El ojo es un órgano expuesto a factores externos; se encuentra en contacto directo con el ambiente y, por lo tanto, con todas las sustancias presentes en el mismo. El lagrimeo contribuye a limpiar el ojo de polvo y otros elementos que puedan dañarlo de forma mecánica. Las lágrimas, además, contienen anticuerpos y enzimas que tienen la función de eliminar agentes biológicos, potenciales causantes de infecciones. Existen muchas causas que pueden dar lugar a una conjuntivitis:
- Los virus: están entre las causas más comunes de esta patología; por lo general, muchos de los virus relacionados con el resfriado común son también responsables de diversas conjuntivitis. La conjuntivitis vírica es muy contagiosa y se adquiere por contacto, al frotar los ojos con las manos sucias o con objetos como toallas, material médico e, incluso, a causa de partículas virales esparcidas mediante el estornudo.
- Bacterias: distintas bacterias pueden causar la infección, como S. aureus que es la más común, pero también pueden producirla S. epidermidis, Haemophilus, estreptococo, Proteus, meningococo, gonococo, neumococo, coliformes, Clamydia o Mycobacterium.
- Hongos: ciertos tipos de hongos o sus esporas pueden ser la causa de reacciones alérgicas o infectar la conjuntiva. Las personas que usan lentes de contacto deben tener especial cuidado con su limpieza, puesto que en ellas tienden a instalarse estos microorganismos.
- Alergias: si el ojo es expuesto a un alérgeno, rápidamente se desencadenará una respuesta del organismo contra este, lo que provocará la inflamación de los vasos sanguíneos de la conjuntiva, acompañado de enrojecimiento, picor y lagrimeo.
- Exposición a agentes químicos: ciertos medicamentos, y muchas otras sustancias químicas, pueden causar irritación conjuntival. Por lo general, si la exposición ha sido leve, los síntomas desaparecerán por sí solos. En caso de que los síntomas se agraven o no desaparezcan, o en el caso de que se haya sufrido una exposición a un agente tóxico o desconocido, debe llamarse con urgencia al servicio de toxicología y acudir a los servicios médicos más cercanos.
- Otros: cuerpos extraños (polvo, pestañas, insectos…), lentes de contacto, etcétera. En ocasiones pueden causar irritaciones o microtraumas.