Déficit de la hormona del crecimiento
A veces es difícil de detectar un déficit de la hormona de crecimiento en adultos. Síntomas como cansancio, intolerancia a la glucosa, debilidad muscular o un menor rendimiento físico pueden hacer sospechar su presencia.

Síntomas del déficit de la hormona del crecimiento

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

La deficiencia de la hormona de crecimiento o DGH en el adulto puede ser asintomática, o presentar síntomas como un aumento en el tejido adiposo del tronco, reducción de la masa muscular, osteopenia, función cardiaca alterada, perfil lipídico adverso (altos niveles de colesterol en sangre), intolerancia a la glucosa, y disminución de la resistencia física. En los niños, en cambio, el DGH se acompaña de crecimiento lento o detención del ritmo de crecimiento, y baja estatura para su edad y grado de desarrollo puberal.

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En los casos de déficit de hormona de crecimiento congénito existe un aumento en la incidencia de parto de nalgas en estos niños, y un mayor riesgo de asfixia al nacer. Puede conllevar además casos de hipoglucemia en el parto y una ictericia más duradera de la que se supone fisiológica en el bebé.

La deficiencia de la hormona de crecimiento provoca un notable incremento de la mortalidad en pacientes con hipopituitarismo comparado con los que no tienen deficiencia de esta hormona, como consecuencia del desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias.

Síntomas del déficit de la hormona del crecimiento

Los principales síntomas que pueden presentar los pacientes con esta deficiencia son:

  • Ritmo cardiaco debilitado.
  • Aumento de la presión arterial.
  • Intolerancia al ejercicio físico.
  • Disminución de la libido.
  • Cansancio, debilidad, falta de energía.
  • Niveles de colesterol elevados.
  • Acumulación de grasa en el abdomen.
  • Falta de interés hacia las relaciones sociales.
  • Depresión o ansiedad.
  • Nivel de azúcar en la sangre inferior a lo normal (hipoglucemia).
  • Osteoporosis, suponiendo hasta 5 veces más riesgo de fracturas.
  • Mareos y dificultad para concentrarse.

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