Ricas en hidratos de carbono y minerales, las castañas suponen una ayuda excelente para deportistas y excursionistas, así como para niños y mayores. Y dan mucho juego en la cocina incluidas en numerosos guisos y postres.
Las castañas se pueden consumir crudas, para lo cual es preciso liberarlas en su totalidad de su capa externa de color marrón y dejarlas bien peladas. Por su alto contenido en taninos, consumidas así tal cual, pueden producir molestias gástricas en personas proclives a padecer trastornos digestivos. Hay quien recomienda, para tal caso, almacenarlas durante una o dos semanas después de la cosecha, para dar tiempo a que el contenido en taninos y almidón se transforme en azúcares más asimilables. Pero aún así, las castañas crudas resultan algo pesadas de masticar y digerir, y pueden favorecer la formación de gases.
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La forma más clásica de saborearlas es asadas sobre una plancha de hierro o en una sartén con o sin orificios, pero previamente se les debe hacer un pequeño corte en la capa externa para que no revienten. El calor de la cocción favorece la transformación de los hidratos de carbono en azúcares y las hace mucho más digeribles. Se deben comer calientes, acompañadas de vino blanco dulce o licor tipo ratafía. Si dejamos que se enfríen pierden buena parte de su gracia.
En Galicia existía la costumbre de almacenarlas frescas en unos secaderos, bajo los cuales se disponían unas brasas, y las castañas se cocían con el humo de dicha brasa. Pero por supuesto no es la única manera de prepararlas. No es fácil contar con los utensilios de las tradicionales castañeras.
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Otras formas de consumir castañas y cómo asarlas
Te damos otras ideas para disfrutar del consumo de castañas y la mejor manera de asarlas tú mismo en casa paso a paso:
Castaña asadas o tostadas al horno. De nuevo, debes practicarle una incisión en la piel para evitar que revienten. Se hornea a 180º C (o a 200º). Una vez blandas, las envuelves en un paño grueso y las estrujas con suavidad para eliminar la cáscara y la piel amarilla, que es un poco indigesta. Hay quien después las salpica de agua para evitar que se resequen.
Cocidas en agua, una vez bien peladas, durante 5-10 minutos, y dejadas a enfriar para incorporarlas en postres de músico o como guarnición en repostería. Hay quien procura una segunda cocción en agua con plantas aromáticas como la menta o el hinojo, para dotarlas de un sabor especial.
En forma de harina, moliendo las castañas deshidratadas y peladas. Se usa en repostería o bien para espesar salsas y para rebozar. Pero debes consumirla en pocos días, porque de lo contrario pierde su aroma con facilidad.
Puré de castañas, a partir de las castañas hervidas, peladas y pasadas por un pasapurés. También aquí las puedes hervir añadiendo plantas aromáticas como la salvia o el tomillo. Los purés se sirven como acompañamiento en guisos diversos.
Castañas confitadas o en marrón glacé, una exquisitez francesa. Se cuecen en dos tiempos, primero solas o con algo de azúcar, luego se pelan y se vuelven a cocer en almíbar, añadiendo huevo y, si se quiere, algunas especias. Se dejan secar y se espolvorean de azúcar glaseado.
Leche de castañas, a base de castañas hervidas y licuadas, una alternativa a la leche de vaca.
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Usos de las castañas en la cocina
Numerosos son los ejemplos de platos, guisos, postres o bebidas que incorporan a las benditas castañas en su formulación. A continuación te ofrecemos una selección, que te puede orientar para posibles nuevas experiencias en tu cocina:
Castañas hervidas con leche, plato típico gallego
Ensalada de castañas hervidas con granada, manzana y escarola
Ensalada de castañas glaseadas con patatas y remolacha