El ajo es un producto muy apreciado tanto por los profesionales de la sanidad como por los de la cocina debido a sus múltiples usos y beneficios. Conoce sus virtudes y cómo solventar sus aspectos negativos.
Propiedades del ajo para la salud
El ajo en crudo, ya sea picado o troceado, es cuando mayor potencial para la salud tiene
Dietista-Nutricionista, Complejo Hospitalario de Navarra
Actualizado: 24 de marzo de 2025
Las propiedades beneficiosas del ajo se atribuyen principalmente a ciertos componentes azufrados que le confieren su propiedad de alimento funcional natural, debido a su relación con la prevención en la aparición de algunos tipos de cáncer. Y es que existen innumerables trabajos que relacionan el ajo con la prevención de ciertos tumores, entre los que se encuentran el gástrico o el de colon.
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Sin embargo, y a pesar de este hecho, muchas veces se habla del ajo como un súper alimento que combate todos los tipos de cáncer y esto no está demostrado en absoluto. Cuando se trata de establecer relaciones entre alimentos y salud, es recomendable dejarse asesorar por personal sanitario especializado, e informarse en fuentes seguras que trabajen con rigor científico y estén actualizadas. Pero lo cierto es que sí, son muchos los procesos en los que el ajo está involucrado.
El ajo posee una sustancia azufrada denominada aliina que es volátil. De este modo, cuando se pica, trocea o machaca el ajo, la aliina se convierte en alicina y se libera provocando su característico olor. La alicina en estado natural, es decir, en el ajo crudo, es como mayor efecto posee. Si nos encontramos ante un preparado de ajo al que se le ha eliminado su olor, podemos desconfiar del contenido de alicina del mismo y, por tanto, de su potencial real. Además, muchas veces los efectos beneficiosos se consiguen con ingestas muy elevadas y prolongadas del principio, en este caso, la alicina, y esto también hay que tenerlo en cuenta.
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Los poderes del ajo para la salud
Estos son algunos de los procesos en los que el ajo puede tener implicaciones positivas:
El ajo se ha relacionado de forma bastante directa y beneficiosa con enfermedades cardiovasculares, debido a su capacidad para dilatar o ensanchar los vasos capilares, que son los más estrechos, y ayudar así a la sangre a fluir en procesos de hipertensión arterial.
El ajo tiene cierto efecto en la reducción del denominado colesterol malo o LDL-c y de los triglicéridos sanguíneos. Así puede resultar útil en procesos de hipercolesterolemia o hipertrigliceridemia.
La alicina posee también la capacidad de aumentar la expectoración, es decir, la expulsión de secreciones del aparato respiratorio, así que se puede usar, conjuntamente con los líquidos, como un buen expectorante en procesos catarrales, gripales o alérgicos, mejorando notablemente la sintomatología más molesta como la congestión.
El ajo se ha convertido también en un aliado fundamental de la seguridad alimentaria, ya que es un potente desinfectante frente a algunos de los microorganismos que más intoxicaciones alimentarias causan, como es el Campylobacter. De esta forma, siempre es más seguro para nuestra salud conservar una carne picada con ajo añadido que sin él. Este recurso se ha venido utilizando desde antaño al añadir ajo en las preparaciones de maceraciones o adobados.
El ajo, como la mayoría de los alimentos ricos en agua y en potasio, constituye un eficaz diurético, ayudando a prevenir la acumulación de líquidos, ya que mejora el volumen de orina expulsado.
La alicina reduce la capacidad de coagular de la sangre, por lo que es útil en personas que posean cierta tendencia a la formación de trombos sanguíneos. Sin embargo, esta cualidad tiene un lado positivo, que es el comentado, y otro negativo, ya que ante una herida o intervención sería más difícil detener la hemorragia.
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Aspectos negativos del ajo
No todo iban a ser propiedades beneficiosas. Aquí presentamos algunas de las cuestiones más molestas relacionadas con el ajo:
Su sabor picante e intenso puede producir molestias orales, esofágicas, gástricas o digestivas en personas especialmente sensibles. Es un alimento se suele repetir con facilidad y puede producir ardor gástrico.
Su consumo en elevadas cantidades puede aumentar o reducir la acción de algunos medicamentos (hipoglucemiantes que se usan en el tratamiento de la diabetes mellitus, anticoagulantes usados en enfermedades circulatorias, etcétera).
Asimismo, el ajo provoca mal aliento, también denominado halitosis, bastante difícil de camuflar.
Ciertos componentes del ajo son capaces de pasar a la leche materna durante su formación y pueden aportar mal olor o sabor a la misma, por lo que el bebé podría rechazar de pronto la lactancia materna debido a este nuevo y extraño sabor. Cada mujer gestante debería comprobar este hecho ante el rechazo de la leche –que no ocurre únicamente con el ajo–, antes de tomar cualquier otra medida.