Errores a evitar en la dieta de un adulto (40-65 años)
Actualizado: 13 de febrero de 2024
Con objeto de que los adultos de entre 40 y 65 años mantengan un estado nutricional adecuado a través de una dieta saludable, es necesario evitar algunas rutinas que se practican de forma habitual y no son del todo beneficiosas. Algunos de los errores más relevantes, bien por el número de personas que los cometen, o bien porque causan un especial perjuicio al estado de salud, son:
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Comenzar numerosas dietas de adelgazamiento sin fundamento, las famosas dietas milagro, sin consejo profesional, poniendo en riesgo la salud, y consiguiendo recuperar más kilos que los perdidos. Si tienes problemas dietéticos o sufres un exceso de peso, consulta siempre con un dietista-nutricionista que te aconsejará de manera personalizada y rigurosa.
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No fraccionar la alimentación y prescindir del almuerzo o la merienda pensando que son ingestas indicadas para niños o ancianos, es otro error bastante extendido. En realidad, estas tomas intermedias descargan las comidas principales, ayudan a combatir el picoteo, y mantienen los niveles de azúcar en sangre, por lo que contribuyen a controlar mejor la sensación de hambre/saciedad.
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Si cocinamos para nosotros solos, o no disponemos de mucho tiempo para ello, corremos el riesgo de no variar suficientemente los grupos de alimentos. Bien por una falta de previsión a la hora de la compra o preparación anticipada, bien por estar escasos de tiempo cuando salimos del trabajo al mediodía, no es correcto ‘tirar de lo que haya en el frigorífico’ un día tras otro. Elaborar un listado con un guión de los posibles menús y sus ingredientes, así como destinar un tiempo para dedicárselo a la cocina, es una inversión en salud.
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Si, por el contrario, comemos fuera, elegir siempre según nuestros gustos y convertir todos los días de la semana en un evento festivo no es saludable. Al final terminamos haciendo comidas repetitivas, deficitarias en algunos nutrientes, e incluso abusando de salsas, platos precocinados, y postres dulces, siguiendo así una dieta muy energética, que además resulta poco digestiva y pesada para la jornada de tarde.
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Respecto al consumo de alcohol, a pesar de que existen recomendaciones y textos que señalan que la ingesta de una cantidad moderada de alcohol fermentado en forma de vino tinto o cerveza, resulta beneficiosa, de ninguna manera se puede hacer extensiva esta recomendación a toda la población, y menos a las personas que no sean bebedoras, ya que el consumo de alcohol tiene más contras que pros.
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Descuidar la ingesta de fibra y proteínas: la fibra es esencial para la digestión y para mantener niveles saludables de colesterol y azúcar en sangre. Recuerda que las frutas, verduras, legumbres y granos enteros son fuentes excelentes de fibra. Por su parte, las proteínas son clave para mantener la masa muscular, especialmente importante a medida que envejecemos. Recuerda incluir fuentes magras de proteína y de proteínas vegetales en tus comidas.
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Pensar que todas las grasas son malas: ingerir en exceso grasas saturadas y trans (presentes en carnes rojas, productos lácteos enteros, alimentos fritos y algunos aceites vegetales procesados) puede aumentar el colesterol malo (LDL) y el riesgo de enfermedad cardíaca. Pero no debemos olvidar la importancia de las grasas saludables, es decir las grasas insaturadas, que puedes encontrar en el aceite de oliva, aguacates, frutos secos y pescado, y que son beneficiosas para el corazón, por lo que deberían formar parte de la dieta del adulto.
Creado: 15 de julio de 2016