Dolor de pecho: causas cuando no es señal un infarto
Actualizado: 5 de mayo de 2023
Cuando experimentamos un fuerte dolor en el pecho lo primero que nos suele venir a la cabeza es que podría tratarse de un ataque al corazón, sin embargo, hay otras afecciones que provocan un malestar similar y por ello conviene conocer las características que diferencian al dolor asociado a un infarto de miocardio –que es una emergencia médica– de las molestias en el pecho asociadas a otras patologías menos graves.
“El dolor torácico es uno de los motivos más frecuentes de consulta al médico, especialmente en los servicios de urgencias, y lo más importante es descartar que se trate de una enfermedad grave, especialmente de una enfermedad cardiovascular. Afortunadamente, sin embargo, la mayor parte de los pacientes que consultan por dolor torácico no tienen ninguna enfermedad grave. En aproximadamente el 60% de los casos no se identifica ninguna patología concreta, o bien el dolor está relacionado con problemas osteomusculares, y en el 10% se debe a enfermedades respiratorias no graves”, afirma el Dr. Raúl Moreno, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Cómo distinguir el dolor por infarto del dolor torácico por otras causas
“Típicamente, el dolor producido por un infarto se localiza en la parte alta del abdomen o en la cara anterior del pecho, y en ocasiones también en la mandíbula o los hombros. Es importante tener en cuenta que el dolor en el brazo izquierdo es poco frecuente, por lo que el hecho de que nos duela el brazo izquierdo no nos tiene que hacer pensar que nos encontramos ante un infarto. El dolor puede ser como “un peso”, o tener otras características, pero si es “como un pinchazo” es raro que se trate de un infarto. Igualmente, si el dolor aumenta o disminuye de intensidad con la respiración profunda o con la postura, es poco frecuente que se trate de un infarto”, nos explica el especialista en Cardiología.
Es decir, que hay que sospechar que puede tratarse de un infarto:
- Cuando alguien que tenga algún factor de riesgo cardiovascular (fumadores, o pacientes con hipertensión arterial, diabetes o elevación del colesterol) tenga un dolor con una duración superior a 20-30 minutos
- Que dicho dolor esté localizado en la parte alta del abdomen, en el pecho, o incluso en la mandíbula
- Que el dolor no se trate de un pinchazo y que no cambie de intensidad con la respiración o la postura.
Ante esta situación, “hay que acudir siempre al sistema sanitario para descartar un infarto, especialmente mediante la realización de un electrocardiograma”, continúa Raúl Moreno.
Causas de dolor torácico no relacionadas con un infarto
Además del infarto, “hay otras enfermedades que pueden producir dolor en el pecho, "tanto otras enfermedades del corazón como enfermedades no cardiacas”, indica el Dr. Moreno. “Por ejemplo, el dolor de la angina de pecho es muy parecido al del infarto, pero sólo dura unos minutos. Otra enfermedad cardiaca que puede producir dolor en el pecho es la pericarditis (la inflamación de una membrana que rodea al corazón), pero en este caso el dolor aumenta de intensidad cuando el paciente respira profundamente. Y en algunas enfermedades no cardiacas que producen dolor en el pecho (patologías del pulmón o de los huesos del tórax) el dolor cambia de intensidad con la respiración o con la postura”.
A continuación, te explicamos cuáles son las enfermedades o afecciones más frecuentes que pueden manifestarse con dolor de pecho y cuándo preocuparse por este síntoma:
- Angina de pecho: se produce cuando el corazón no recibe suficiente flujo sanguíneo, generalmente a causa de una obstrucción en las arterias. Aunque es menos grave que el infarto también requiere tratamiento médico.
- Hernia de hiato: un problema de estómago que en algunos casos provoca dolor en la zona torácica, lo que puede hacer que se confunda con un infarto.
- Gases: aunque sean inofensivos pueden llegar a desencadenar un intenso dolor que también se puede confundir con un dolor de tipo cardíaco.
- Infecciones respiratorias: especialmente cuando se acompañan de tos. Por ejemplo, algunos pacientes con COVID-19 han tenido costocondritis, un dolor punzante producido por la inflamación del cartílago que une las costillas al esternón, a causa de la tos seca y persistente.
- Reflujo gastroesofágico o ERGE: provoca pirosis –una sensación de ardor o acidez– a nivel del esternón cuando el contenido del estómago asciende al esófago por un fallo en los mecanismos que deberían evitarlo.
- Úlcera de estómago: algunos síntomas de la úlcera péptica pueden ser similares a los de un infarto.
- Tensión muscular a causa del ejercicio: por haber levantado peso o tras adoptar malas posturas.
- Aneurisma: es una dilatación de una zona de un vaso sanguíneo, que se suele producir en la aorta, y que puede conducir a una rotura de este con consecuencias graves. Los síntomas de un aneurisma también pueden incluir dolor abdominal.
- Crisis de pánico: este trastorno de ansiedad también puede confundirse con un problema cardíaco –palpitaciones, sensación de falta de aire, malestar abdominal…–, aunque en este caso se trata de una opresión en el tórax, no un dolor intenso, y los síntomas de un ataque de pánico son más fáciles de diferenciar porque el afectado experimenta un profundo malestar psicológico.
En todos estos casos, el tratamiento de la enfermedad o afección que origina los síntomas del paciente ayudará a prevenir o aliviar el dolor y las demás molestias.
Dolor torácico: signos de alarma por los que debes consultar al médico
“Entre los síntomas que pueden acompañar al dolor torácico en el infarto, se encuentran dificultad para respirar, mareo, náuseas o incluso vómitos, sudoración o simplemente malestar general. No obstante, en el infarto el síntoma clave es el dolor, y por tanto que no existan otros síntomas acompañantes nunca debe hacernos descartar que nos encontramos ante un infarto”, advierte el Dr. Moreno.
Los principales síntomas que pueden acompañar al dolor de pecho y que conviene consultar con un médico para descartar que se trate de un problema de salud grave, son:
- Dolor opresivo y persistente, que no varía (ni mejora, ni empeora) al cambiar de postura, al respirar, al tocar la zona…
- Que el dolor se localice en la parte alta del abdomen o el pecho, o se irradie a los brazos, el cuello o la mandíbula.
- Tener dificultades para respirar.
- Palidecer.
- Tener mareos, náuseas o vómitos.
- Sudoración alta.
- Palpitaciones (más de 150 latidos por minuto o menos de 40 en reposo) o pinchazos en personas con antecedentes de angina o infarto.
- Que el dolor aparezca después de realizar ejercicio.
Además, como afirma el jefe de Servicio de Cardiología de La Paz, “en las mujeres, el diagnóstico del infarto puede a veces ser algo más dificultoso, en parte porque se piensa que el infarto es una enfermedad casi sólo de los hombres, y por ello ante unos síntomas de infarto a veces tarda más en sospecharse que nos encontramos ante un infarto si se trata de una mujer. Por otra parte, aunque los síntomas son básicamente similares en los hombres y en las mujeres, a veces el tipo de dolor es menos específico e intenso en las mujeres”.
Sin embargo, añade, “hay que recordar que esta enfermedad tiene más mortalidad en las mujeres que en los hombres, por lo que una mujer con algún factor de riesgo cardiovascular que tenga síntomas compatibles con infarto siempre tiene que acudir al médico para descartar esta enfermedad”.
El Dr. Moreno concluye que “una persona que tenga algún factor de riesgo (tabaco, tensión alta, elevación del colesterol o diabetes) y que tenga un dolor en la parte alta del abdomen o en el pecho que no sea tipo “pinchazo” y que no cambie con la respiración o los movimientos debe siempre consultar con un médico para descartar un infarto”.
Creado: 7 de marzo de 2023