Tecnología 5G ¿es peligrosa para la salud?
Actualizado: 5 de mayo de 2023
La tecnología no deja de avanzar y prueba de ello es la expansión del 5G –o quinta generación de tecnologías de telefonía móvil–, un nuevo estándar de las comunicaciones móviles que está en fase de pruebas –se estima que 3 de 4 españoles podrán conectarse a esta red antes de fin de año– y es bastante prometedora. Sin embargo, parece que el avance parece no ser del agrado de todos, pues un gran número de personas –autodenominados anti-5G– y algunos expertos aseguran que este tipo de frecuencia podría causar problemas de salud a corto y largo plazo. ¿Es esto cierto? Analizamos todo lo que debes saber y qué mitos rodean al 5G.
Qué es el 5G y qué mejoras ofrece
Para empezar es importante aclarar qué es el 5G y qué cambios suponen en el día a día de las personas. Esta tecnología está dentro del espectro radioelectrónico y de las radiaciones no ionizantes, que son similares a las ondas que se utilizan para la televisión y la radio, y su baja frecuencia hace que la energía transportada no pueda alterar los electrones de materiales o células del ser humano.
Los smartphones que tienen implementado el 5G emiten con potencias de unos 0,5 watios y las estaciones base 5G, en torno a 60 watios, mientras que, por ejemplo, muchas emisoras llevan emitiendo durante décadas ondas con potencias hasta de 100.000 watios.
La red móvil de la quinta generación va a cambiar la forma que tenemos de comunicarnos por completo. La antigua red 1G solo permitía hacer llamadas entre móviles, el 2G introdujo los mensajes vía SMS para luego pasar a una conexión a internet con el 3G y su mejora con la banda ancha, el 4G, que permite reproducir vídeos en tiempo real o la realidad aumentada.
Conectados a todo, todo el día y en el menor tiempo posible
Los cambios que vendrían de la mano de la tecnología móvil 5G estarían centrados en una mayor velocidad de la red, que haría posible navegar 10 veces más rápido que hasta ahora, hasta 20 Gbps (gigabytes por segundo), lo que supone descargarse una película en unos pocos segundos, ver vídeos en 4K y alta definición sin necesidad de instalar grandes procesadores, pues se podrá acceder de manera rápida con la nube –almacenamiento virtual que no consume memoria y que siempre está disponible, estés donde estés–.
Otro gran cambio será el de la latencia, es decir el tiempo que tarda en responder la red, que podría reducirse de unos 30 milisegundos que tarda con el 4G a tan solo 5 milisegundos del 5G, permitiendo que la conexión sea prácticamente en tiempo real, según un informe del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS). Este impacto positivo se puede ver claramente en sectores como el de la salud, con el ejemplo de una operación quirúrgica remota, o el turismo y el transporte, como en los coches autónomos sin conductor, en el que esta mejora aumentaría la seguridad, pues le permitiría actuar con mayor rapidez ante cualquier problema.
Con esta nueva tecnología también aumentará el número de dispositivos conectados –que pueden llegar hasta más de 10.000 dispositivos por km²–, como coches, mobiliario urbano, la alarma de casa o cualquier aparato electrónico que tengamos en el hogar, como la nevera, la lavadora o el lavavajillas, haciendo posible el conocido como internet de las cosas y las Smart Cities. Y todo ello con una mayor eficiencia energética, pues el 5G consume menos energía al emitir en frecuencia directa.
¿Es peligroso el 5G para la salud?
Aunque son muchas las ventajas que promete traer consigo la instalación de redes 5G, son muchos los que defienden que esta nueva tecnología podría causar problemas en la salud a corto y largo plazo. Es por ello, que se ha creado un grupo en contra de esta nueva frecuencia, que se han autodenominado anti-5G, y que han llevado a cabo multitud de manifestaciones en países de todo el mundo.
Por ejemplo, Ecologistas en Acción alerta que el despliegue de la quinta generación se está llevando a cabo sin hacer evaluaciones de sus posibles efectos para la salud y par el medioambiente. Además recogen que en 2017 la Organizacion Mundial de la Salud (OMS) declaró las tecnologías inalámbricas como cancerígeno de nivel 2B: “categoría que se utiliza cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una confianza razonable”.
Sin embargo, esta catalogación es muy genérica, pues también incluye otros productos como los pepinillos en vinagre, el café o el aloe vera, según el listado de agentes carcinógenos de la International Agency for Research on Cancer. Para hacernos una mejor idea, las bebidas alcohólicas o las carnes que han sido procesadas, como salchichas o embutidos, están situadas en un riesgo mayor según esta lista.
Otras plataformas como International Appeal, Stop 5G on Earth and in Space defienden que la radiofrecuencia puede provocar los siguientes problemas, y lo justifican con estudios:
- Alteración del ritmo cardiaco, según un estudio del Institute of Biophysics of RF.
- Hipersensibilidad electromagnética.
- Más exposición a radicales libres, tal y como reflejan en la revista Environmental Pollution.
- Aborto espontáneo, según exponen en una investigación del Instituto de Salud Ambiental y Seguridad de Productos Relacionados, Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades.
- Deterioro de la calidad del esperma, recogido en la revista Reproduction.
- Más obesidad y diabetes, según un artículo de investigación del Journal of Electromagnetic Biology and Medicine.
- Alteración en el metabolismo, según un estudio de 2011.
- Daños en el ADN, tal y como expone una investigación india de 2017.
- Cánceres, recogido en el International Journal of Oncology.
- Deterioro cognitivo, según una publicación del International Journal of Toxicology.
- En 2018 el Comité Europeo de Riesgos Emergentes estableció que el 5G tenía una clasificación de 3 sobre 3 en el daño potencial a la fauna salvaje, aunque también advierten que esto se debe al desconocimiento y la falta de estudios al respecto.
Sin embargo, como defienden los expertos, la mayoría de esos estudios se han llevado a cabo en pequeñas poblaciones o no están hechos con la verdadera frecuencia que tendrá la telefonía móvil 5G cuando se implante por completo.
“Los niveles de exposición a emisiones electromagnéticas previsibles no cambiarán significativamente con el 5G”
Con respecto al 5G, la OMS expone que después de muchas investigaciones no ha encontrado una relación de esta tecnología con ningún efecto adverso para la salud, pues las conclusiones extraídas y que ponen en duda la seguridad de la quinta generación han sido analizadas en muy pocos estudios con la frecuencia real que usarán las redes 5G. Además, la propia organización ha expuesto que está realizando una evaluación de riesgos de la exposición a radiofrecuencias que será publicado en el año 2022.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que lo único que está demostrado que causa la radiofrecuencia en las personas es un calentamiento de los tejidos del cuerpo humano, de manera insignificante. Explican que a medida que aumenta la frecuencia hay menos penetración en los tejidos corporales y la absorción solo se lleva a cabo por la superficie, concretamente por la piel y los ojos. No obstante, tranquiliza diciendo que siempre que la exposición se mantenga por debajo de las pautas internacionales no hay peligro para la salud pública. Estas limitaciones son hasta 300 Ghz, según ha indicado la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes y el Instituto de Ingenieros Eléctricos.
El Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) ha realizado un informe detallado con la evidencia científica que existe con relación a los efectos del 5G, en el que se advierte que “cabe esperar que los niveles de exposición previsibles no cambien significativamente y, en todo caso, no podrán superar los límites máximos permitidos que garantizan la salud pública respecto a emisiones electromagnéticas”. Mientras que la Unión Europea ha informado que la exposición a redes móviles son 50 veces inferiores a los niveles que la evidencia científica internacional establece que pueden causar problemas de salud.
¿Pueden espiarnos gracias al 5G?
Otro de los argumentos contra el 5G se basa en que esta tecnología servirá para espiarnos. Aunque es cierto que la quinta generación va a abrir presumiblemente las puertas a nuevos ciberataques, los proveedores de servicios tendrán que responder a estos retos de seguridad cuando desarrollen el 5G. Estos desafíos han hecho que la Unión Europea establezca una serie de instrumentos y medidas para mantener la seguridad de los ciudadanos.
El Consejo de la Unión Europea tuvo un encuentro el pasado 9 de junio de 2020 en el que se trató el tema de la configuración del futuro digital en Europa y en el que se estableció que no existía una evidencia científica lo suficientemente sólida como para afirmar que el 5G podría ser perjudicial para la salud de las personas ni del medioambiente, advirtiendo además que hay que combatir la divulgación de este tipo de información falsa.
Por tanto, y en conclusión a todo lo anterior, las principales autoridades explican que no debemos preocuparnos por los efectos de la quinta generación, aunque todavía nos queda conocer los resultados de las numerosas investigaciones que está llevando a cabo la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que podremos descubrir en 2022.
Creado: 1 de septiembre de 2020