Dra. Victoria Cardona
30 de julio de 2014
La alergia está considerada como la enfermedad crónica más frecuente y, solo en Europa, más de 150 millones de personas padecen algún tipo de alergia. En el caso de la alergia alimentaria, que tiene un importante impacto en la calidad de vida de los afectados, los especialistas alertan del peligro que conlleva sufrir una reacción alérgica grave, como la anafilaxia, que puede llegar a ser mortal si no se actúa a tiempo. La Dra. Victoria Cardona, responsable de alergología del Hospital Vall D’Hebrón de Barcelona, que ha participado en la elaboración de la nueva Guía de Alergia Alimentaria, –la primera guía en Europa sobre alergia alimentaria y anafilaxis–, que se ha presentado durante el último Congreso Anual de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), nos explica las principales características de esta patología, cómo se puede tratar, y cuáles son los protocolos de actuación ante un caso de reacción alérgica a un alimento.
Las alergias alimentarias son cada vez más frecuentes, ¿a qué se debe este aumento de su incidencia?
En las últimas décadas han aumentado la mayoría de enfermedades mediadas por el sistema inmunitario. Se cree que es debido a la mejoría de las condiciones de higiene en que vivimos. Con esto hemos conseguido tener muchísimas menos infecciones que antes, y cuando las tenemos normalmente se pueden tratar de forma exitosa. Pero, por otro lado, esto conlleva menos contacto del sistema inmune con microorganismos, y ahora sabemos que este contacto es necesario como entreno para desarrollarse de forma normal; como consecuencia aparecen enfermedades como las alérgicas.
¿Por qué una persona que ha comido durante años un determinado alimento sin problema de repente empieza a manifestar síntomas de alergia cuando lo consume?
Frecuentemente se trata de individuos ya predispuestos. Para desarrollar una alergia es necesario primero sensibilizarse; esto significa haber comido ese alimento y, en ese momento, desarrollar unos anticuerpos contra el mismo. Esto puede suceder en cualquier momento, pero los síntomas no aparecen hasta ingestas posteriores. La cuestión más importante y no totalmente esclarecida es el factor que desencadena esa alergia. Se piensa que puede deberse a señales de peligro del sistema inmunitario, que aparezcan al mismo tiempo que cuando se ingiere el alimento. Estas señales pueden ocurrir, por ejemplo, durante infecciones.
“Para desarrollar una alergia es necesario primero sensibilizarse; esto significa haber comido ese alimento y, en ese momento, desarrollar unos anticuerpos contra el mismo”
¿Existen factores de riesgo que predispongan a desarrollar alergia alimentaria?
El factor de riesgo más importante es que familiares como padres o hermanos sean alérgicos. Se han estudiado muchos otros como el momento de introducción de los alimentos en la dieta del bebé, si el parto ha sido por cesárea, si ha tomado lactancia materna o no, etcétera. Pero de momento lo único que se recomienda es realizar lactancia materna si es posible, e iniciar la introducción de otros alimentos a partir de los cuatro meses de edad.
¿Es hereditaria la predisposición a sufrir alergia alimentaria?
Sí, como hemos comentado, existen familias de alérgicos, en las que es más frecuente este tipo de alteración. Así, si el padre es alérgico aumenta un poco el riesgo, si lo es la madre, aumenta un poco más, y si lo son los dos, aún se incrementa más. Pero no todos los hijos de alérgicos lo son, ya que la herencia no es del 100%.
Si una persona adulta se vuelve alérgica a un determinado alimento, por ejemplo al marisco, ¿tiene por ello mayor propensión a desarrollar nuevas alergias?
Sí, los estudios indican que es más frecuente desarrollar nuevas alergias cuando ya existen previas. Y esto es debido a que los factores predisponentes dependen del propio individuo, y normalmente no son modificables. Pero el alergólogo puede actualmente tener cierta información sobre cuáles son los alimentos que representan más riesgo para cada paciente, y esto se puede mirar determinando a qué moléculas exactas del alimento es alérgico el paciente. Así, alimentos con moléculas iguales, o muy parecidas, le podrán producir reacciones. Este tipo de procedimiento diagnóstico se conoce como alergia molecular.
Si el padre es alérgico aumenta un poco el riesgo, si lo es la madre, aumenta un poco más, y si lo son los dos, aún se incrementa más. Pero no todos los hijos de alérgicos lo son, ya que la herencia no es del 100%
¿Se pueden prevenir las enfermedades alérgicas?
Actualmente no sabemos cómo prevenirlas, aunque existen múltiples líneas de investigación para averiguarlo. De hecho, en recién nacidos con alto riesgo de presentar alergia porque sus padres son alérgicos, se recomienda prácticamente lo mismo que a los otros bebés, es decir, lactancia materna, e introducir alimentos a partir de los 4 meses. En algunos casos en que se precise lactancia artificial, se ha recomendado utilizar fórmulas con leche hidrolizada. Pero lo mejor es consultar cada caso individual al alergólogo.
Protocolo de actuación ante un caso de alergia alimentaria
A principios de mayo, un niño de seis años que era alérgico fallecía en una granja escuela a consecuencia de un shock anafiláctico tras la ingesta de un yogur. ¿Qué debemos hacer si nos encontramos en una situación en la que una persona sufre una reacción anafiláctica grave?
El factor más importante que condiciona la actuación en un caso así es si el paciente ya se conocía alérgico, con riesgo de sufrir una anafilaxia y, por lo tanto, disponiendo de un autoinyector de adrenalina, o no. En los casos en que ocurre por primera vez, se debe avisar inmediatamente a emergencias. En los casos en que el paciente dispone de un autoinyector de adrenalina, lo primero es administrar la adrenalina intramuscular, acostar al paciente con las piernas elevadas y, de nuevo, avisar a emergencias.
Diversas sociedades científicas abogan por la disponibilidad de autoinyectores de adrenalina en lugares públicos, de forma similar a lo que sucede con los desfibriladores cardíacos
Diversas sociedades científicas, como la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), abogan por la disponibilidad de autoinyectores de adrenalina en lugares públicos, de forma similar a lo que sucede con los desfibriladores cardíacos, para poder tratar estos casos, incluso cuando el paciente no tenga un autoinyector propio.
¿Existe algún tipo de protocolo de actuación ante casos como éste, tanto si se producen en niños como en adultos?
En España contamos con la Guía Galaxia (Guía de Actuación en Anafilaxia), que se publicó hace unos años, y que fue aprobada como guía nacional en este tema y está recogida en Guiasalud. En la próxima versión se incorporarán las recomendaciones de la recientemente publicada Guía Europea de Alergia a Alimentos y Anafilaxia (que se menciona más abajo).
Después de la atención urgente, es fundamental realizar un seguimiento por el alergólogo para hacer un diagnóstico exacto e indicar cómo responder en caso de repetirse la reacción.
El tratamiento que se establece habitualmente en el caso de alergia alimentaria es excluir de la dieta el alimento que provoca la respuesta inmunitaria; sin embargo, ya se está probando otra alternativa, la inmunoterapia oral. ¿Puede explicar en qué consiste y hasta qué punto resulta efectiva?
La inmunoterapia oral consiste en inducir tolerancia frente a un alimento al que es alérgico el paciente. Esto se consigue enseñando al sistema inmunitario a no reaccionar ante el alérgeno; se realiza una administración muy lenta y progresiva del alimento, hasta llegar a dosis de una ingesta habitual. Es un proceso que dura muchos meses y que no está exento de riesgo; suele haber repetidas reacciones adversas durante el procedimiento. Por ello, se debe realizar en unidades expertas en este tema, y para casos que realmente lo precisen. Lo más habitual es realizarlo en caso de niños con alergia a leche o huevo, y la tasa de éxito es bastante alta, situándose alrededor del 60-70% de casos.
“La inmunoterapia oral consiste en inducir tolerancia frente a un alimento al que es alérgico el paciente, y se consigue enseñando al sistema inmunitario a no reaccionar ante el alérgeno; se realiza una administración muy lenta y progresiva del alimento, hasta llegar a dosis de una ingesta habitual”
Usted ha participado en la elaboración de la nueva Guía de Alergia Alimentaria, –la primera guía existente en Europa sobre alergia alimentaria y anafilaxis–, que se ha presentado durante el último Congreso Anual de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI). ¿Cuáles son los principales objetivos de esta guía?
Se trata de la primera guía de ámbito europeo que recoge los conocimientos más recientes sobre alergia a alimentos y anafilaxia, referente a pacientes de cualquier edad. Se ha elaborado siguiendo unos métodos muy rigurosos, ya que para cada uno de los capítulos se ha realizado una revisión sistemática de la bibliografía para obtener datos no sesgados. Así, siempre que existan suficientes datos, se resumen y se dan recomendaciones basadas en estos. Para cuestiones en las que no existen suficientes datos científicos, se ha confiado en múltiples expertos sobre el tema para emitir las recomendaciones. Y los expertos no han sido sólo médicos de diferentes especialidades, sino que se ha contado con pacientes, dietistas-nutricionistas, profesionales de la industria alimentaria, reguladores, entre otros, para así contar con todos los puntos de vista posibles. Servirán para que, en base a estas guías, en cada país se desarrollen guías propias adaptadas a las peculiaridades locales. Así, si se siguen estas guías, se mejorará el manejo de estos pacientes en toda Europa.