Síntomas de la trematodiasis y diagnóstico

Los trematodos –pequeños gusanos de forma plana– suelen provocar cuadros clínicos complejos, con muchos y variados síntomas que afectan a muchos órganos del cuerpo. Pero a pesar de ello es muy raro que pongan en riesgo la vida de las personas parasitadas, excepto en aquellos cuadros muy agudos o en personas que sufran alguna otra enfermedad de base.

Los síntomas de la trematodiasis dependen por lo tanto de qué órgano del cuerpo esté afectado, y eso está determinado por la zona en la que termine el trematodo de ubicarse. Los signos y manifestaciones más frecuentes de esta infección por transmisión alimentaria son:

• Síntomas digestivos: son los síntomas más habituales en estos pacientes. Pueden ser leves, como la indigestión, eructos de repetición, pesadez tras la ingesta… De forma más grave pueden provocar ictericia, dolor abdominal, cólico biliar, cirrosis, etcétera.
• Síntomas respiratorios: la infestación por trematodos puede causar neumonías agudas o más larvadas, extendidas en el tiempo sin síntomas muy marcados. Indirectamente pueden provocar síntomas respiratorios por reacciones alérgicas.
• Síntomas cutáneos: los parásitos pueden generar en el organismo reacciones alérgicas de tipo urticaria. Los esquistosomas pueden producir lesiones parecidas a picaduras por los puntos de entrada de las cercarías (larvas de trematodos).
• Síntomas urinarios: ciertas especies de esquistosoma terminan por invadir la vejiga y producen erosiones en la pared, por lo que se orina sangre. Se ha relacionado esta parasitación con un tipo específico del cáncer de vejiga.

Si detectas la aparición de este tipo de síntomas y piensas que puedes sufrir trematodiasis acude rápidamente a tu centro médico.

Diagnóstico de las trematodiasis

Los síntomas y signos clínicos de las trematodiasis son muy poco específicos y engloban muchos aparatos diferentes, por lo que en la mayoría de los casos es difícil llegar al diagnóstico directamente. Los médicos especialistas suelen pensar en trematodiasis cuando a los síntomas clínicos les acompañe antecedentes de exposición a estos tipos de parásitos, como puede ser comer pescado o marisco crudo, berros sin higienizar, bañarse en ríos de agua dulce, visitar a países en vías de desarrollo, etcétera.

Aparte del diagnóstico clínico, hay otras pruebas que se pueden llevar a cabo para comprobar si una persona está infectada por este tipo de parásitos. Los análisis de sangre son poco específicos, pero aun así, podría dar algo de luz. El dato más significativo que se puede obtener de este tipo de prueba es la eosinofilia, que denota el aumento de los eosinófilos, que son un tipo de glóbulos blancos de la sangre, pero puede suceder en otros cuadros.

La prueba médica más importante para el diagnóstico de la trematodiasis, y la que es la más utilizada en los casos que se requiere, es la identificación del parásito directamente mediante las pruebas de que se encuentra en el organismo. Para poder hacerlo, se necesita detectar los huevos del parásito en heces u orina, dependiendo de qué órgano hayan parasitado.

Para ver estos microorganismos parasitarios es muy sencillo, solo se necesita un microscopio básico. También se puede ver el parásito de forma directa si es muy grande, como las fasciolas, que pueden llegar a alcanzar varios centímetros de longitud y se pueden ver mediante una laparoscopia.