La Asociación de Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica (ADEA) y cinco expertos internacionales han realizado el primer decálogo europeo de consejos sobre dermatitis atópica (DA), presentado con motivo de la celebración del II Día de la Dermatitis Atópica. La dermatitis es la enfermedad cutánea más frecuente en los niños y se caracteriza por una piel seca, la aparición de lesiones tipo eccema y un intenso picor. “Suele aparecer en la cara, emigra a las flexuras (codo, rodilla), pero afecta a todo el organismo”, indica el doctor José Carlos Moreno, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología y jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.
La dermatitis afecta a entre el 5% y el 10% de la población y su incidencia es mayor en los niños. “La mayor tasa de prevalencia la encontramos en los niños (20%), desde su nacimiento hasta los 10 o 12 años, aunque después desaparece en un 80% de los casos”, explica Moreno. El objetivo de este manual es ayudar a los padres a controlar los síntomas y evitar los brotes, que se agudizan con la llegada del frío. Estos consejos pueden ayudar a tu hijo a sobrellevar el picor y el dolor de los brotes:
1. No te rasques
El rascado es uno de los principales problemas de la DA. “La DA produce un intenso picor, que llega a desesperar a los pacientes. Sin embargo, hay que evitar el rascado ya que se entra en un círculo vicioso: me pica, me rasco y me pica más, que puede conducir a la aparición de infecciones y enfermedades secundarias que agravan la propia patología”, afirma el doctor José Carlos Moreno.
2. Quita la etiqueta
La ropa también guarda una relación relevante. Los compuestos de las prendas de vestir provocan la aparición de un brote en algunos pacientes. “A veces quitar las etiquetas es suficiente para evitar una nueva lesión”, indica José Diniz Almeida, secretario de ADEA. Se recomienda evitar prendas ajustadas, ásperas o que arañen. Es probable que la lana y algunos sintéticos irriten la piel. El uso de detergentes líquidos o en polvo que sean hipoalergénicos también podrían ayudar a reducir la irritación.
3. Escribe un diario
Según los expertos, muchas veces los brotes no se pueden relacionar con desencadenantes específicos, pero, en ocasiones, puede resultar útil escribir en un diario cuándo y dónde aparecen los brotes para intentar identificar los desencadenantes de la aparición.
4. Cuéntaselo al profe
El niño debe ser consciente de su propia enfermedad para que, en la medida que sea posible, tome el control en el manejo de la misma. En este sentido, resulta también muy importante informar a los profesores, especialmente porque, a veces, el niño no rinde lo suficiente debido a los trastornos del sueño asociados a la patología.
5. Tratamiento adecuado
Aunque la dermatitis, por el momento, es una enfermedad que no tiene cura, Moreno asegura que “es muy importante instaurar el tratamiento adecuado para cada paciente”, así como llevar una buena hidratación para mejorar la calidad de vida de los afectados. En este sentido, el especialista insiste en “que hay que perder el miedo a los corticoides porque, en caso de brote, el tratamiento con hidratantes puede, incluso, resultar perjudicial”. Los corticoides son, según Moreno, “el tratamiento más efectivo en caso de brote agudo. Después, una vez controlado, se pueden emplear inhibidores de la calcineurina, que no sustituyen a los corticoides pero sí ahorran su empleo”.
Asimismo, una vez que el brote ha desaparecido Moreno aconseja “mantener los inhibidores de la calcineurina durante el fin de semana, en lo que se conoce como tratamiento 'weekend' y emplear siempre emolientes para asegurar la hidratación”.
6. No olvides las estaciones del año
El aire acondicionado en el verano puede secar la piel, al igual que la calefacción central en invierno. Es importante mantener una rutina de hidratación a lo largo de todo el año. Los cambios bruscos de temperatura también pueden producir daño en la dermis. En invierno, es importante que su cuarto no esté muy caliente. Mantén la temperatura entre 19 y 20 grados y airea la habitación y las sábanas todos los días. En verano, asegúrate que tu hijo no se quema con el sol y que las cremas con factor solar que utilizas son adecuadas para pieles sensibles.
7. Hidratar, hidratar e hidratar
El uso frecuente de cremas hidratantes puede ayudar a prevenir la sequedad de la piel y que se cuartee. Existe una gran variedad de presentaciones, desde cremas hasta geles y pomadas. Es conveniente elegir hidratantes sin fragancia. Asegúrate que tu hijo tenga un bote de crema para que lo lleve al colegio.
8. Atención a la comida
Ciertos alimentos pueden desencadenar la aparición de eccemas en aproximadamente el 10% de los niños. Leche, huevos, cítricos, chocolate, cacahuetes y algunos colorantes son los alimentos más problemáticos.
9. La hora del baño
El agua del baño debe estar tibia, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden irritar la piel. No bañes a tu hijo durante más de 20 minutos y si es posible, mejor que el niño se duche en lugar de bañarse. Se deben evitar los productos con jabón. Deben ser hipoalergénicos y sin fragancia. Después del baño, conviene secar con la toalla sin frotarla piel y aplicar una crema hidratante.
10. Conciencia a tu hijo
A medida que se haga mayor, es importante que el niño empiece a tomar el control en el manejo de la enfermedad. Para ello, debes ayudarle, enseñándole a dar los pasos necesarios para prevenir los brotes y recuérdalo de forma periódica.
EUROPA PRESS/ WEBCONSULTAS
Actualizado: 8 de junio de 2020