ya experimentadas en voluntarios sanos.
Para prescribir el remedio y la frecuencia de administración, el médico homeópata analizará los síntomas principales que presenta el enfermo y su forma peculiar de manifestarse (horario, intensidad, atenuantes, localización...), y si estos síntomas se acompañan de ansiedad, depresión, angustia... Además de valorar los signos externos de la dolencia, tendrá en cuenta la constitución física del paciente y el entorno en el que vive.
Para elaborar los remedios homeopáticos se les somete a un proceso de dilución y agitación, que se conoce como potenciación. Los homeópatas defienden que, cuanto más diluida esté la sustancia medicinal, más potente resulta. La medicina tradicional defiende la tesis contraria y, por tanto, los críticos de la homeopatía alegan que una sustancia muy diluida carece de principios activos para actuar sobre la enfermedad.
Como hemos comentado, la materia para preparar un remedio homeopático puede tener un origen vegetal, mineral o animal. Una vez seleccionada la fuente, se extrae lo que se denomina tintura madre (TM), que está compuesta por principios activos de la sustancia original, a los que se somete al proceso de potenciación (dilución y agitación entre cada una de las diluciones). El proceso tiene el efecto de disminuir gradualmente la cantidad de medicina y, cuanto más diluida se encuentre la sustancia medicinal, más alta es su potencia. Un remedio homeopático en potencia baja, por el contrario, se encuentra poco diluido y potenciado, y se encuentra más cercano a la sustancia de la que proviene.
Creado: 28 de enero de 2011