El aceite de oliva en la dieta mediterránea
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El aceite de oliva es el alimento más característico de la dieta mediterránea, y aunque han pasado sólo tres décadas desde que los científicos comprobaron sus propiedades beneficiosas para la salud, el cultivo del olivo se remonta a 6.000 años atrás.
Antiguas civilizaciones, como la egipcia, aprendieron a valorar sus cualidades culinarias, y lo utilizaron también con fines medicinales y religiosos. En Grecia también fue muy apreciado y llegó a ser un importante objeto de comercio. Y bajo la dominación romana de la península ibérica, el cultivo del olivo llegó a su apogeo, y el aceite procedente de España tuvo un gran éxito entre los aristócratas romanos.
Actualmente, el 95% de los olivos plantados en todo el mundo se encuentran en el área mediterránea, y España, donde hay más de 260 variedades de olivo cultivadas, sigue siendo el principal productor mundial de aceite de oliva, aunque también es muy importante el cultivo del olivo en Italia, Grecia y Portugal.
Las bondades de la dieta mediterránea con aceite de oliva: estudio PREDIMED
Para comprobar los efectos a largo plazo de la dieta mediterránea en la prevención de las enfermedades cardiovasculares se creó el estudio PREDIMED, en el que participan miles de personas reclutadas por centros hospitalarios de toda España. Entre los objetivos de esta amplia investigación se encuentra precisamente valorar los beneficios de la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra y, hasta ahora, se han obtenido numerosos datos procedentes de ensayos realizados con los participantes de PREDIMED, que avalan el impacto positivo de este tipo de grasas para prevenir o mejorar numerosas patologías, desde la salud ósea al sistema cardiovascular, o las complicaciones asociadas a la diabetes, como la retinopatía diabética.
De hecho, entre las conclusiones de los estudios realizados en el marco de PREDIMED, destaca que seguir una dieta mediterránea que incluya aceite de oliva virgen o frutos secos, como nueces y avellanas, aporta más beneficios a las personas con factores de riesgo para desarrollar una enfermedad cardiovascular, que consumir una alimentación con un bajo contenido en grasas.
Creado: 15 de septiembre de 2011