Dr. José Miguel Sánchez Torres
16 de noviembre de 2010
El doctor José Miguel Sánchez Torres, oncólogo médico y miembro del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), nos explica las características de esta patología y los últimos avances que se han producido en su tratamiento, coincidiendo con la celebración de la Semana Europea del Cáncer de Pulmón, que pretende concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de tomar medidas para prevenir su aparición, ya que se estima que alrededor del 85% de los casos de cáncer de pulmón se deben a la exposición al humo del tabaco, por lo que se trata de una enfermedad evitable en la mayoría de las ocasiones. Además, hablamos de los efectos que tiene fumar sobre el organismo, de las razones por las que las mujeres son más propensas a desarrollar este tipo de cáncer, cuya incidencia está aumentando entre la población femenina, y de la polémica Ley Antitabaco.
Siempre se habla del tabaco como el principal factor de riesgo modificable que influye en el desarrollo del cáncer de pulmón pero, ¿qué podemos hacer, además de no fumar, para evitar esta enfermedad?
El tabaco es la causa de aproximadamente el 85%-90% de los casos de cáncer de pulmón. La principal medida para evitar esta enfermedad es dejar de fumar o, mejor aún, no comenzar a fumar.
La nueva normativa antitabaco, que entró en vigor en enero de 2011, es un tema muy polémico debido a los intereses económicos en juego, ¿cómo se puede defender esta norma frente a los que se sienten perjudicados por su imposición?
La salud debe ser el objetivo prioritario en las medidas que afectan a la mayoría de los ciudadanos. El cáncer de pulmón es la neoplasia más letal, y sabemos que reduciendo este hábito podemos reducir su incidencia y la cifra de fallecimientos por su desarrollo. Por tanto, parece obvio que hay que adoptar medidas encaminadas a ello. Las disposiciones que se adopten son beneficiosas para todos, fumadores y no fumadores. Además, hay que facilitar el acceso a programas de deshabituación. La situación ideal es que no fuera preciso ningún tipo de prohibición, que el sentido común, el respeto a los demás, y la educación en la salud condujesen a no fumar en lugares en que pueda afectar a los demás usuarios de esos espacios. Es de especial interés la protección de los menores, que están indefensos ante la exposición al humo, y en los que es prioritaria la labor educativa. Hay que informar a la población sobre los efectos de la exposición al tabaco. La educación es nuestra principal arma.
¿Por qué, a igual exposición al tabaco, las mujeres son más propensas a desarrollar cáncer de pulmón?
Al igual que en los hombres, el principal factor de riesgo para desarrollar cáncer de pulmón es el tabaco. Algunos estudios han sugerido que las mujeres podrían ser más susceptibles a los efectos del tabaco que los hombres, pero los datos son contradictorios, ya que no todos los estudios arrojan esta certeza. Este diferente comportamiento se podría tratar de explicar por diferencias en el metabolismo o en la detoxificación de la nicotina y de otros componentes presentes en el tabaco; por interacciones hormonales, como sugiere la detección de receptores hormonales en tejido de tumores; o por una diferente estimulación del crecimiento tumoral sugerido por la expresión de receptores de gastrina, más común en mujeres. Lo que es un hecho, es que en mujeres, tanto fumadoras como no fumadoras, el subtipo histológico más frecuente es el adenocarcinoma.
¿Qué signos nos pueden alertar de la posibilidad de padecer cáncer de pulmón? ¿Sería conveniente, como en el caso del cáncer de mama y la mamografía, realizarse alguna prueba para detectarlo a tiempo?
La principal dificultad estriba en que no existen signos o síntomas específicos de padecer cáncer de pulmón. La mayor parte de los pacientes, debido al hábito tabáquico, son bronquíticos crónicos. Los síntomas más frecuentes del cáncer de pulmón, tales como tos o disnea (sensación de falta de aire), también son comunes en la bronquitis crónica. Esto hace que no podamos identificar signos de alarma que nos permitan sospechar un cáncer de pulmón. En la actualidad hay estudios en marcha con el objetivo de dilucidar si la realización de un TAC de tórax a personas fumadoras podría reducir la tasa de mortalidad de esta neoplasia, pero todavía no disponemos de la respuesta. Los resultados de otros estudios son contradictorios. Se diagnostican más nódulos sospechosos, pero la tasa de diagnóstico está alrededor del 1-1.5%, y suelen ser necesarias varias biopsias, que conllevan un alto grado de ansiedad. Por otra parte, el elevado presupuesto que se necesitaría obliga a una reflexión en nuestro Sistema Sanitario.
Hoy día, fuera de un ensayo clínico, no está indicada la realización de pruebas de cribado para la detección del cáncer de pulmón en la población general.
¿Qué pueden hacer los enfermos de cáncer de pulmón para mejorar el pronóstico de su enfermedad? ¿Cómo pueden apoyarles sus familiares y amigos?
El mensaje que podemos transmitir a un paciente es que no está solo. Que cuenta con su familia, que le apoyará a lo largo del proceso, y le facilitará el cumplimiento del tratamiento. Que cuenta con todos y cada uno de los componentes del equipo médico, que ponen todo su conocimiento y experiencia a su servicio. El paciente debe cumplir las instrucciones de tratamiento y mantener la ilusión de luchar contra la enfermedad. Esto es mucho, y nos ayuda a ayudarle. Debe tratar de mantener una vida activa normal en todos sus aspectos. Y un consejo: que pregunte todo lo que no entienda y lo que desee saber. La relación entre el médico y el paciente necesita una buena comunicación, ello evitará situaciones de incertidumbre y ansiedad.
Cualquier momento es bueno para dejar un hábito perjudicial, pero ¿cuántos años tienen que pasar desde que se abandona el tabaco hasta que se aprecian los resultados beneficiosos sobre la salud?
El cese del hábito tabáquico reduce el riesgo de aparición de cáncer de pulmón con respecto a los fumadores activos. Esta reducción se hace evidente a partir de los cinco años. En los exfumadores de más de quince años el riesgo se reduce hasta en un noventa por ciento con respecto a los fumadores.
¿Por qué, aunque hace años que se sabe que el tabaco es la causa principal de cáncer de pulmón, su consumo ha aumentado entre las mujeres jóvenes y adolescentes, precisamente uno de los colectivos más vulnerables?
Probablemente por carencia de educación sanitaria e información respecto a los efectos nocivos del tabaco.
¿Cuáles son los últimos avances en el tratamiento del cáncer de pulmón?
En Oncología la investigación es una obligación e imprescindible para incrementar el conocimiento de la enfermedad tumoral. Cuanto más sepamos acerca de cómo se comporta la célula cancerosa, cuáles son los mecanismos que regulan su crecimiento y multiplicación, mejor podremos inhibirlos, bloquearlos, con el objetivo final de vencer y curar la enfermedad, o, al menos, impedir su crecimiento y aumentar la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes.
Las principales líneas de investigación en Oncología pueden resumirse en dos. Una de ellas es profundizar en el conocimiento de los mecanismos de acción de los agentes quimioterápicos y los factores genéticos individuales que influyen en su eficacia en los pacientes. Estas características diferenciales pueden modular la respuesta de las células tumorales frente al tratamiento quimioterápico, y puede ser utilizada para seleccionar los agentes de quimioterapia más activos en un determinado paciente. La otra línea de investigación es el desarrollo de agentes que tienen su acción inhibiendo pasos específicos del complejo proceso del crecimiento y multiplicación de las células tumorales: inhibición del crecimiento, inhibición de la formación de los vasos sanguíneos que el tumor necesita para crecer, etc.
En definitiva, estamos en el camino hacia la individualización de los tratamientos. En este sentido, el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), desde su fundación en 1991, se ha caracterizado por su compromiso en la investigación de los tratamientos en el cáncer de pulmón, con el objetivo de conseguir una máxima individualización del enfoque terapéutico. La identificación de subgrupos de pacientes en base a características genéticas predictivas nos permite la selección de los agentes más idóneos, más activos y menos tóxicos, para un paciente en concreto.
Una curiosidad: ¿qué factores intervienen para que una mujer joven, no fumadora, y sin antecedentes familiares conocidos, desarrolle un tumor maligno y muy agresivo en el pulmón?
Continuando con la pregunta anterior, hoy día sabemos que no nos estamos enfrentando a una sola enfermedad, sino a varias enfermedades, cada una con una alteración específica.
Estudios recientes nos han enseñado que los pacientes en los que las células del tumor tienen una mutación en el receptor del factor de crecimiento epidérmico, tienen una gran probabilidad de responder a agentes que bloquean dicho receptor, consiguiendo altas tasas de respuesta y una supervivencia prolongada, con excelente calidad de vida. Además, estos agentes se administran por vía oral. Para analizar la presencia o no de estas mutaciones es preciso disponer de una pequeña cantidad de tejido del tumor. Estas mutaciones son más frecuentes en mujeres, en no fumadores, y en el subtipo histológico de adenocarcinoma. En un estudio del GECP los pacientes tratados con estos inhibidores obtuvieron un tiempo hasta la progresión de 14 meses y una supervivencia de 27 meses, tiempo superior al habitualmente conseguido con agentes quimioterápicos. En la actualidad el GECP está investigando en las potenciales terapias de estos pacientes cuando dejan de responder a estos inhibidores. Podemos concluir que en los tratamientos de los pacientes con cáncer de pulmón se vislumbra un futuro cercano muy esperanzador que, en muchos casos, ya palpamos en el presente.