Semen y esperma: diferencias, curiosidades y falsos mitos

El término ‘semen’ procede del latín semen, seminis, cuyo significado es “semilla”, una raíz lingüística que refleja la antigua creencia de que el semen constituía el principio de la vida al actuar como una semilla que germinaba en el útero materno. En la actualidad sabemos que el proceso reproductivo es mucho más complejo, pero la palabra se sigue utilizando para referirse a este fluido esencial en la reproducción humana.

Aunque el uso del término ‘semen’ se ha mantenido prácticamente sin cambios, preservando su significado original, el avance del conocimiento científico nos ha permitido comprender que este fluido no solo contiene los espermatozoides necesarios para la fertilización, sino que también cumple la función de proporcionarles un entorno adecuado para su movilidad y supervivencia. En cuanto al esperma, se emplea generalmente para referirse al conjunto de espermatozoides y forma parte del semen.

En el imaginario popular, semen y esperma suelen usarse como sinónimos, pero, ¿son lo mismo? En realidad, esta y otras dudas que veremos a continuación revelan cuánto desconocemos sobre un componente esencial de la fertilidad humana y del placer sexual. En una época donde el cuerpo se expone más que nunca pero se comprende menos, conviene desmontar mitos, explorar curiosidades sorprendentes y aclarar, con rigor y sin tabúes, qué es realmente el semen, qué papel juega el esperma y por qué entender la diferencia, sus funciones y cómo mantener su calidad importa más de lo que parece.

Diferencias entre semen y esperma

El semen es una sustancia blanquecina y viscosa que se produce en el aparato reproductor de los hombres y expulsan durante la eyaculación. Además de contener los espermatozoides, que son imprescindibles para fertilizar el óvulo femenino, el semen también está formado por una mezcla de líquidos procedentes de la próstata, las vesículas seminales y otras glándulas.

Por su parte, el término esperma se utiliza coloquialmente para nombrar al conjunto de espermatozoides –o células reproductoras masculinas– que se encuentra en el semen.

Muchas personas creen que el semen y el esperma son cosas diferentes, pero el Dr. Carlos Balmori1, urólogo especialista en medicina sexual, reproductiva y regenerativa de Ginefiv explica a Webconsultas que desde el punto de vista médico son lo mismo: “Hay quien diferencia estos dos términos, definiendo al semen como al fluido del eyaculado que contiene los espermatozoides y otros elementos, y al esperma como sólo al componente de los espermatozoides, pero esto no es así, ambos términos, médicamente, son sinónimos”.

Y añade que “además de espermatozoides, el semen contiene fructosa (nutriente para los espermatozoides), proteínas y enzimas (ayudan en la licuefacción y movilidad espermática), prostaglandinas (favorecen la contracción del útero y facilitan el transporte espermático), zinc y otros minerales (benefician la función prostática y espermática)”.

El matiz está en que el esperma o conjunto de espermatozoides, por lo tanto, forma parte del semen, pero no al revés. Por ello, en el Instituto Asiático de Nefrología y Urología concluyen: “El esperma y el semen son dos componentes muy diferentes, ambos muy importantes para el proceso reproductivo. Mientras que el esperma es responsable de la creación de la vida al fertilizar el óvulo producido por el aparato reproductor femenino, el semen contiene espermatozoides y líquido seminal, que es responsable de transportarlos al tracto reproductivo femenino. Sin semen, los espermatozoides no podrían llegar ni permanecer en el aparato reproductor femenino, lo que puede dificultar directamente la capacidad reproductiva”

Funciones del semen y los espermatozoides

La principal función del semen es facilitar el desplazamiento de los espermatozoides en el aparato reproductor femenino y nutrirlos y protegerlos. Así, actúa como una fuerza impulsora para que estos cumplan su único objetivo, que es alcanzar el óvulo de la mujer para fecundarlo y que se produzca el embarazo.

Los fluidos que componen el semen son producidos por diferentes glándulas del sistema reproductivo masculino, como las vesículas seminales, que segregan el líquido seminal, que aporta fructosa y otras sustancias nutritivas, la próstata, de donde procede el líquido prostático, un fluido alcalino que le confiere su característico aspecto lechoso, y las glándulas bulbouretrales, cuyas secreciones contribuyen a neutralizar la acidez de la uretra.

El espermatozoide es la célula reproductora masculina2, que los hombres producen a diario; en concreto: entre 100 y 300 millones de espermatozoides al día, es decir, unos 1.500 espermatozoides por segundo. Los espermatozoides se forman en los túbulos seminíferos de los testículos, en un proceso llamado espermatogénesis. La producción de un solo espermatozoide tarda entre dos y tres meses y, una vez que los espermatozoides han madurado, son transportados al epidídimo, donde terminan su desarrollo y adquieren la capacidad de moverse y fertilizar un óvulo.

El volumen de semen en una eyaculación típica oscila entre 1 y 5 mililitros, aunque puede variar en función de diversos factores, como la frecuencia de las eyaculaciones previas, el nivel de excitación sexual y el estado de salud general del individuo; y los espermatozoides representan solo un pequeño porcentaje del mismo, aproximadamente entre el 5% y el 10% del total.

Por ello, para que el semen sea considerado saludable debe cumplir unos parámetros, según la Organización Mundial de la Salud (OMS): tener un volumen de 1,5 - 5 ml por eyaculación, con una cantidad mayor de 15 millones de espermatozoides por mililitro, con una movilidad progresiva de al menos el 32% de ellos y que tengan una forma anormal menos del 4%.

La cantidad de espermatozoides que contiene el semen3 es una medida clave de la fertilidad masculina y un bajo conteo de espermatozoides puede ser una causa de infertilidad. Para conseguir un embarazo también son importantes la morfología y la movilidad de los espermatozoides. El análisis de semen o seminograma es una prueba que se utiliza para evaluar todos estos parámetros que pueden afectar a la fertilidad, aunque también permite detectar posibles problemas de salud, como una infección.

Consejos para mejorar la calidad del semen

Un semen de buena calidad con una cantidad suficiente de espermatozoides, y que estos tengan una buena movilidad y no presenten alteraciones morfológicas (teratozoospermia) es fundamental para el éxito reproductivo. En ello influyen aspectos genéticos o la salud general del hombre, pero también hay una serie de factores que son modificables y dependen de los hábitos de vida y que te contamos a continuación:

Evitar factores de riesgo que alteren la calidad del semen

Existen factores que pueden perjudicar significativamente la calidad del semen. El Dr. Balmori destaca que el tabaquismo, el alcohol, las drogas, la obesidad, las dietas ricas en ultra procesados, los contaminantes ambientales, la exposición excesiva a lugares con altas temperaturas como saunas, o lugares de trabajo como hornos o fundiciones afectan negativamente al semen, mientras que una dieta mediterránea, el ejercicio moderado, evitar sustancias tóxicas, mantener un peso saludable, reducir el estrés y dormir adecuadamente son beneficiosos para la calidad del semen.

Los factores que perjudican la calidad espermática influyen en el aumento del riesgo de infertilidad masculina, como revelan los resultados de un estudio publicado en la revista International Journal of Molecular Sciences4.

Una dieta saludable tiene un impacto positivo en la calidad del semen

Nuestra alimentación influye en la salud de todo el organismo y en su correcto funcionamiento, y el aparato reproductor no es una excepción. Un reciente estudio realizado por la Universidad Rovira i Virgili5 de Tarragona ha mostrado que una mayor adherencia a patrones dietéticos saludables, ricos en frutas, verduras y grasas no saturadas, “se asociaba con una mejor calidad en diferentes parámetros espermáticos”.

Mientras que las dietas “caracterizadas por un alto consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares y grasas saturadas, se relacionaban con una menor calidad del semen”.

Una actividad sexual frecuente mejora la calidad espermática

Parece ser que la cantidad o frecuencia con la que se mantienen relaciones sexuales también afecta a la calidad del esperma. Así, “una eyaculación frecuente (cada 2-3 días) ayuda a mantener la calidad espermática. Mientras que períodos prolongados de abstinencia sexual pueden generar un aumento en la fragmentación del ADN espermático y afectar a la movilidad”, tal y como indica el Dr. Balmori.

A este respecto, los resultados de un metaanálisis publicado en Fronteras en Endocrinología6 corroboran que “la abstinencia eyaculatoria corta (2-3 días) se asocia con una mejor calidad espermática. De hecho, se ha reportado un mayor porcentaje de motilidad espermática progresiva y niveles más bajos de fragmentación del ADN espermático en una cohorte de abstinencia corta. Por el contrario, el grupo de abstinencia larga reportó una mayor concentración espermática”. Otro estudio publicado en la Revista Internacional de Andrología7 demostró que “la calidad del semen mejoró con la eyaculación diaria”.

Ejercicio físico: cómo favorece la calidad del esperma

El ejercicio físico moderado mejora la calidad espermática en hombre jóvenes sanos. Además, aumenta la testosterona y reduce el estrés oxidativo, según el Dr. Balmori, que advierte que, por el contrario, el exceso de actividad física puede ser contraproducente, especialmente los entrenamientos extremos o que incluyan el uso de esteroides anabólicos, que afectan la espermatogénesis8; así, un estudio publicado en Fronteras en Toxicología9 concluye que “quienes abusan de los esteroides anabólicos androgénicos son más susceptibles a la infertilidad y la disfunción sexual”.

Aunque la actividad física es beneficiosa para la salud, el ejercicio también tiene riesgos y contraindicaciones en ciertos casos, y un estudio de la Universidad de Córdoba10 en el que participaron personas que hacen ejercicio frecuente e intenso, reveló que el exceso de ejercicio puede deteriorar  la calidad del semen, lo que se traduce en “un tipo de semen en el que, si bien el número de espermatozoides no disminuye considerablemente, presenta menor velocidad y morfología espermática, y presenta defectos en su ADN (se observa una mayor tasa de fragmentación del ADN en los atletas de élite)”.

Qué enfermedades pueden afectar al semen o a los espermatozoides

El especialista en medicina sexual y reproductiva  afirma que “en realidad, cualquier enfermedad por muy inocua que parezca puede afectar la calidad espermática. Sin embargo, hay algunas que tienen una afectación más grave sobre los espermatozoides como son el varicocele, las infecciones genitales como prostatitis, orquitis o uretritis, y las enfermedades que afecten a la producción de hormonas de la hipófisis, el hipotálamo, la glándula tiroidea o los testículos”. También determinados tratamientos, y no solo la radioterapia o la quimioterapia, pueden ser nocivos para la calidad seminal, añade.

Aspectos del semen preocupantes y que se deberían consultar

Tal vez te hayan surgido dudas acerca de si la apariencia o la cantidad de tu semen eran normales o si, por el contrario, era necesario consultar a un especialista. El Dr. Balmori, urólogo, nos aclara que “un hombre debe acudir al médico si nota una disminución notable en el volumen del semen, cambios en la coloración (rojizo, marrón o amarillo), presencia de grumos o consistencia anormal y dolor o molestias al eyacular”.

Además, este experto recomienda realizar un análisis de semen para determinar su calidad en varones que presentan infertilidad tras un año de relaciones sin anticoncepción, tras la realización de una vasectomía para comprobar su éxito, si hay problemas de salud relacionados con el tracto genital, como infecciones urinarias o prostatitis, o en cualquier varón que desee conocer su nivel de fertilidad.

Curiosidades sobre el semen

Han pasado más de tres siglos desde que Antonie van Leeuwenhoek descubrió los espermatozoides en 1678 y desde entonces se han realizado numerosas investigaciones científicas sobre estas células y sus interacciones con el óvulo femenino. A continuación, te contamos algunas de las curiosidades que circulan sobre el tema:

¿Durante cuánto tiempo tienen espermatozoides los hombres?

A diferencia de las mujeres, que nacen con un número limitado de óvulos, los hombres producen espermatozoides de forma continua desde la pubertad hasta bien entrada la vejez. Por tanto, podría decirse que los hombres producen espermatozoides durante toda su vida11, excepto en el caso de que un problema médico altere esta capacidad. Sin embargo, tanto la cantidad, como la calidad y la movilidad de los espermatozoides como la salud comienzan a disminuir con la edad, especialmente a partir de los 50 años. Sin embargo, mientras haya producción hormonal y funcionamiento testicular, hay espermatozoides. De hecho, se han documentado casos de paternidad natural en hombres de más de 70 años. La clave está en distinguir entre tener esperma y tener esperma fértil.

¿Cuánto tiempo pueden vivir los espermatozoides dentro y fuera del cuerpo?

Los espermatozoides pueden mantenerse vivos en el sistema reproductor femenino hasta cinco días, si las condiciones son óptimas, es decir, si encuentran un moco cervical fértil que los nutra y los proteja. Mientras que los que no han sido eyaculados pueden permanecer vivos en los testículos durante alrededor de dos meses y medio.

Fuera del cuerpo, los espermatozoides no corren la misma suerte, y pueden sobrevivir hasta un máximo de una hora a temperatura ambiente (20 °C). Además, es posible almacenar el esperma durante décadas si las condiciones de congelación son las adecuadas, indican desde la Clínica Cleveland12.

¿Contiene espermatozoides el líquido preseminal?

Seguramente habrás oído que, para evitar un embarazo indeseado, y en ausencia de otros métodos anticonceptivos, es necesario utilizar el preservativo antes de la penetración porque el líquido preeyaculatorio o preseminal puede contener espermatozoides. Por ello, el método popularmente conocido como ‘marcha atrás’ y que consiste en retirar el pene de la vagina antes de la eyaculación puede ser ineficaz, porque si quedan espermatozoides en la uretra pueden mezclarse con el líquido preseminal. De hecho, varios estudios han demostrado que algunas muestras de líquido preeyaculatorio contienen espermatozoides activos y móviles13.

¿De qué color es el semen y qué indican otras tonalidades?

El color más común del semen es el blanco lechoso e indica que el cuerpo está sano y que hay una concentración apropiada de espermatozoides, mientras que el que se ve casi transparente posee menos cantidad, o puede deberse a distintos factores, que en su mayoría son normales, señala el Dr. David Fernández, urólogo14.

Según explica este experto, el color rosado, rojo o marrón se deben a la presencia de sangre y esto podría indicar infecciones o problemas de próstata, entre otros. El color amarillo puede ser un signo de restos de orina o de que el hombre lleve mucho tiempo sin eyacular. Una tonalidad verdosa indica infecciones por hongos, bacterias o enfermedades de transmisión sexual. Y el color muy oscuro se podría deber a sangre muy vieja asociada a graves afecciones. En cualquiera de estos casos es necesario consultar a un médico.

Cambiar de pareja sexual afecta al volumen del eyaculado

El cuerpo humano responde de forma compleja a los estímulos sexuales, incluida la novedad de una pareja. Así, parece que los hombres eyaculan más cuando mantienen relaciones sexuales con una nueva pareja, o esa es al menos la conclusión a la que llegó una investigación realizada por científicos de la Universidad de Florida15 que indica que el volumen del eyaculado y el recuento total de espermatozoides móviles aumentaron significativamente al exponerse a nuevas parejas. Un fenómeno que los expertos asocian a mecanismos evolutivos relacionados con la competencia espermática. Sin embargo, este efecto es modesto, temporal y no universal. No se trata de magia, sino de biología con una pizca de psicología.

La ropa interior masculina influye en la producción de esperma

El uso frecuente de ropa ajustada, spbre todo si está confeccionada con tejidos sintéticos, puede aumentar la temperatura testicular16, reduciendo la producción espermática. Por ello, el Dr. Balmori recomienda usar ropa interior holgada como bóxers de algodón. Los resultados de un estudio de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard17 realizado en la Clínica de Fertilidad del Hospital General de Massachusetts apoyan esta tesis, ya que revelaron que los hombres que usaban bóxers con mayor frecuencia presentaban concentraciones de espermatozoides y recuentos totales de espermatozoides significativamente más altos en comparación con los hombres que no solían usarlos, lo que sugiere que ciertos estilos de ropa interior masculina pueden inhibir la producción de espermatozoides.

La calidad del semen se asocia a la longevidad

La calidad del semen puede ser indicativo incluso de una mayor esperanza de vida de un hombre, según ha revelado un reciente estudio danés. En la investigación se siguió a más de 78.000 varones durante 50 años y sus resultados mostraron que aquellos con un número total de espermatozoides móviles (que podía moverse o ‘nadar’) de más de 120 millones podían esperar vivir dos o tres años más que los hombres con un recuento total de espermatozoides móviles de entre 0 y 5 millones.

Y es que, el semen no solo es un reflejo de la fertilidad, sino también de la salud general del organismo. Producir esperma de calidad requiere que muchos sistemas del cuerpo funcionen bien: equilibrio hormonal, metabolismo adecuado, baja inflamación. Así que, en cierto modo, el semen actúa como un termómetro silencioso del envejecimiento biológico.

Alergia: también el semen es un potencial alérgeno

La alergia al semen o hipersensibilidad a la proteína del plasma seminal humano es muy poco común, pero algunas personas desarrollan un exceso de sensibilidad que hace que al entrar en contacto con esta sustancia experimenten síntomas como prurito, enrojecimiento o ardor en la vagina, que se pueden confundir con una infección de transmisión sexual o dermatitis asociadas a otras sustancias. Aunque este tipo de alergia es infrecuente, puede interferir con la vida sexual y, sobre todo, con las necesidades reproductivas de las afectadas.

Mitos sobre el semen que carecen de evidencia científica

El semen y el esperma también son objeto de leyendas urbanas y mitos que no están apoyados por estudios científicos. El Dr. Carlos Balmori, urólogo especialista en medicina sexual, reproductiva y regenerativa de Ginefiv, nos aclara lo que hay de cierto en algunas afirmaciones que circulan sobre el semen:

• Mito: ‘Comer ciertos alimentos mejora instantáneamente la calidad del semen’: Balmori aclara que “Si bien una dieta saludable influye, no hay un ‘superalimento’ con efectos inmediatos ”. Como concluye un estudio publicado en Journal of Clinical Medicine18, una dieta alta en grasas y la obesidad a consecuencia de un estilo de vida poco saludable afectan a la forma de los espermatozoides, por lo que “es recomendable llevar una dieta variada y equilibrada basada en verduras y frutas, pescado y marisco, frutos secos, semillas, productos integrales, aves y lácteos bajos en grasa”. Pero, es el conjunto de la alimentación y no un único alimento lo que ayuda a mejorar la salud reproductiva.
• Mito: ‘Ingerir el semen es un potente energizante o fuente de proteínas’: Apunta el urólogo que “Aunque el semen contiene nutrientes, sus cantidades son insignificantes para el organismo”. Ya hemos explicado que el semen contiene nutrientes necesarios para proporcionar energía a los espermatozoides, sin embargo, “no es una buena fuente nutricional debido a la pequeña cantidad de semen que se produce en una eyaculación”19, e ingerirlo no es una buena idea porque aumenta el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual.
• Mito: ‘La masturbación frecuente causa infertilidad’: Para el experto “No hay evidencia de que afecte negativamente a la fertilidad”. “Si alguna vez te dijeron que evitaras la masturbación o el sexo para no ‘quedarte’ sin esperma, tengo buenas noticias: eso es casi imposible”, señalan desde la Universidad McGill20, y hacen referencia a un estudio que encontró que “la frecuencia promedio de eyaculación se correlacionó significativamente de forma positiva con la motilidad del esperma”. De hecho, ya hemos explicado por qué la actividad sexual frecuente mejora la calidad espermática.
• Mito: ‘Un color amarillento del semen siempre indica infertilidad’: el urólogo Balmori aclara que este tono seminal “Puede ser causado por factores benignos como la dieta, pero, si persiste, debe evaluarse”. En nuestro artículo de qué color es el semen te explicamos qué pueden significar las distintas tonalidades y cuándo consultar al médico.