Insectos comestibles
A primera vista nos provocan repulsa, pero en determinadas culturas los insectos son un exquisito manjar. No sólo eso, desde la FAO se recomiendan para combatir el hambre por su elevado contenido en proteínas.

Beneficios y riesgos del consumo de insectos para la salud

Por: Leire Moneo

Periodista experta en alimentación

Actualizado: 20 de octubre de 2022

El contenido nutricional de los insectos depende de su etapa de vida (etapa metamórfica), su hábitat y su dieta. No obstante, tal y como se especifica en el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicado al respecto en abril de 2013, se acepta ampliamente que su consumo puede ser muy beneficioso para la salud:

  • Proteínas y nutrientes de calidad. Los insectos proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado. De hecho, en algunos casos pueden llegar a tener el 70% de valor proteico, razón por la que los expertos aseguran que los insectos pueden ser especialmente importantes como complemento alimenticio para los niños desnutridos, porque la mayor parte de las especies de insectos contienen niveles elevados de ácidos grasos (comparables con el pescado). Esta idea también es defendida desde la Sociedad Entomológica de Estados Unidos, pues sus estudios determinan que las termitas, las orugas, los saltamontes, las moscas, las arañas y los gorgojos constituyen mejores fuentes de proteínas que el pollo, el cerdo, el cordero y la vaca, pues, además, apenas tienen grasa.
  • Ricos en fibra y minerales. Los bichitos comestibles también son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc.
  • La oruga, un alimento top. Y para muestra un botón, ya que, según la FAO, cien gramos de orugas proporcionan todos los nutrientes que un adulto necesita en un día: poseen 53 gramos de proteínas, un 15% de grasas, alrededor de un 17% de carbohidratos y su valor energético ronda las 430 calorías por cada cien gramos de producto comestible. Además, las orugas contienen abundantes minerales como potasio, calcio, magnesio, fósforo, cinc, hierro y fósforo.
  • Seguros para la salud. Comer insectos plantea un riesgo reducido de transmisión de enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos (como gripe aviar o la enfermedad de las vacas locas).

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Brocheta de gusanos

Es peligroso comer insectos?

Según datos de la FAO, no se conocen casos de transmisión de enfermedades o parásitos a humanos derivados del consumo de insectos (siempre que los insectos hayan sido manipulados en las mismas condiciones de higiene que cualquier otro alimento). En cualquier caso, los expertos aseguran que pueden producirse alergias similares a las que aparecen con los crustáceos, que también son invertebrados, sin pasar por alto que al igual que otros alimentos similares los insectos proporcionan un entorno favorable al crecimiento microbiano, incluyendo bacterias, hongos y virus.

A pesar de todo, no faltan los personajes conocidos que defienden esta práctica, como Salma Hayek, actriz mexicana que reconoce que “lo que más me gusta es tomar huevos de hormigas con guacamole y saltamontes fritos”, o la archiconocida Angelina Jolie, que gracias a la labor solidaria que desarrolla desde hace años en Camboya ha descubierto que “los insectos son una delicia que se pueden comer con nueces, almendras o incluso dentro de una tarta. Son muy carnosos al paladar”, ha asegurado en alguna ocasión.

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Falta de regulación en España

Y aunque comer insectos sea una realidad en gran parte del planeta, en España ahora resulta muy complicado. La inexistencia de una regulación propia sobre la entomofagia en nuestro país, derivada de la prohibición de la venta de insectos para el consumo humano en la Unión Europea, hace que la moda de los insectos comestibles se haya frenado en los últimos años. Actualmente es muy complicado encontrar restaurantes en cuyas cartas se encuentren referencias a recetas con insectos, aunque algunos hay, mientras que los puestos ambulantes donde poder atreverse a probar, más típicos en el mercado asiático, todavía son una fantasía para el consumidor español, tras varios intentos fallidos en lugares como La Boquería de Barcelona.

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Creado: 1 de octubre de 2014

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