Ghostbots, ¿es sano recrear virtualmente a seres queridos fallecidos?

Los ghostbots son recreaciones virtuales interactivas de personas fallecidas que pueden ayudar a afrontar el duelo por un ser querido, pero existe el riesgo de desarrollar dependencia emocional. Te explicamos sus ventajas e inconvenientes.
Rostro de una persona recreado virtualmente por una IA

Por: Eva Salabert

Periodista experta en salud

Actualizado: 23 de abril de 2024

La realidad siempre termina por superar a la ficción y el avance imparable de la inteligencia artificial es la mejor prueba de ello. Un episodio de la segunda temporada de la serie de ciencia ficción Black Mirror titulado ‘Vuelvo enseguida’ (‘Be right back’) del año 2013 resultaba inquietante porque mostraba lo que podría ocurrir en un futuro muy cercano: Ash, un joven adicto a las redes sociales que muere en un accidente de tráfico, vuelve a comunicarse con su afligida novia y no lo hace a través de la ouija o de un vidente, sino que la tecnología permite crear un muñeco biónico que constituye un clon del fallecido.

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Ghostbosts, en qué consisten los robots fantasma

En la actualidad, ya es posible interactuar con un ser querido que ha fallecido a través de los ghostbost o robots fantasma, que son una representación virtual que elabora la inteligencia artificial utilizando contenido digital de esa persona, como fotografías o vídeos, así como sus gustos, deseos y opiniones recogidos en correos electrónicos, grabaciones de voz y comentarios en redes sociales.

Pero ¿es recomendable relacionarnos con hologramas o avatares de los muertos? ¿Cómo puede afectar esto a nuestra salud mental? Una experta nos explica sus ventajas e inconvenientes.

¿Ayudan los ghostbots a afrontar y superar el duelo?

Tener una imagen de la persona querida que hable con su voz y con la que podamos mantener algún tipo de interacción puede ser un consuelo, pero los ghostbots pueden dificultar que el duelo se resuelva, ya que impiden cerrar esta etapa, explica a WebConsultas la Dra. María Consuelo Vilasánchez, psicóloga de Vigo y miembro de Doctoralia.

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“Si contemplamos las fases del duelo de Elisabeth Kubler Ross (negación, ira, negociación, depresión y aceptación), es en el momento en que se acepta la muerte de un ser querido (aceptación) cuando aprendemos a seguir viviendo en el mundo sin él y somos capaces de recuperarnos y restablecer nuestra vida. Los ghostbots impiden que ese ciclo del duelo se cumpla, ya que en realidad sería volver a la etapa de negación, dándonos la falsa ilusión de que la persona fallecida aún está con nosotros y provocando una dependencia emocional hacia esa persona que ya no está”, señala la psicóloga.

Los ghostbots pueden tener un impacto mixto en las emociones de alguien que ha sufrido la pérdida de un ser querido. De primeras, la idea de seguir viendo y oyendo a esa persona fallecida parece que nos puede consolar y aliviar parte del dolor tan intenso que sentimos, pero, aunque podría proporcionarnos un mayor consuelo temporal, su uso también impide que aceptemos la realidad de la pérdida y así se prolongaría el proceso de duelo, tardando mucho más en resolverse, afirma Vilasánchez.

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De hecho, una reciente investigación que analizó las posibles dependencias psicológicas y emocionales que los usuarios podrían desarrollar hacia los robots que imitan a los seres queridos fallecidos encontró que es poco probable que proporcionen un consuelo sustancial, ya que “al carecer de la capacidad de soportar cargas emocionales, no alcanzan a cumplir las expectativas idealistas”, y que se deberían usar únicamente como una ayuda temporal para “mitigar el riesgo de dependencia emocional y respetar el proceso natural de duelo”.

Una mano humana interactuado con una mano virtual

Beneficios y riesgos de los ghostbots para la salud mental

El uso de ghostbots puede ayudar en algunas fases del duelo, por ejemplo, a la hora de poder “expresar emociones no resueltas con la persona que ha fallecido, tanto positivas como negativas”, afirma María Consuelo Vilasánchez, que nos indica sus principales beneficios y riesgos:

  • Expresar sentimientos y emociones. Algunas veces nos arrepentimos de no haberle dicho en vida a la persona cuanto la hemos querido, o también el daño que nos ha podido causar su comportamiento en determinadas ocasiones. Por ejemplo, una hija que se ha sentido tratada injustamente por su madre y nunca se lo ha dicho y tras su muerte ese resentimiento no le abandona. Son sentimientos que nos resulta muy difícil gestionar, por lo que los ghostbots sí pueden ayudarnos en esto, ventilando todas estas emociones encapsuladas.
  • Instrumento de despedida: ayudándonos a la hora de aceptar su muerte y decirle adiós, y también en aquellos casos en que la persona muere de forma repentina y no hemos podido despedirnos adecuadamente.
  • Superar alguna fase del duelo en la que nos hemos quedado atascados, pero siempre de manera puntual y concreta.
  • Recuerdo y preservación: estos bots pueden servir como un medio para preservar los recuerdos y la personalidad de alguien que ha fallecido, permitiendo a las familias y amigos revivir momentos significativos con esa persona.

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En cuanto a los perjuicios o riesgos que puede suponer el uso de estos hologramas, la psicóloga los resume en “la no superación del duelo, ya que la aceptación de que el ser querido no está es básica para poder restablecer nuestra vida sin él y los ghostbots nos dan la falsa sensación de que sigue vivo y seguimos conectados con esa persona, impidiendo que el duelo se resuelva y continuar nuestra vida sin ella”.

Por otro lado, interactuar con una representación digital de alguien que ha fallecido puede generar confusión emocional, especialmente en niños o en personas que pueden tener dificultades para distinguir entre la simulación y la realidad.

Además, cabe señalar que si el bot no es capaz de imitar fielmente a la persona fallecida, puede resultar en una experiencia decepcionante o perturbadora, lo que podría agravar el dolor en lugar de aliviarlo.

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Por último, no olvidemos un tema peliagudo: la creación de un ghostbot plantea preguntas éticas significativas, especialmente en torno a la privacidad y el consentimiento. ¿Quién tiene derecho a decidir recrear digitalmente a una persona? ¿Cómo se manejan y protegen esos datos?

Una mujer hablando con una representación virtual de su esposo fallecido

Terapeutas robot con inteligencia artificial para combatir la soledad

En el contexto de una epidemia de soledad que se extiende entre los adolescentes y jóvenes y afecta especialmente a los adultos mayores, la inteligencia artificial podría ayudar a mejorar el bienestar emocional de todos aquellos que se sienten solos y también se están incorporando programas de inteligencia artificial, como ChatGpt, para desarrollar apps que se conocen como chatbots terapéuticos y simulan una sesión de terapia interactuando con los usuarios como un terapeuta real.

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Sin embargo, aunque un reciente estudio publicado en la revista PNAS mostró que los mensajes generados por IA hacían que los destinatarios se sintieran más “escuchados” que los mensajes generados por humanos que no estaban capacitados para esta tarea, y que la IA era mejor para detectar emociones que estos individuos, los destinatarios indicaron que se sintieron menos escuchados cuando supieron que un mensaje provenía de IA.

En opinión de María Consuelo Vilasánchez la inteligencia artificial puede ayudar a las personas a sentirse escuchadas y comprendidas y resulta especialmente útil en casos de aislamiento social. Sin embargo, “depender en exceso de esta tecnología puede acarrear consecuencias muy negativas, ya que se pierde la conexión emocional con otras personas y puede provocar que nos aislemos aún más, dependiendo de la tecnología en vez de buscar gente con quien compartir nuestras emociones”.

Respecto a la terapia con inteligencia artificial la psicóloga considera que las principales ventajas consisten en la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento y lugar sin restricciones, y que se pueden beneficiar personas reacias a acudir a la consulta por diferentes motivos, como vergüenza, o porque les resulte difícil expresar sus emociones en persona y se pueden sentir más confiadas y abrirse emocionalmente utilizando la tecnología.

Entre sus inconvenientes destaca que no pueden reemplazar la experiencia y la empatía de un terapeuta humano y que lo que sirve para una persona no sirve para otras con sus mismos síntomas o patología. “La experiencia terapéutica es muy importante a la hora de diseñar un plan de intervención, ya que cada caso es único y particular y la terapia debe tener ese toque personalizado que solo proporciona la experiencia. Además, la empatía del ser humano no puede proporcionarla ningún programa de inteligencia artificial, y el cara a cara no solo ayuda con lo que nos dice el paciente, sino cómo lo dice, con su voz, sus gestos y su postura de escucha activa”, concluye la experta.

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