Déficit de la hormona del crecimiento
A veces es difícil de detectar un déficit de la hormona de crecimiento en adultos. Síntomas como cansancio, intolerancia a la glucosa, debilidad muscular o un menor rendimiento físico pueden hacer sospechar su presencia.

Diagnóstico del déficit de la hormona del crecimiento

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 28 de julio de 2022

La presencia de deficiencia de la hormona de crecimiento se debe sospechar en pacientes adultos que han tenido una cirugía o que han recibido radioterapia para tratar un tumor hipofisiario, o en personas que presentan síntomas como cansancio fácil, disminución de su capacidad física, debilidad muscular, trastornos del metabolismo de los lípidos e intolerancia a la glucosa. Sin embargo, cuando este trastorno se presenta en adultos, muchas veces la sintomatología es leve y es posible que ni el afectado ni el especialista la relacionen con una deficiencia de la hormona del crecimiento.

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Por este motivo, la deficiencia de de la hormona de crecimiento se debe confirmar por medio de pruebas de estimulación para la liberación de la hormona. Una de las pruebas más reconocidas es la de tolerancia o sensibilidad a la insulina (hipoglucemia insulínica), que consiste en administrar al paciente una dosis de insulina regular o simple, y tomar muestras de sangre para determinar glucemia y la hormona de crecimiento, antes y después de la administración de la insulina. Sus resultados no son válidos en los casos de pacientes diabéticos o en casos de obesidad extrema, hecho frecuente en adultos con déficit de GH y un déficit conjunto de todas las hormonas que se producen en la hipófisis (panhipopituitarismo).

En aquellos casos donde no sea posible realizar la prueba con insulina, se puede utilizar la prueba de estimulación de la hormona de crecimiento con arginina, L-Dopa, glucagón y clonidina.

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En niños y adultos se pueden determinar los niveles del factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1) que suelen estar muy bajos.

Cuando la sospecha sea una afectación de la hipófisis, bien por infarto, infiltración o tumores, estos se pueden demostrar con pruebas de imagen como el TAC y sobre todo, la resonancia magnética.

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