Castañas, un regalo del bosque
Ricas en hidratos de carbono y minerales, las castañas suponen una ayuda excelente para deportistas y excursionistas, así como para niños y mayores. Y dan mucho juego en la cocina incluidas en numerosos guisos y postres.

Tipos y variedades de castañas: consejos de compra y conservación

Por: Jordi Cebrián

Periodista especializado en plantas medicinales

Actualizado: 1 de noviembre de 2022

Se conocen unas trece especies de castaños, todos ellos en el hemisferio norte. En Europa sólo tenemos una, el castaño europeo Castanea sativa, pero en Asia existen otras cinco más y en Norteamérica se conocen siete. Las tres especies de castaños cuyas castañas se consumen de forma más generalizada son la nuestra, el castaño europeo, la castaña china Castanea mollissima y la castaña japonesa Castanea crenata. Se han realizado injertos y conseguido especies híbridas entre ellas que han ofrecido un mejor rendimiento comercial.

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Algunas de las variedades comercializadas en España son la Pilonga, la Garrida, la Famosa, la Temprana y la Ventura, todas ellas de tipo marrón. Se pueden comercializar frescas o deshidratadas y se consideran muy sabrosas y nutritivas. En la zona de la comarca del Bierzo se produce una variedad conocida como Negral, más oscura.

En Francia se comercializan dos o tres variedades de mucha reputación, como la Belle Epine y la Comballe, así como las procedentes de castaños híbridos, la Bournette y la Marigoule.

Por otro lado, la castaña del castaño de Indias, del que ya hemos hablado, no es apta para el consumo humano.

Variedades de castañas: consejos de compra

La castaña de Cajú poco tiene que ver con nuestra castaña. Es el fruto del anacardo o árbol del cajú Anacardium occidentale, un árbol emparentado con los lentiscos, originario del Brasil. Sus castañas o también llamadas nueces, son también muy nutritivas y con ellas se elaboran además refrescos, licores y batidos.

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Consejos de compra y conservación de las castañas

Si las compras a una castañera, no podrás elegir, pero por norma general suelen ser castañas de buena calidad, grandes y sabrosas, aunque nada podrá evitar que se te cuele alguna mala, ennegrecida o pasada.

Si las cosechas tú mismo en el bosque, primero debes asegurarte de que no estás apoderándote de un cultivo que tiene dueño. La mayor parte de las veces, si se hace una cosecha modesta, de un par de docenas de ejemplares, no tiene por qué haber problema. Debes rechazar aquellas castañas demasiado pequeñas, las que estén deformadas o presenten indicios de afectación por parásitos u hongos.

Si las compras en una tienda, decántate por aquellas castañas que sean más grandes y sin manchas y rechaza las más pequeñas, agujereadas o planas. Una vez en casa, sácalas de la bolsa de plástico y extiéndelas sobre una superficie plana o las dispones en un cesto amplio, para evitar así que se puedan enmohecer.

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Consérvalas en un lugar seco y fresco, alejado del contacto de la luz solar y del calor de los electrodomésticos. Las castañas secas se pueden guardar en la nevera durante dos o tres meses, depositadas en fuentes de porcelana o de cristal, pero nunca en bolsas de plástico.

Puedes también conservar las castañas congeladas. Para ello, basta retirarles la piel exterior y guardarlas en un recipiente cerrado herméticamente. Se pueden mantener así durante ocho o nueve meses. Cuando te decidas a descongelarlas, no está de más que las mantengas sumergidas en agua fría durante unos minutos para rehidratarlas, antes de proceder a su cocción o guisado.

Las castañas cocidas aguantan cuatro o cinco días en la nevera, cubiertas con un paño, y hasta nueve meses congeladas. Otra forma de conservarlas es al vacío, una vez cocidas.  

Creado: 14 de enero de 2016

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