La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) ha endurecido las recomendaciones sobre el consumo de ciertos alimentos, como el atún y el pez espada, así como algunos crustáceos y hortalizas, debido a su alto contenido en mercurio, cadmio y nitratos, respectivamente. En concreto, la AESAN recomienda que ni las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni los niños menores de tres años consuman pez espada, tiburón o atún rojo, y que los niños de tres a 12 años no superen los 50 gramos semanales, debido a que el mercurio que contienen puede ocasionar graves alteraciones en el desarrollo neuronal del feto y de los niños pequeños.

El mercurio puede ocasionar graves alteraciones en el desarrollo neuronal del feto

La forma orgánica del mercurio, el metilmercurio, es muy tóxica y se acumula en los tejidos grasos de los grandes peces cuando estos ingieren otras especies que la contienen. Como se trata de peces migratorios, no se puede descartar el peligro aunque se hayan pescado en aguas no contaminadas.

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En el caso de las hortalizas, el problema son los nitratos, unas sales que en el cuerpo humano se transforman en nitritos, que resultan tóxicos en concentraciones elevadas y pueden provocar cianosis (falta de oxígeno en la sangre) a los bebés. El mayor peligro de ingesta de nitratos se encuentra en la franja de edad de uno a tres años, y las hortalizas que presentan mayores niveles de nitratos son la acelga, la espinaca y la lechuga, por lo que su consumo en niños pequeños debe ser moderado.

No afecta a todos los consumidores

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no considera peligroso que los niños mayores de siete años tomen raciones completas de estas hortalizas, que sí deberían evitarse, por precaución, en los bebés menores de un año. La EFSA también advierte que, una vez cocinadas, estas verduras se deben conservar en el frigorífico, porque dejarlas a temperatura ambiente de un día para otro puede hacer que los nitratos se conviertan en nitritos.

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Es importante destacar que el consumo de hortalizas ofrece grandes ventajas en comparación con los posibles riesgos, por lo que en absoluto deben desterrarse de la dieta. Además, las hortalizas cultivadas al aire libre y con más horas de exposición solar contienen menos nitratos que las de invernadero, o aquellas procedentes de países del norte de Europa.

El consumo de crustáceos es mucho menos frecuente pero el cadmio, un metal pesado generado por actividades mineras e industriales y por el uso de algunos fertilizantes, se encuentra en altas concentraciones en crustáceos como el buey de mar, el cangrejo o el centollo, y al ingerirlos se acumula en el organismo humano, sobre todo en hígado y riñones, y puede dañar la función renal. Las recomendaciones sobre el consumo de mariscos se centran en evitar la cabeza de gambas, cigalas, langostinos, etc., porque es donde se concentra el cadmio, no resultando peligroso para la salud la ingesta de la carne blanca de los apéndices y el abdomen, donde la presencia del metal es baja.

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Por su parte, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha querido tranquilizar al resto de los consumidores, explicando que pueden seguir consumiendo estos alimentos con total garantía para su salud, ya que la AESAN ha dirigido la recomendación de reducir su consumo únicamente en el caso de algunos sectores de la población, como los niños y las embarazadas, con el fin de reducir los riesgos.

Fuente: Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN)

Actualizado: 18 de septiembre de 2018

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