Mermeladas, confituras, compotas y jaleas
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Las mermeladas y confituras son de esos alimentos tradicionales que pocas veces faltan en las mesas de los desayunos de muchos. Sin embargo, todavía hay algunas dudas respecto a su denominación. Y es que, cuando nos acercamos al mercado en busca de mermelada, podemos encontrar productos que, a primera vista parecen iguales, pero que, tras leer su etiqueta, observamos diferencias significativas entre ellos. Para no confundirnos, aquí van unas aclaraciones:
Mermeladas: tradición en tu desayuno
Ahora que ya sabemos qué son y de qué están hechas las mermeladas y cómo diferenciarla de otras variedades de conservas de frutas en azúcar, echemos un poco la vista atrás y veamos de dónde viene esta rica tradición.
El hecho de que los alimentos frescos sean perecederos ha hecho que el ser humano busque, desde que se asentó en pequeños poblados, técnicas que ayuden a preservarlos y alargar su vida útil con el fin de disponer de ellos en épocas de escasez. Las mermeladas y confituras son, de hecho, una manera de preservar frutas en azúcar. El exceso de azúcar hace que el medio deje de ser apropiado para el crecimiento de microorganismos, ya que retiene el agua y extrae la humedad de las células vivas.
La conservación de frutas en medios azucarados no es una cuestión de hace dos días. Ya en el antiguo Egipto se untaban masas de pan con una especie de mermelada de dátiles y miel. De hecho, las primeras conservas de fruta en azúcar fueron, probablemente, frutas sumergidas en miel o en jugo hervido de uvas. Sin embargo, hasta que no que llegó el azúcar de caña en el siglo XIII a Europa, gracias a los árabes, no se empezó a usar ésta como conservante para frutas. A pesar de ello, las mermeladas, confituras y jaleas no tuvieron mucho éxito y no fue hasta el siglo XIX que se convirtieron en productos comunes gracias al abaratamiento del azúcar.
Creado: 11 de marzo de 2014