Origen de la sandía y variedades
Actualizado: 20 de octubre de 2022
Mark Twain dijo una vez que “la sandía es el principal de los lujos de este mundo”. Y no le faltaba razón. Refrescante y con toques a hierba, este fruto primo lejano del pepino y el melón tiene su origen en el norte de África. Su consumo se remonta a los egipcios, quienes ya la conocían, extendiéndose su uso al resto de países de la cuenca mediterránea. Se trata de una de las frutas más extendidas en el mundo, doblando su producción al de los melones, y cómo no, sobre todo gracias a su alto y refrescante contenido en agua, una de las más consumidas y disfrutadas en verano.
Quienes no hayan tenido el privilegio de pasearse por un campo de sandías, deben saber que éstas provienen de una planta rastrera que no levanta más de dos palmos del suelo. El fruto de la planta, de gran tamaño, alberga las semillas rodeadas de un tejido placentario de color rojo comestible, de sabor dulce y consistencia crujiente pero tierna.
Si bien las variedades tradicionales de sandía tienen semillas de color negro en los últimos años han aparecido variedades sin pepitas. Sin embargo, si lo que se busca es sabor, aquellas con pepitas saben mejor que las que no tienen. Curiosamente, en este último caso las pepitas están sin desarrollar, de ahí que sean pequeñas, blandas y blancas. Estas variedades se empezaron a cultivar en Japón en los años treinta.
La sandía no desarrolla más sabor una vez recolectada, por lo que la mejor época para el consumo de este fruto es el verano y principios de otoño, aunque también se cultiva en invernadero con lo que puede estar disponible todo el año.
Creado: 25 de junio de 2014