Tiroides, radioactividad y yodo: qué debes saber
Actualizado: 23 de septiembre de 2022
En estos últimos días, a raíz de la invasión de Ucrania por Rusia, se está gestando una preocupación colectiva por si en un momento determinado en esta guerra pudiera utilizarse armamento nuclear. Por este motivo, algunas personas están intentando conseguir comprimidos de yoduro potásico para protegerse de los efectos que pudieran derivarse de la llegada de nubes con material radioactivo.
Dada esta preocupación, los doctores Lluis Vila y Juan Carlos Galofré, del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN), aclaran cómo puede afectar un ataque de este tipo a la tiroides, y subrayan algunos aspectos que deben tenerse en cuenta en el momento actual y también remarcan algunos consejos.
- ¿Cómo y por qué afecta una explosión nuclear a la glándula tiroides?
- ¿Cómo se puede garantizar un aporte adecuado de yodo?
- ¿Cuánto yodo tomar en caso de un accidente nuclear o nube radioactiva?
- En el momento actual ¿Tiene sentido ingerir elevadas dosis de yoduro potásico? ¿Supone algún riesgo?
- ¿El yoduro potásico a dosis elevadas protege además de otros efectos de la radiación?
- ¿El yodo 131 que se utiliza como tratamiento de enfermedades de la tiroides, puede ser perjudicial?
- Consejos y conclusiones sobre el uso de yodo en este contexto bélico
¿Cómo y por qué afecta una explosión nuclear a la glándula tiroides?
Tras un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo (I131). Este elemento, puede ser captado por la glándula tiroides y de este modo incrementar el riesgo de cáncer en esta glándula.
El yodo es el elemento fundamental para el funcionamiento de la glándula tiroides. Las hormonas que sintetiza esta glándula contienen yodo. Por este motivo, la glándula tiroides, de manera natural, va a captar yodo para poder sintetizar sus hormonas. La captación de yodo por la glándula está directamente relacionada con sus depósitos internos de yodo. Si su reserva está completa, la glándula captará mucho menos yodo (ya tiene suficiente) y el que sobra lo eliminará por la orina. Por contra, si sus depósitos estan vacíos o no bien repletos, la glándula tendrá más avidez por el yodo. Si en esta situación, aparece el yodo radioactivo la glándula lo captará con más avidez y el riesgo de que la glándula se vea afectada es más elevado.
¿Cómo se puede garantizar un aporte adecuado de yodo?
Para que los depósitos de yodo estén bien repletos, lo más importante es que la ingesta de yodo diaria sea la adecuada. Las necesidades diarias están alrededor de 150 microgramos de yodo en población adulta, 90-120 microgramos en población infantil y 250 microgramos en mujeres gestantes o que mantienen lactancia. Para cubrir estos requerimientos tenemos que tomar alimentos ricos en yodo y además conviene consumirlos de modo habitual, como la sal yodada. En nuestro país, y en muchos otros, los alimentos más ricos en yodo son:
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La sal yodada. Por fortuna, en España la concentración de yodo de la sal yodada es de las más elevadas de Europa (60 microgramos de yodo/g de sal), por lo que consumiendo poca sal basta para cubrir las necesidades de yodo diarias en la mayoría de la población.
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Los lácteos, especialmente la leche, en España y en otros países de Europa, aportan una importante cantidad de yodo que indudablemente ha contribuido y contribuye a la adecuada nutrición de yodo de la población que más consume estos productos. Un vaso de leche puede aportar entre 40 y 50 microgramos de yoduro. El contenido de yodo de las bebidas vegetales es un 2% comparado con el que contiene la leche de vaca.
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En el caso de las mujeres embarazadas, hay una mayor necesidad de yodo, por lo que en la mayoría de los casos se recomienda que tomen como suplementos comprimidos de yoduro potásico en unas cantidades ajustadas a tal efecto, ya que no siempre hay un consumo suficiente de sal yodada y de lácteos para cubrir sus necesidades. Estos comprimidos habitualmente contienen entre 100 y 200 microgramos de yodo.
¿Cuánto yodo tomar en caso de un accidente nuclear o nube radioactiva?
Indudablemente, el riesgo se reduce significativamente si nuestra glándula tiene un depósito óptimo de yodo. Sin embargo, ante esta situación, sí que se recomienda la ingesta de comprimidos de yoduro potásico, pero a dosis muy elevadas para bloquear cualquier captación de yodo radioactivo por parte de la glándula tiroides. No sirven en absoluto las dosis de los comprimidos que se utilizan en las mujeres embarazadas. Las dosis de los comprimidos para la protección frente al yodo radioactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico, es decir supera en más de 500-1000 veces la dosis recomendada diaria.
En el momento actual ¿Tiene sentido ingerir elevadas dosis de yoduro potásico? ¿Supone algún riesgo?
En este momento no tiene ningún sentido aumentar tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o nube con material radioactivo. Si se diera el caso, se deberán seguir las indicaciones de la autoridad sanitaria competente.
Ingerir yodo en exceso también puede acarrear riesgos para la salud, por lo que de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades de salud. Un exceso de consumo de yodo puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo.
¿El yoduro potásico a dosis elevadas protege además de otros efectos de la radiación?
No. Las dosis elevadas de yoduro potásico, cuando hay riesgo de contacto con yodo radioactivo, solo minimiza el riesgo de padecer cáncer de la glándula tiroides y no protege de los otros efectos que pueda ocasionar la radioactividad.
Consejos y conclusiones sobre el uso de yodo en este contexto bélico
Al respecto de este vínculo entre radioactividad y tiroides, los expertos de la SEEN concluyen que, en este contexto geopolítico actual entre Rusia, Ucrania y la OTAN:
Fuente: Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN)
Creado: 14 de marzo de 2022