Usos del huevo en la cocina: ideas para prepararlo
Actualizado: 10 de octubre de 2024
El manejo del huevo en la cocina pasa por el cumplimiento de unas normas higiénicas básicas. El huevo puede ser portador de bacterias nocivas con facilidad, por ello es importante comprarlos frescos y limpios, mantenerlos en refrigeración hasta el momento de cocinarlos, desechar aquellos que tengan la cáscara agrietada y consumir los platos que contengan huevos rápidamente, sobre todo si están crudos.
El huevo es uno de los ingredientes más versátiles en la cocina y puede cocinarse de muchas maneras, ofreciendo distintas texturas y sabores según el método empleado, la clave de su uso es el control de la temperatura. Cuando el nivel de calor es el adecuado, el aglutinamiento de las proteínas produce una clara suave y tierna, y una yema cremosa. Por el contrario, demasiado calor da lugar a una clara dura y gomosa, así como a una yema seca y desmenuzable.
10 Maneras de preparar los huevos
La variedad de preparaciones del huevo disponibles, sólo o como parte integrante de una receta, permite que podamos disfrutar de su valor nutritivo de forma muy variada y habitual. Los huevos pueden hacerse con cáscara o sin ella, estas son algunas de las maneras más comunes de hacerlos y los tiempos que requiere cada forma de cocinarlos:
-
Huevos fritos
Se casca el huevo en un plato o en un vaso y se añade a la sartén con un poco aceite y con cuidado para que la yema no se rompa. Se deja unos dos o tres minutos a fuego medio-bajo hasta que la clara se ponga completamente blanca y la yema tenga una ligera capa del mismo color. Si el huevo se hace con mucho aceite se llama a la española, mientra que a la andaluza implica darle la vuelta para que la clara envuelva a la yema. Se suelen utilizar como acompañamiento, por ejemplo, en el arroz a la cubana, o como principal, como en los huevos con patatas, huevos rotos o estrellados. El chef Martín Berasategui recomienda echarlos a freír cuando el aceite esté suficientemente caliente, para lo cual utiliza como chivato una miga de pan, en cuanto chisporrotee y se dore es que el aceite está listo para recibir al huevo..
-
Huevos duros
Es otra de las formas más comunes de preparar los huevos, que se introducen en agua hirviendo durante unos 10 minutos. El resultado tras quitarle la cáscara es una yema y una clara totalmente cuajadas. Es importante contabilizar el tiempo, pues si se deja demasiado la yema se tornará a un color verdoso. Tras pelarlos, estos huevos se pueden añadir picados a ensaladas, sopas, empanadillas y muchas recetas más, además de poder rellenar su interior –sacando la parte de la yema– con cualquier alimento, como por ejemplo atún y tomate. Un truco para evitar que la cáscara se rompa durante la cocción es añadir un chorrito de vinagre al agua. Y si te cuesta pelarlo una vez cocido, el chef Karlos Arguiñano aconseja ponerlo bajo un ligero chorro del agua del grifo.
-
Huevos mullidos o mollets
El procedimiento es igual al del huevo duro, pero se dejará cociendo en agua hirviendo menos tiempo, concretamente unos cinco o seis minutos. De esta manera el interior se mostrará con una yema semilíquida y una clara cuajada. Para comprobar la cocción, enfría el huevo en agua fría durante un minuto antes de pelarlo. Esto detendrá la cocción. Son perfectos para ensaladas o como guarnición en platos principales, aportando una textura suave.
-
Huevos pasados por agua
En este caso la cocción del huevo es muy corta, de apenas unos tres minutos, así se conseguirá una clara semilíquida y una yema totalmente líquida. Para asegurarte una cocción perfecta utiliza un temporizador. Esta preparación debe hacerse justo antes de servir el plato, pues a diferencia de las anteriores, no se puede conservar. Se pueden servir con tostadas o en platos como el "huevo benedictino".
-
Huevos al plato
La característica principal de esta forma de hacer los huevos está en el recipiente que los contiene, que suele ser en unas cazuelas pequeñas de barro o acero inoxidable. En ellas se introducen otros ingredientes, como verduras, y en la parte de arriba se coloca el huevo cascado y se introduce en el horno caliente a 180°C durante 10-15 minutos. Esta alta temperatura se encargará de cuajarlo. Esta opción es ideal como plato principal, servido con pan crujiente.
-
Huevos escalfados
Esta es una manera saludable y sin utilizar aceites de cocinar el huevo. Hay dos maneras principales de hacerlo, una de ellas es añadiendo el huevo cascado a una cazuela con agua caliente (no hirviendo) con un chorro de vinagre y dejar que se cuajen. La otra manera, usada para que queden con un mejor aspecto, es colocar papel transparente de cocina en un vaso y meter dentro el huevo cascado, después se cierra en forma de saquito y se mete en el agua caliente. Tras unos seis o siete minutos estará cuajado, pero con la yema semilíquida. Este tipo de huevo es ideal para acompañar platos como tostadas con aguacate o ensaladas o alguna salsa.
-
Huevos cocotte
Se cocinan dentro de un recipiente apto para horno engrasado, que puede ser de silicona, cerámica o acero inoxidable, que suele untarse de mantequilla para que no se pegue y se cocina a baño maría durante 10-12 minutos a 180°C. El calor que provocará que el huevo se haga proviene del horno, aunque también se hará gracias a la técnica del baño maría. Basta con unos dos o tres minutos para tener listo los huevos cocotte. Puedes añadir nata, queso o hierbas al gusto antes de hornear para un sabor adicional. Se pueden servir como aperitivo o en brunch.
-
Huevos revueltos
Para prepararlos lo primero que hay que hacer es batir ligeramente el huevo y echarlo a la sartén con un poco de aceite y a una temperatura baja mientras se remueve constantemente durante 3-5 minutos con una cuchara de madera o espátula. Para obtener una textura cremosa, retíralos del fuego cuando aún estén un poco líquidos; el calor residual seguirá cocinándolosSuele usarse como acompañamiento y es un desayuno muy usado, especialmente por deportistas.
-
Tortilla francesa
Es la versión más rápida de las tortillas, puedes cocinarla en 2 o 3 minutos. Solo tienes que batir los huevos y echarlos en la sartén cubriendo toda la superficie. A diferencia de los huevos rotos, que comienzan de la misma manera, la tortilla francesa no se debe remover, sino que se dejará que se haga por un lado y luego se doblará a la mitad o se enrollará. A este método de preparación se le puede añadir cualquier otro alimento que se desee, como atún, queso o jamón cocido, tanto picado en el huevo batido como en la parte superior cuando se esté cocinando. Añade una pizca de sal y pimienta para resalzar su sabor.
-
Tortilla española o de patata
Para realizar una tortilla española se utiliza el huevo batido que se mezcla con la patata frita a media temperatura y después se cuaja por ambos lados en la sartén. Cada vez son más las variables que se hacen de esta tortilla, como, por ejemplo, hecha con calabacín o con espinaca. Si buscas una tortilla más jugosa, el truco es no sobrecocinarla y dejarla ligeramente cruda en el centro para conseguir una textura más suave. Tómala como pincho o como plato principal. Un infalible en cualquier mesa.
Creado: 26 de septiembre de 2012