Fenómeno de Tullio: vértigos por un defecto auditivo
Actualizado: 5 de mayo de 2023
El fenómeno de Tullio sirve para describir las manifestaciones de un síndrome raro y de baja prevalencia que provoca que las personas afectadas, al ser expuestas a un ruido intenso, puedan experimentar náuseas, movimiento involuntario de los ojos (nistagmo), mareos, e incluso vértigos agudos.
Según las investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha, la intensidad de sonido necesaria para desatar este fenómeno oscila entre los 85 y los 100 decibelios (dB), con frecuencias de 250 a 4 Khz, un sonido que, siendo intenso, no es excesivamente fuerte si tenemos en cuenta que el llanto de un bebé equivaldría a un sonido de 80 dB, o una turbina de fresado dental alcanzaría los 85 dB. Este último dato no es baladí, ya que algunas de las comunicaciones del síndrome que recoge la literatura científica han llegado desde consultas odontológicas.
El nombre del síndrome se debe al biólogo italiano Pietro Tullio, que a finales de la década de los veinte del pasado siglo hizo públicos los resultados de unos experimentos realizados con palomas. En los mismos, Tullio provocaba pequeños agujeros (fístulas) en el canal semicircular del oído interno de las aves, para luego exponerlas a ruidos intensos.
La intensidad de sonido necesaria para desatar el fenómeno de Tullio oscila entre los 85 y los 100 decibelios (dB), con frecuencias de 250 a 4 Khz
Lo que observó el investigador transalpino fue que las palomas empezaban a mostrar una sensibilidad extrema a los sonidos, que se hacía evidente a través de un rápido movimiento horizontal –totalmente incontrolable e involuntario– de la mirada (conocido como nistagmo) y de la cabeza de las aves, justo en dirección opuesta al canal auditivo afectado, lo que les provocaba graves problemas para mantener el equilibrio.
Cuáles son las causas del fenómeno de Tullio
En los humanos el fenómeno de Tullio también se asocia directamente con una alteración en los huesos del oído interno. En un principio, esta alteración se relacionó con uno de los síntomas de la sífilis congénita, que pasa por la erosión de la cápsula ótica. Sin embargo, luego también se ha comprobado que el síndrome puede ser un síntoma secundario de otras dolencias, como la enfermedad infecciosa de Lyme o una cirugía de fenestración (un procedimiento dental), así como una de las consecuencias de un barotrauma.
En todo caso, la causa más común del fenómeno de Tullio se encuentra en una condición congénita por la cual el canal semicircular superior del oído interno queda sin recubrir, o lo está por una membrana ósea muy fina. Esto se conoce científicamente con el nombre de dehiscencia del canal semicircular superior (DCSS) y provoca el síndrome del mismo nombre (SDCSS), cuyos efectos son los mismos que Tulio observó hace ya casi un siglo en sus experimentos con palomas.
La DCSS fue descrita por primera vez en un artículo científico publicado en 1998 en la revista JAMA Otolaryngology Head and Neck Surgery por los doctores Minor LB, Solomon D, Zinreich JS y Zee DS. Según otro estudio publicado en la misma revista dos años más tarde, y en el que se analizaron microscópicamente 1.000 huesos auditivos de 596 adultos, el 0,5% presentaba defectos en los huesos que recubren el canal superior, mientras que un 1,4% tenía un hueso más delgado (menor de 0,1mm) de lo esperado en especímenes normales. No obstante, no todas las personas que presentan estas anomalías acaban desarrollando el fenómeno de Tullio.
Consecuencias de la DCSS y cómo tratarla
El fenómeno de Tullio provoca síntomas vestibulares como mareos, náuseas, movimientos involuntarios de los ojos, vértigos o pérdida de equilibrio. Además, según las investigaciones antes mencionadas, la DCSS también puede generar otra sintomatología como la escucha recurrente del eco de la propia voz (autofonía), hiperacusia o hipoacusia.
En cuanto al tratamiento del fenómeno de Tullio, la primera medida recomendada a los pacientes afectados pasa por la evitación de los estímulos auditivos que desencadenan en cada caso el síndrome y los vértigos asociados. Es decir, por la prevención.
En caso de que esta evitación no fuese posible, existe la alternativa del tratamiento quirúrgico para corregir las deficiencias en la cobertura del canal semicircular superior del oído interno. Según una revisión de la bibliografía sobre el síndrome publicada en 2005, estos tratamientos quirúrgicos, pese a que mayoritariamente han resultado efectivos y eficientes, también han presentado algunas complicaciones, como el mantenimiento de los síntomas o el desarrollo de hipoacusia sensorioneural moderada.
Creado: 14 de agosto de 2018