Trash cooking, cocinar con 'basura'
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Trash cooking significa literalmente cocinar con basura, aunque no se debe confundir con lo que popularmente se conoce como comida basura, ya que mientras que ésta se refiere a alimentos poco elaborados, que se preparan con rapidez y cuyo consumo habitual no es saludable porque contienen muchas grasas y aportan demasiadas calorías, el trash cooking es una técnica culinaria que se basa en el aprovechamiento de las sobras de las comidas y en emplear partes de los alimentos que generalmente se desechan.
En los años de bonanza se impuso la moda del usar y tirar, y cambiamos el mercado, donde se adquirían un pollo o un pescado enteros, de los que luego se utilizaba todo –como la carcasa del pollo o las espinas del pescado para hacer un caldo, por ejemplo–, por la comodidad y rapidez de los supermercados donde encontramos las carnes, pescados, verduras o frutas, limpios, envasados, y listos para consumir, pero a un precio más elevado.
La crisis económica y la conciencia ecológica han hecho que muchos consumidores se den cuenta de la cantidad de comida que se desperdicia a diario, y que cada vez haya más personas que se apuntan a las nuevas tendencias del aprovechamiento. El trash cooking nos enseña a recuperar las costumbres de nuestros antepasados en la cocina y a sacarle el mayor rendimiento posible a los alimentos.
Diez ejemplos de trash cooking
Te damos diez ideas para aprovechar esas partes de los alimentos que suelen ir directamente al cubo de la basura porque se consideran desperdicios:
El trash cooking nos enseña a recuperar las costumbres de nuestros antepasados en la cocina y a sacarle el mayor rendimiento posible a los alimentos
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Cáscaras de cítricos, como el limón o la naranja, pueden lavarse y utilizarse para caramelizar el azúcar o aromatizar el aceite de oliva, y también dan un agradable sabor a los bizcochos caseros si se añaden en ralladura a la masa antes de hornear.
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Mondas de patatas, tras limpiarlas muy bien para retirar posibles restos de tierra, se fríen en aceite, y ya están listas para consumir.
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Piel del calabacín. Igual que en el caso de las patatas, aprovecha la piel de los calabacines salteándola con ajo y aceite de oliva, o rebozándola y friéndola. También la puedes comer cruda, aliñándola con una vinagreta.
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Centro de la piña, que es duro y hebroso, se puede hervir para que quede blanda y jugosa, y añadir en rodajas a ensaladas, pastas y arroces. También puedes hervir la cáscara para aprovechar su jugo.
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Espinas y cabeza de pescado, nos servirán para preparar caldos que después constituyen una base ideal para elaborar sopas, salsas o arroces.
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Pieles de las aves, se pueden preparar en tempura –fritura rápida típica de la cocina japonesa– y quedarán crujientes.
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Huesos, carcasas y pieles de las aves también sirven para hacer un nutritivo caldo.
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Huevas de pescado, después de cocerlas, se pueden saltear en un sofrito con ajo, aceite de oliva y limón.
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Tallos de acelgas y espinacas (esa parte blanca y dura que se suele desechar), los puedes cocer en agua con sal –añadiendo unas gotas de limón para que no se ennegrezca durante la cocción– y, una vez fríos, se aliñan con aceite de oliva, sal, y un poco de pimentón, y ya tienes un estupendo entrante.
Creado: 18 de agosto de 2014