Habitación de presión negativa, ¿cuándo se utiliza?
Actualizado: 5 de mayo de 2023
El sistema de ventilación cobra especial valor en un hospital, donde hay una afluencia masiva de personas, la mayoría de ellas enfermas y, en muchos casos, con patologías infecciosas. Imagínate que el sistema de ventilación no se controlase en la zona de urgencias o en las zonas de aislamiento –sobre todo en casos de brotes epidémicos–, los resultados podrían ser fatales. Una de las medidas que existen para reducir este riesgo al mínimo es la implementación de habitaciones de presión negativa o positiva.
Este tipo de estancias se utilizan para aquellos pacientes que requieren que se les tenga en un régimen de aislamiento, ya sea porque son tan sensibles ante bacterias, virus y demás microorganismos que podrían poner en riesgo su vida, o por el caso contrario, que sean ellos los portadores de enfermedades infecto-contagiosas con riesgo significativo de propagación, por lo que deben mantenerse recluidos para evitar contagiar a los demás, como por ejemplo se ha usado en los casos de ébola y, en algunos casos, de coronavirus de Wuhan (2019-nCoV).
¿Qué es una habitación de presión negativa?
La habitación de presión negativa es usada como método de contención de los contaminantes de un paciente que se encuentra dentro de la sala, que puede ser un emisor de patógenos nocivos que se transmiten por la vía aérea, como hongos, virus, bacterias, mohos, levaduras o gases, entre otros. Para conseguir que esta estancia esté aislada de la ventilación del resto de habitáculos del centro tiene un sistema individual de filtrado del aire.
Según explica Fernando Usera Mena, jefe de Bioseguridad en el CNB-CSIC, a Webconsultas “la habitación debe encontrarse en presión atmosférica menor con respecto a la sala previa o al corredor de acceso. Normalmente se usa un saldo de presión de 20 Pascales, pero este índice puede varias de unos manuales de referencia a otros”. Con esta presión se consigue evitar la dispersión del patógeno generado por las secreciones de fluidos corporales del paciente infectado.
Las habitaciones de presión negativa renuevan el aire de la estancia entre unas 12 o 15 veces cada hora
El experto en bioseguridad también nos explica que la renovación del aire es todavía más importante que la presión a la que se encuentra la sala –algo que ayuda a que los patógenos no se transmitan tan fácilmente–. En el caso de las habitaciones de presión negativa se suelen llevar a cabo entre 12 y 15 renovaciones completas del aire por hora, este hecho combinado con un flujo direccional del aire, que va desde las zonas menos contaminadas a las más contaminadas de la estancia, hace que puedan eliminarse eficiente y rápidamente las partículas infecciosas que se puedan generar dentro.
Una vez que este aire se ha extraído de la habitación se filtra antes de expulsarlo al exterior, este paso suele hacerse gracias a un filtro Hight Efficiency Particle Arresting (HEPA), que tiene una eficiencia del 99,99% en el filtrado del ambiente. Este tipo de estancias con presión negativa también se suele utilizar en laboratorios de diagnóstico microbiológico en los que pueda existir un riesgo biológico potencial elevado, expone el experto Fernando Usera Mena.
Diferencia entre habitación de presión negativa y positiva
Como ya habíamos dicho, también existe un tipo de habitación cuya presión es positiva y que tiene una finalidad completamente contraria a la negativa. En este caso, se utilizan como una estancia para el cuidado de pacientes que están inmunocomprometidos o, por ejemplo, con VIH o quemaduras importantes, los cuales necesitan un ambiente que esté libre de posibles patógenos ambientales.
El Dr. Fernando Usera nos aclara que en este tipo de habitaciones también es muy necesario establecer un elevado número de renovaciones del aire por hora y un flujo direccional como en el caso anterior, pero en este caso con la finalidad de eliminar los posibles contaminantes del ambiente que pueden ser determinantes para la salud de los pacientes.
Creado: 4 de febrero de 2020