El origen de un problema de desnutrición puede estar en el aumento de necesidades calóricas, en la disminución de la ingesta o en ambas simultáneamente. Si la oferta de alimentos en la zona no es la adecuada y hay escasez de medios, transporte, distribución, higiene, conocimientos, etcétera, el problema se agrava notablemente.
Algunas de las causas más frecuentes de desnutrición son:
- Escasez de alimentos y agua potable para poder mantener una alimentación adecuada.
- Condiciones socio-sanitarias poco adecuadas para mantener un estado nutritivo correcto.
- Reparto económico desequilibrado según regiones y poca inversión en tecnologías de cultivo, extracción de agua, etcétera.
- Dificultad en la movilidad debido a deficientes medios de transporte e infraestructuras a la hora de recolectar o conseguir productos.
- Escasa variedad en la dieta diaria con los alimentos disponibles que muchas veces no aportan los nutrientes necesarios. Por ejemplo carne, huevos, leche o pescado.
- Dietas muy hipocalóricas, desequilibradas, mantenidas en el tiempo y sin supervisión nutricional.
- Anorexia o falta de apetito provocada por múltiples causas: tratamientos quimio o radioterápicos, fármacos, intervenciones quirúrgicas, etcétera.
- Enfermedades psiquiátricas: anorexia nerviosa, depresión, bulimia…
- Intolerancias alimentarias no diagnosticadas o tratadas: intolerancia lactosa, intolerancia gluten, intolerancia fructosa y otras.
- Situaciones patológicas que incrementan el consumo calórico: cáncer, fibrosis quística, fiebre, quemaduras, infecciones, traumatismos, etcétera.
- Personas ancianas pluripatológicas y con criterios de fragilidad que no se valen por sí mismas para ciertas actividades relacionadas con la alimentación.
- Embarazos o situaciones patológicas con aumento de vómitos o diarreas prolongados.