El trasplante capilar es una técnica quirúrgica que permite repoblar con cabellos sanos una zona del cuero cabelludo que sufra calvicie. Te contamos cómo es el proceso, qué cuidados requiere y cuándo se notan los resultados.
Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Ya sea por un problema médico, estético o de autoestima, se realiza un trasplante capilar cuando se quiere aumentar la densidad de cabello en una zona afectada por alopecia o calvicie. Es una intervención adecuada tanto para hombres como para mujeres, aunque son los primeros quienes más recurren a ella. Hay muchos tipos de alopecia, se conocen hasta 100 motivos por los que el cabello se pierde, por lo que una evaluación inicial por un dermatólogo es clave para indicar correctamente un trasplante capilar. No en todos los tipos de alopecia se recomienda el injerto capilar, en algunos casos sería poco útil o incluso contraproducente.
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El trasplante se suele indicar en los siguientes tipos de alopecia:
Alopecia androgénica: se conoce así a la calvicie común. Es el principal motivo de trasplante capilar hoy en día. Lo ideal es realizarlo cuando la calvicie se ha frenado, ya sea con tratamiento médico previo o porque se ha alcanzado una edad en la que las hormonas sexuales no la inducen (habitualmente mayores de 40 años, aunque con tratamiento se puede realizar el injerto capilar a partir de los 20-25 años).
Alopecia cicatricial secundaria: se debe a cicatrices en el cuero cabelludo que producen pérdida del cabello. Los motivos pueden ser varios y se dividen en dos grupos:
Motivos médicos: cirugías en el cuero cabelludo (especialmente neurocirugías, pero también cirugías de tumores de la piel en esa localización) pueden provocar alopecia. También la radioterapia puede destruir los folículos pilosos radicalmente evitando que vuelvan a crecer.
Accidentes: las quemaduras o los traumatismos pueden destruir los folículos pilosos dejando cicatrices muy poco estéticas.
Alopecia cicatricial primaria: existen una serie de enfermedades que producen alopecia del cuero cabelludo cicatricial, es decir, sin posibilidad a que se regenere el pelo con tratamiento médico (medicación, infiltraciones…). Para realizar un trasplante en este tipo de alopecia se debe asegurar un frenado de la caída con tratamiento médico durante al menos uno o dos años, para evitar que el pelo implantado se destruya también. Algunos tipos de alopecia donde podría ser útil la realización de un injerto capilar son el liquen plano pilar, la foliculitis decalvante y la alopecia frontal fibrosante, pero todavía está en estudio su resultado a largo plazo.
Alopecia triangular congénita: se trata de una pérdida del cabello en las regiones laterales de la cabeza desde el nacimiento. Se puede realizar un trasplante capilar cuando el paciente alcanza la madurez necesaria, en general alrededor de la adolescencia.
Alopecia en otras localizaciones: las cejas pueden ser otra región corporal que pueden sufrir alopecia. Puede suceder como motivo de la propia edad o por alopecias concretas, como la alopecia frontal fibrosante. El trasplante es una opción para corregir esta pérdida de pelo, aunque al realizarse con cabello del cuero cabelludo el crecimiento del pelo implantado será acelerado y se debe recortar con frecuencia. El tatuaje permanente de las cejas también consigue muy bueno resultados y es otra buena opción a tener en cuenta en estos casos.
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Cuándo no se recomienda hacer un trasplante capilar
En cuanto a las situaciones donde es mejor no realizarse un injerto capilar serían las alopecias secundarias a alteraciones metabólicas o nutricionales, ya que al corregir la causa inicial puede recuperarse el cabello. Tampoco se recomienda realizar en alopecias con difícil control con fármacos, como podría ocurrir en algunos casos de alopecia areata. En general, cualquier alopecia con una mala evolución a pesar del correcto tratamiento con medicamentos puede tener el trasplante contraindicado y por ello la evaluación inicial del dermatólogo es clave para indicar correctamente esta intervención.
Se recomienda no realizarse el trasplante capilar mientras se esté embarazada. En principio no habría riesgo para el bebé, pero la situación hormonal especial del embarazo puede que altere el crecimiento del cabello y no se podrá valorar bien la alopecia. La lactancia tampoco es una contraindicación absoluta, pero es preferible buscar otra etapa más cómoda para realizar la intervención.