Qué es la carne artificial y cómo se elabora
Actualizado: 4 de mayo de 2023
No es ciencia ficción. Y tampoco se trata de misteriosos experimentos genéticos en un laboratorio clandestino. La carne artificial o carne cultivada –cultured meat, como los investigadores prefieren que se le llame– es ya una realidad que puede llegar al mercado y al consumidor final en tan solo unos años.
En 2013, Mark Post, profesor de la Universidad de Maastricht, presentó en Londres la primera hamburguesa de carne de vacuno cultivada. No se trataba de un producto similar a la carne, o con la textura y el sabor de la carne. Era carne. Y ahí radicaba la principal diferencia con otros productos alternativos a la carne convencional.
En marzo de 2017, la empresa norteamericana Memphis Meat anunció como gran innovación que había elaborado “la primera carne de pollo producida sin animales”. Hasta ese momento sólo se había fabricado artificialmente carne de vacuno. No estaban lanzando un nuevo producto al mercado, sólo comunicaban que habían conseguido producirla (quieren ponerla a la venta en 2021), pero la expectación generada sobre la carne sintetizada en un laboratorio ha sido innegable. Por ello, en este artículo vamos a intentar responder las dudas éticas, saludables o medioambientales que surgen en torno a su elaboración.
Cómo se elabora la carne artificial
Este producto se consigue a partir de células madre musculares de animales vivos, sin necesidad de sacrificarlos. Las células madre se multiplican en el laboratorio colocándolas en un medio de cultivo que las nutre y contiene los elementos necesarios para su crecimiento, consiguiendo que se multipliquen.
Este grupo de células musculares se combinan con colágeno y se fijan en un disco de crecimiento. Las propias células se van organizando como en el músculo del animal vivo. Para conseguir el tono de un músculo real, se le somete a una estimulación eléctrica. Las fibras se contraen y relajan: es el equivalente al trabajo en el gimnasio.
Pero la carne artificial no sólo contiene fibras musculares; hay tejido conjuntivo, grasa, venas y arterias… Por eso, para que la textura y el sabor sean los más parecido posible a la carne real, el músculo fabricado se mezcla con grasa animal (que también se ha sintetizado en el laboratorio), e ingredientes como sal, huevo en polvo, miga de pan, y jugo de remolacha para conseguir el color rojo característico.
Y ya tenemos una hamburguesa con características muy similares a las de la obtenida de la carne y la grasa de una vaca, pero utilizando sólo unas células del animal vivo y un laboratorio. ¿Te atrevería a probarla?
Alternativas actuales a la carne
A muchos consumidores les preocupan todos estos aspectos relacionados con el consumo de carne, pero no quieren renunciar a los productos cárnicos porque les resultan palatables y apetitosos. En la actualidad ya hay varias opciones para cubrir la demanda de productos similares a la carne, pero sin ser de origen animal.
Empresas como Impossible Foods o Beyond Meat fabrican sucedáneos de carne de pollo o hamburguesas veganas, que imitan el aspecto de las verdaderas y se aproximan a sus características organolépticas con ingredientes vegetales. Se elaboran con legumbres como la soja o los garbanzos, y cereales o pseudocereales como la quinoa, y se mezclan con cebolla, harina, aceites y especias, para conseguir un resultado que recuerde a la carne.
Sin embargo, su consumo no está masificado ni han desplazado la compra de sus homólogos originales. Se ven más como un complemento en la alimentación de personas vegetarianas, que como una alternativa real a la carne.
Creado: 10 de mayo de 2017