Saber cómo proteger los alimentos congelados y mantener correctamente la cadena de frío es fundamental para prevenir toxiinfecciones alimentarias y disfrutar al máximo de su sabor y beneficios.
Social Media Manager y periodista experta en nutrición y vida sana
Actualizado: 23 de septiembre de 2022
Antes de congelar productos frescos, tales como frutas, verduras, carnes o pescados, debes seguir ciertas normas de seguridad que permitirán conservar en perfectas condiciones el alimento hasta que vayas a consumirlo. Aquí tienes algunos consejos sobre cómo preparar los alimentos para congelarlos:
Antes de congelar las verduras, hay que trocearlas, escaldarlas brevemente (o hervirlas ligeramente) y escurrirlas. Aunque con el hervido se pierden algunas vitaminas, serán mucho menores que las que le resten si se congelan frescas.
En el caso de las frutas es aconsejable cocerlas antes o trocearlas en crudo y recubrirlas con almíbar para que no se estropee su textura original.
El marisco es preferible congelarlo una vez cocido. Si se quiere congelar los crustáceos frescos habrá que quitarles la cabeza.
El pescado siempre habrá que limpiarlo antes de meterlo en el congelador. Fíjate en que estén descamados, sin las tripas y sin la cabeza. Lávalo, sécalo con papel absorbente y envuélvelo en film plástico o de aluminio.
A la carne se le quitan las partes no comestibles (patas, huesos, grasa visible…), se corta en rodajas, filetes o trozos y se envuelve en raciones con film transparente.
Para congelar los huevos hay que quitarles la cáscara y batir o mezclar su interior para después guardar la mezcla en un recipiente. Si te gusta la repostería y sueles utilizar las claras, sepáralas de las yemas y congélalas en un envase adecuado. Podrás usarlas para montarlas a punto de nieve la próxima vez que vayas a hacer un bizcocho, una tarta o un mousse.
Los líquidos tales como caldos, sopas o cremas podrás congelarlos siempre y cuando dejes un espacio vacío o sobrante en el sitio donde vayas a almacenarlos. Su volumen puede aumentar con el frío y esto evitará que revienten.
Respecto a los alimentos ya cocinados es conveniente dejarlos algo cortos de cocción para que después adquieran su punto cuando los vuelvas a calentar. Sazónalos poco, ya que al congelarse se suelen concentrar ligeramente y toman más sabor. Y déjalos enfriar (no más de una hora), para que no modifiquen la atmósfera de frío del congelador.