Un estudio realizado en Estados Unidos, en la universidad de Southern Illinois, ha comprobado que las bebidas energéticas contienen unos compuestos ácidos que deterioran de forma irreversible el esmalte de la dentadura, lo que puede provocar desde una molesta hipersensibilidad frente a alimentos o bebidas muy fríos o calientes, hasta afecciones bucodentales como la caries, o incluso la pérdida de los dientes.

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El consumo de este tipo de bebidas está muy extendido entre jóvenes y adolescentes, y aunque en principio se utilizaban para reponer sales y minerales tras practicar algún deporte, con el tiempo se ha puesto de moda ingerirlas para combatir la fatiga por falta de descanso (por ejemplo cuando es preciso madrugar y se ha trasnochado), y también para estar más alerta y concentrado a la hora de preparar un examen.

Los investigadores explican que el azúcar que contienen estas bebidas se transforma en sustancias ácidas que dañan la dentadura cuando se pone en contacto con las bacterias presentes en la cavidad bucal

Para comprobar los efectos nocivos de estos refrescos sobre la dentadura, los investigadores seleccionaron nueve bebidas energéticas distintas y 13 refrescos destinados a deportistas, y sumergieron en ellos durante 15 minutos varias piezas dentales, y a continuación los bañaron también en una solución de saliva artificial, repitiendo este proceso cuatro veces cada día a lo largo de una semana.

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Los investigadores comprobaron que el esmalte de los dientes que habían estado en contacto con las bebidas energéticas se deterioró significativamente –el doble de lo que ocurrió con las piezas que sólo se sumergieron en los refrescos para deportistas–, y explican que el azúcar que contienen estos líquidos se transforma en sustancias ácidas que dañan la dentadura cuando se pone en contacto con las bacterias presentes en la cavidad bucal.

Desde la asociación de fabricantes de bebidas de Estados Unidos, la ‘American Beverage Association’, se quejan de los métodos seguidos para realizar el estudio porque afirman que nadie mantiene en la boca 15 minutos seguidos una bebida, y mucho menos lo hace cuatro veces al día y durante una semana completa. Además, añaden que hay otros muchos factores que determinan la aparición de caries y el deterioro del esmalte como una higiene bucal inadecuada, o la propensión genética.

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Sin embargo, datos del Consejo General de Dentistas de EE.UU., estiman que entre el 30% y el 50% de su población adolescente consume habitualmente bebidas energéticas, y la portavoz de esta entidad, Jennifer Bone, ha aconsejado que limiten la ingesta de estos refrescos y se enjuaguen la boca con agua después de beberlos y, si eso no fuera posible, mastiquen chicle sin azúcar. Ha advertido también que es mejor no cepillarse los dientes hasta que no haya transcurrido al menos una hora de la ingesta, porque el cepillado puede favorecer la acción de los ácidos y extenderla por toda la dentadura.

Actualizado: 20 de junio de 2017

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