En qué consiste la depilación láser
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Un láser (acrónimo, en inglés, de luz amplificada por emisión estimulada de radiación) es un dispositivo que libera un haz de luz brillante, monocromática y controlable, con el que se puede depositar una gran cantidad de energía aplicándolo sobre uno de los pigmentos presentes en la piel. Esta luz es absorbida por la melanina del pelo, provocando el calentamiento de las células presentes en el tallo piloso, que se destruyen y, de esta forma, se consigue eliminar el vello.
La melanina es la sustancia natural responsable de la coloración del folículo piloso, pero la piel también contiene melanina, por lo que los aparatos láser que se utilizan para depilar están ajustados de modo que emitan la luz con la longitud de onda apropiada para que sea absorbida por la melanina del folículo piloso sin dañar la piel circundante. Cuando la melanina absorbe la energía lumínica, la transforma en energía térmica, y el calor resultante es lo que retrasa el crecimiento folicular. La longitud de onda del láser se mide en nanómetros (Nm), y la que se emplea habitualmente para depilar se sitúa en un rango de entre 700 y 1.400 Nm porque favorece una mayor absorción por parte de la melanina.
Cómo es una sesión de depilación láser
Las clínicas de depilación recomiendan ir a las sesiones rasurados del día anterior, pues así se actuará sobre el pelo en crecimiento. Es cierto que en algunas ocasiones, como es el caso de una primera visita o zonas faciales, pueden requerirte que acudas sin depilar, con el fin de que puedan ver el tipo de pelo que tienes y en base a eso ofrecerte un tratamiento mucho más personalizado. En la primera visita te tomarán los datos y te harán un pequeño cuestionario sobre posibles enfermedades y medicación a tener en cuenta y que puedan interferir con el resultado.
Durante la sesión de depilación se te aplicará un gel conductor sobre la zona y se te pasará el láser por ella, con el que experimentarás una sensación de quemazón y pinchazo con cada disparo, que puede ser molesta en las dos o tres primeras sesiones (dependiendo de tu tolerancia al dolor y de la zona a tratar), pero que se atenúa en las sesiones posteriores, sobre todo si el equipo incorpora un sistema de refrigeración que refresca la piel con un cabezal a temperatura bajo cero. Durante el tiempo es necesario que lleves unas gafas protectoras para evitar daños oculares con el láser.
La sesión dura sólo unos minutos (aunque puede llegar a casi una hora si se trata de áreas corporales extensas, como las piernas), y al finalizar la piel queda ligeramente enrojecida, recuperando su tono normal al cabo de aproximadamente media hora, aunque en algunos casos el enrojecimiento permanece durante 24-48 horas. Al cabo de unos días se puede observar cómo crece el pelo debilitado y se acaba cayendo solo, sin necesidad de ningún otro tipo de depilación adicional.
Algunos pacientes pueden presentar hematomas, aunque son bastante aislados, y, aunque es infrecuente, también puede ocurrir que al salir el vello el folículo se infecte (foliculitis) y salgan granitos, que se pueden tratar aplicando una crema antibiótica en la zona.
En el inicio del tratamiento, las sesiones de depilación se repiten con un intervalo de unas seis semanas para el vello facial, y entre dos o tres meses para las zonas corporales. Posteriormente, y dependiendo de factores propios de cada paciente (su tipo de piel, vello y respuesta al tratamiento), las sesiones se van espaciando según el criterio del médico supervisor.
Creado: 24 de septiembre de 2011