Mascarillas elastoméricas, qué son y dónde comprarlas
Actualizado: 5 de mayo de 2023
Sin duda las mascarillas son una de las mejores formas de contener la expansión del COVID-19, junto con otras medidas como la distancia interpersonal de al menos 1,5 metros, el lavado frecuente de manos y la vacunación, es por ello que cada vez se está centrando más el foco de atención en ellas, especialmente en cómo usarlas bien y cómo conseguir el mejor ajuste.
En consecuencia se está invirtiendo mucho tiempo en el estudio de mascarillas que ofrezcan protección a la vez que comodidad y ayuden a reducir el número de residuos, pues según datos de Ecoembes, se tiran a la basura cada mes 129.000 mascarillas en todo el mundo, no siempre bien desechadas. Por todo ello, hace unos días que se está hablando en los medios de la mascarilla elastomérica, una opción prometedora para protegerse del SARS-CoV-2. Te contamos qué y cómo son y cuáles son sus diferencian con otras como las mascarillas FFP2.
Cómo son las mascarillas elastoméricas
Los modelos más usados hasta ahora contra el coronavirus son las mascarillas higiénicas (de tela) –cuyos requisitos para su venta se han endurecido recientemente–, las quirúrgicas, las FFP2 y las FFP3. Pero también existe un cubrebocas menos conocido, pero que asegura tener una protección alta, gracias a su mejor ajuste, y a un coste menor, ya que la máscara en sí es reutilizable, aunque en principio se recomienda para su uso profesional en entornos sanitarios.
Las mascarillas elastoméricas son reutilizables, solo requieren del cambio de filtros, tienen mejor ajuste que el resto y reducen los residuos generados
Las mascarillas elastoméricas están hechas del material que les da nombre, una especie de silicona o caucho similar al de las gafas de bucear, y tienen forma ovalada en horizontal con un saliente que recubre la zona de la nariz. Existen dos tipos de sujeción, uno es mediante gomas que se colocan detrás de la cabeza –una por la parte superior y otra por la inferior–, y con agarre a las orejas, con unos ganchos para las orejas apoyados por una goma para la parte de la nuca.
La estructura de la mascarilla es reutilizable, pues su material se puede limpiar y desinfectar sin problema, y la filtración corre a cargo de unos filtros que se van cambiando, y que en función de su filtrado podrá considerarse o no un equipo de protección individual (EPI). También hay algunas que cuentan con un filtro HEPA que se carga a la luz y que permite un mejor filtrado.
Según explican desde Omologic, expertos en homologación y marcado CE en productos sanitarios, “una mascarilla elastomérica puede considerarse un EPI cuando sus filtros cumplen con los requisitos de protección impuestos en el Reglamento de Equipos de Protección Individual y sus ensayos evidencian una protección equivalente a FFP1, FFP2 o FFP3”. Por eso, podemos encontrar en el mercado mascarillas elastoméricas homologadas como quirúrgicas, higiénicas…, en función de los resultados en los estudios de efectividad.
Tanto las mascarillas como los filtros que utilizan deben estar certificados por las autoridades pertinentes. Los filtros necesarios para protegerse del SARS-CoV-2 serán los filtros de partículas P3, que sirven contra aerosoles tóxicos y potencialmente cancerígenos en base agua o aceite y se rigen por la normativa EN 143:2000, EN 140:1999 y EN 136:1998.
Las mascarillas elastoméricas frente al COVID-19 no deben incluir válvulas de exhalación, según explican desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Aunque existen en el mercado mascarillas elastoméricas homologadas que cuentan con válvulas de exhalación es importante saber que función es diferente, y no sirven para protegerse de virus.
Dónde comprar mascarillas elastoméricas y a qué precio
Grandes multinacionales ya se han lanzado a comercializar sus propias mascarillas elastoméricas y otras están a la espera de la debida certificación frente a virus y bacterias, ya que muchas de las disponibles en el marcado se suelen destinar a profesionales de la pintura, carpintería o sanitarios. La mascarilla de Envomask es la que mayor protagonismo ha alcanzado; cuesta unos 61 euros la máscara en sí y aproximadamente 42 euros 25 filtros, que durarán en función de si lo utiliza un sanitario en contacto con personas con COVID-19, o si se usa para ir en trasporte público o hacer la compra. Pero a pesar de la fama que está alcanzando en nuestro país tras ser recomendada por el experto en aerosoles José Luis Jiménez, lo cierto es que esta mascarilla de momento solo se puede comprar en Estados Unidos, Puerto Rico y Guam.
Pero también hay otras opciones de mascarillas llamadas electrónicas disponibles en España, protegen mediante filtros que se cargan mediante un USB, como la de LG PuriCare Air Purifying Mask que, aunque cuenta con una boquilla de silicona de grado médico que ofrece protección frente a aerosoles y que es una de las características de las elastoméricas, desde la marca nos informan que como no existe una categorización oficial no se puede decir que sea de este tipo. Esta mascarilla de aspecto futurista puede comprarse por internet, o incluso en grandes supermercados como Carrefour por unos 159 euros.
Xiaomi también ha lanzado su propia mascarilla electrónica, la Mi Q5S 2020 a unos 38 euros, que de momento solo se puede encontrar en Aliexpress; eso sí, antes de comprarla por este medio asegúrate de que el distribuidor cumple las medidas de seguridad y certificación pertinentes, pues muchos están aprovechando para lanzar al mercado falsificaciones.
Elena Plaza Moreno, coordinadora de enfermería del Hospital Universitario La Moraleja, ha alertado de esto en su cuenta de Twitter @urgenciasyemerge, donde ha explicado que no se trata de un nuevo tipo de mascarilla, sino que ya eran conocidas en el terreno sanitario, pero bajo el nombre de semimáscaras.
Además, ha explicado a Webconsultas que “tanto las mascarillas envomask como las LG eléctricas, nadie dice que estén mal, simplemente es que la ley va por detrás y con la actual ley no se pueden certificar”. “Las envomask son elastoméricas, como las de toda la vida. Pero son compactas y más adaptadas a la población, así que en cierto modo sí tienen una relativa novedad”.
Este tipo de mascarillas, que también comercializa la marca 3M, deben venir con unos filtros que dependiendo del vendedor y de la calidad serán de mayor o menor precio, explica Elena. Estas mascarillas se rigen por la UNE-EN 140/AC:2000 y los filtros contra el SARS-CoV-2, que son los de partículas, por las normativas UNE-EN 143:2001 y UNE-EN 143:2001/A1:2006.
Beneficios de las mascarillas elastoméricas
Las mascarillas elastoméricas proporcionan algunos beneficios en comparación con las higiénicas, quirúrgicas y las tipo FFP2 o FFP3, y es que el American College of Surgeons las ha clasificado como “una opción más duradera, menos costosa y a más largo plazo para la protección de los trabajadores de la salud que las mascarillas N95 (FFP2)”. Estas son las principales ventajas de las mascarillas elastoméricas:
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Mejor ajuste facial
Uno de los mayores inconvenientes de las mascarillas es que deben estar bien ajustadas para que sean eficaces; de nada sirve llevar una mascarilla FFP2 o FFP3 si queda un hueco por la zona de la nariz o los laterales por los que se puede colar el aire sin filtrar, que podría contener partículas virales del SARS-CoV-2. Este problema parece no ocurrir con las mascarillas hechas de material elastomérico, pues el material de silicona y sus ajustes a la nuca y parte superior de la cabeza, o los agarres a las orejas, permiten un buen acomodamiento al rostro.
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Reutilizable
Estas mascarillas cuentan con una estructura de silicona en la que se coloca el filtro protector con una protección que puede llegar a ser similar a las de las FFP2, o incluso FFP3, que se debe intercambiar cuando ya no se pueda respirar bien, o tras el tiempo que indique el vendedor en las instrucciones del producto. Sin embargo, la mascarilla en sí es reutilizable, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) explican que se deben lavar inmediatamente después de su uso con un paño humedecido en agua tibia –unos 49ºC– y con un detergente suave de pH neutro (pH6-8), para hacerlo recomiendan el uso de guantes. No recomiendan su desinfección con gel hidroalcohólico, pues podría no llegar bien a todas las grietas de la mascarilla y además, el medio filtrante podría degradarse con el contacto con un producto tan agresivo.
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No empaña las gafas y mejora la escucha de la voz
Cuando se empañan las gafas es un indicador de que la mascarilla no está bien colocada, pues si lo estuviese no saldría el vaho generado en la respiración o en el habla. La mascarilla elastomérica ofrece un buen ajuste, por lo que garantiza que no habrá fugas por las que se puedan empañar las gafas. Además, algunas como la de envomask, promete mejorar la claridad del habla de quién la lleva, algo que a veces supone un problema con el resto de cubrebocas.
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Menos residuos
Como comentábamos antes, unas 129.000 mascarillas son desechadas cada mes por la población mundial, y eso que solo es obligatorio su uso en algunos países. Esto supone un gran número de residuos que muchas veces no son bien desechados y acaban en los mares y océanos, con el riesgo para la fauna y flora que esto conlleva. Aunque con esta nueva mascarilla no se reducen los residuos a cero, pues los filtros deben ir cambiándose, hasta hoy es una de las mejores opciones para cuidar del planeta.
Diferencias entre las mascarillas FFP2, FFP3 y elastoméricas
Las mascarillas FFP3 y FFP2 son muy similares entre ellas, solo cambia el grado de filtrado –98% y 92%, respectivamente– y este último nivel de protección también pueden conseguirlo las elastoméricas. Sin embargo, hay más diferencias que similitudes entre ambos tipos. Las mascarillas de tipo FFP suelen ser desechables –excepto algunas aisladas que se pueden reutilizar–, mientras que a las elastoméricas solo se les debe cambiar el filtro cada cierto tiempo.
“Las mascarillas elastoméricas cuestan al menos 10 veces menos al mes que desinfectar y reutilizar las máscaras N95 (FFP2) destinadas a un solo uso”
Por otro lado, aunque el ajuste de las FFP es mejor que el de las quirúrgicas, es más difícil que sea óptimo, pues suelen quedar huecos en la zona nasal o por la barbilla que reducen su efectividad, y que pueden solventarse con un salvaorejas. Esto no pasa con las mascarillas elastoméricas, que gracias a sus bordes de silicona se ajustan perfectamente a los rostros, evitando la entrada y salida de aire sin filtrar.
Otra gran diferencia está en el precio, las FFP2, las más usadas como mascarillas autoprotectoras, rondan entre los 1 y 2 euros, mientras que las elastoméricas oscilan entre los 25 y los 150 euros, a los que hay que sumar el coste de los filtros. Según el American College of Surgeons, “cuestan al menos 10 veces menos al mes que desinfectar y reutilizar las máscaras N95 destinadas a un solo uso”.
Creado: 17 de febrero de 2021