Cinofobia: miedo irracional a los perros
Actualizado: 5 de mayo de 2023
El miedo irracional a determinados animales es un temor frecuente. Arañas y serpientes suelen ser las que más fobias generan pero, sin embargo, la fobia que más impacto tiene en la vida de millones de personas es el miedo a los perros, conocido técnicamente como cinofobia, que se estima que afecta a entre el 7% y el 9% de la población. Y es que, al final, la probabilidad de encontrarte en tu vida diaria con un perro es infinitamente superior a la de toparte con una araña o serpiente. Hay perros por todas partes y a todas horas.
También hay perros de todas las razas. Y es que hay personas que solo manifiestan la cinofobia ante determinados tipos de canes, generalmente los señalados como potencialmente peligrosos. Sin embargo, lo más habitual es que las personas que padecen cinofobia muestren el miedo irracional ante cualquier tipo de perro, independientemente de su tamaño, color o raza.
Por qué se desarrolla este pánico a los perros
Como sucede con otras fobias, la cinofobia es más habitual en la infancia, mientras que el miedo se va diluyendo poco a poco a medida que crecemos y relativizamos. No en vano, el origen de este tipo de fobia se suele encontrar en la niñez, ya que más allá de la predisposición genética que se pueda tener a padecer este tipo de miedos, hay dos aspectos que marcan de forma irremediable el inicio de la fobia.
Los padres que insistan a sus hijos a tener mucho cuidado con los perros y les hablan de forma reiterada de los peligros de los canes, pueden acabar generando este temor extremo en los niños
Por un lado estaría el haber vivido durante la infancia una experiencia en cierto modo traumática con algún perro. Ya sea que éste te haya mordido (aunque sea jugando) o te haya saltado encima y tirado al suelo, algo habitual cuando los cachorros se acercan sobreexcitados a bebés y niños pequeños. Esto puede generar un temor inicial que va empeorando con el paso del tiempo. No obstante, cabe reseñar que no todos los niños que viven un evento de este tipo tienen por qué desarrollar la fobia.
Por otro estaría el miedo generado por otros adultos de referencia, ya sea porque estos también tengan miedo al perro y el niño lo adquiera a base de observar sus reacciones; o porque los padres les insistan mucho en tener cuidado con los perros y les hablen de forma reiterada de los peligros de los canes, lo que al final acaba generando este temor extremo en los niños.
¿Existe tratamiento? Cómo superar la cinofobia
Debido a que, como decíamos, hay perros por todas partes y es imposible salir a la calle sin toparse con alguno, este problema puede llegar a ser muy limitante para quienes lo padecen, sobre todo en sus casos más extremos. Entre los síntomas más habituales de las personas que padecen cinofobia estarían el miedo irracional e incontrolable al ver un perro, las ganas de salir corriendo, la sudoración excesiva y el aumento del ritmo cardíaco, así como en sus casos más extremos la ansiedad y los ataques de pánico. Muchos de los afectados por cinofobia sufren tanto al ver aproximarse a un perro que optan directamente por la evitación de zonas y situaciones cotidianas en las que, suponen, van a encontrarse con algún can.
Como comentábamos, en muchos casos la cinofobia desaparece o al menos se atenúa de forma gradual con el paso del tiempo. Sin embargo, en otros casos la fobia se estanca e incluso se incrementa, suponiendo una importante limitación para la vida de quienes la padecen. En estos casos una alternativa para intentar controlarla la encontramos en la terapia psicológica.
En ese sentido, la terapia de exposición gradual al objeto de la fobia (en este caso los perros) ha demostrado grandes resultados en personas cinofóbicas, sobre todo en combinación con técnicas de relajación y respiración (yoga, meditación, mindfulness…) llevadas a cabo de forma previa. En esta línea, también han ayudado últimamente el desarrollo de aplicaciones y dispositivos tecnológicos que permiten exponer al paciente a los perros a través de realidad virtual.
Igualmente efectiva se ha mostrado la terapia cognitivo conductual, que busca cambiar los patrones de pensamiento de los afectados, que tienen una percepción distorsionada del peligro que supone un perro. Como último recurso, y solo cuando sea realmente necesario, se podría recurrir a tratamiento farmacológico para reducir los síntomas de ansiedad, estrés y nerviosismo. En cualquier caso, el primer paso sería contactar con un especialista, con más razón aún si por trabajo o motivos profesionales te ves obligado a convivir con el mejor amigo del hombre.
Creado: 8 de octubre de 2018