Déficit de la hormona del crecimiento
A veces es difícil de detectar un déficit de la hormona de crecimiento en adultos. Síntomas como cansancio, intolerancia a la glucosa, debilidad muscular o un menor rendimiento físico pueden hacer sospechar su presencia.

Qué es el déficit de la hormona del crecimiento

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Aunque la palabra crecimiento se suele asociar con los niños, la hormona de crecimiento es necesaria durante toda la vida, y una deficiencia de la misma ocasiona problemas también a los adultos. La hormona del crecimiento (GH) es secretada por la hipófisis (o glándula pituitaria) en el cerebro, y posteriormente se libera en el torrente sanguíneo y estimula la producción del factor de crecimiento insulinoide (IGF-I) en el hígado, que también interviene en el proceso de crecimiento.

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La hormona del crecimiento (GH) se ve afectada principalmente por la presencia de tumores hipofisiarios, que requieren cirugía o radioterapia, o cuando existe algún fallo en el funcionamiento de la hipófisis o del hipotálamo.

La deficiencia de la hormona de crecimiento en el adulto es un importante síndrome clínico, asociado con un incremento en la morbilidad y en la mortalidad. Desde 1960 se ha utilizado el tratamiento de reemplazo con GH en niños con deficiencia de esta hormona, pero hasta mucho más tarde no se comenzó a administrar este tratamiento a adultos con DGH en países europeos, Estados Unidos y Nueva Zelanda.

En cuanto a su incidencia, se estima que ronda cifras de 1 caso por cada 4000-10000 niños dependiendo de las poblaciones estudiadas. 

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La hormona del crecimiento interviene, directa o indirectamente, en la formación y desarrollo de órganos y tejidos del cuerpo, y su deficiencia tiene como resultado un desequilibrio que se traduce en diversas anomalías. Por ejemplo, la distribución de la grasa corporal no es homogénea y se fija con mayor facilidad en el abdomen. También aumenta el nivel de colesterol en la sangre debido a la acumulación de grasa, los huesos se debilitan, y la masa muscular disminuye, entre otros efectos adversos. Por tanto, el déficit de esta hormona no solo supone una talla baja, sino un aumento del riesgo cardiovascular en la mayoría de los casos.

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