Fuga de orina al toser, ¿es normal?
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Se suelen asociar las pérdidas de orina con mujeres mayores de 40 años. Sin embargo, las fugas de orina también afectan a mujeres menores de esa edad; y a los hombres, aunque en una proporción menor. No en vano, según datos de la American Urological Association, se estima que una de cada tres mujeres padecerá fugas de orina en algún momento de su vida.
Entre los diferentes tipos de incontinencia urinaria que existen, una de las más habituales es la conocida como incontinencia por esfuerzo o estrés, que es la que tiene lugar al realizar ejercicio físico (saltar, correr), levantar peso, toser e, incluso, al reír a carcajada limpia.
Causas de la incontinencia urinaria por esfuerzo
De forma aproximada, los adultos podemos almacenar alrededor de un cuarto de litro de orina, lo que vendría a equivaler a un vaso de agua, en la vejiga. Los músculos que rodean este órgano (esfínter y suelo pélvico) se encargan de contenerla, comprimiendo la uretra. En cambio, cuando vamos a miccionar, esos músculos se contraen, la uretra se relaja, y de esa forma se permite la liberación de la orina.
Según datos de la American Urological Association, se estima que una de cada tres mujeres padecerá fugas de orina en algún momento de su vida
Lo que sucede en el caso de las personas afectadas por incontinencia urinaria por esfuerzo es que esos músculos, principalmente los del suelo pélvico, están debilitados y, por tanto, no realizan su función de contención y compresión de la uretra. De esta forma, al no estar la musculatura suficientemente fuerte, determinados esfuerzos de presión abdominal, como los que se producen al toser, reír, estornudar, saltar o correr, provocan que la uretra no pueda contener la orina y la vaya liberando en forma de pequeños escapes.
Pero, ¿por qué se debilitan los músculos del suelo pélvico? Entre las mujeres, además de la edad, uno de los principales motivos de debilidad del suelo pélvico lo encontramos en el embarazo (ya que esta musculatura se ve sometida a una presión mucho mayor durante la gestación) y el parto vaginal, incrementándose las probabilidades de padecer incontinencia en el caso de que se realicen episiotomías o haya desgarros en la zona del periné.
Otras causas que se han relacionado con la debilitación de la musculatura del suelo pélvico las encontramos también en la obesidad, el estreñimiento reiterado, la práctica habitual de deportes de impacto, el tabaquismo (sobre todo por la tos crónica que genera), y el consumo excesivo de alcohol y cafeína.
Cómo prevenir las pérdidas de orina esporádicas
Es habitual que las pérdidas de orina derivadas de la incontinencia urinaria por esfuerzo sean motivo de preocupación, pero también que se conviertan en tema tabú para quienes las padecen e, incluso, en un factor limitante a la hora de llevar una vida normal cuando se vuelven reiterativas. Por ello, es importante consultar a un profesional médico para que determine las causas del problema, realice una valoración del estado de la musculatura del suelo pélvico, y nos recomiende qué acciones llevar a cabo para rehabilitarlo.
Según los expertos, en el caso de que la debilidad de los músculos del suelo pélvico se deba a hábitos de vida insanos, la primera medida pasaría por acabar con ellos. Es decir, dejar de fumar o de beber alcohol, o perder peso. Posteriormente, y también en el caso de mujeres que han pasado por un parto vaginal, la opción de tratamiento más habitual pasa por el ejercicio físico centrado en fortalecer la zona a través de tandas de contracción y relajación de los músculos vaginales, de los conocidos como ejercicios de Kegel o de la realización de abdominales hipopresivos. En todo caso, para realizar correctamente cualquiera de estos ejercicios se recomienda consultar con expertos.
En el caso de que estos ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico no obtengan resultado, existen medicamentos para la incontinencia que pueden ser recetados por un médico. Uno de ellos es un antidepresivo, la duloxetina, que ha mostrado eficacia a la hora de ayudar a contraer los músculos de la uretra. Eso sí, tiene efectos secundarios, como el cansancio o las náuseas.
Como última opción, siempre y cuando las anteriores hayan fracasado, estaría la cirugía, y nuevamente es un especialista el que tiene que valorar si se trata de la mejor alternativa para solucionar tu caso.
Creado: 16 de enero de 2018