Dra. Clotilde Vázquez

Experta en nutrición y diabetes, jefa de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario Ramón y Cajal
La jefa de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Ramón y Cajal nos explica cómo combinar el manejo de la diabetes con la diversión, y disfrutar del descanso estival sin descuidar la salud.
Dra. Clotilde Vázquez, experta en nutrición y diabetes. Jefa de la Unidad de Nut

La Dra. Clotilde Vázquez

“En vacaciones uno tiende a olvidarse de todo y el diabético, por desgracia, no se puede olvidar. Cuando falla el páncreas, lo que no puede fallar es la cabeza”

3 de febrero de 2012

En verano se multiplican las celebraciones familiares, los compromisos sociales, los viajes, la práctica de deportes al aire libre, y las excursiones y campamentos infantiles. Todas estas actividades alteran la rutina diaria e invitan a relajar la dieta y la preocupación por cuidar la salud. Sin embargo, “la evolución y estabilidad de enfermedades como la diabetes dependen en gran medida del control que se ejerza sobre aspectos clave como el tratamiento farmacológico, la actividad física y la alimentación”, explica la Dra. Clotilde Vázquez, jefa de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario Ramón y Cajal, que añade que “en verano, los pacientes tienen menor acceso a sus especialistas y educadores, y es importantísimo disponer de iniciativas de concienciación que ayuden a los pacientes a recordar su compromiso con la enfermedad”.

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La diabetes es una enfermedad crónica y su control, además del tratamiento farmacológico, está directamente asociado a la dieta y a la actividad física del paciente, ¿se descuidan mucho estos aspectos durante las vacaciones?

Cambian mucho, y hay que reforzar un poco. La idea que ha tenido la fundación Lilly, con programas como 'Por fin es jueves' o 'Conversaciones sobre diabetes', es recordar y reforzar los conocimientos que todo diabético tiene, porque la verdad es que en España la educación diabetológica funciona muy bien; sin embargo, como es un poco pesado estar disciplinándose todos los días para ajustar las dosis de insulina, preocuparse porque las comidas estén siempre más o menos organizadas, con horarios… En vacaciones uno tiende a olvidarse de todo y el diabético, por desgracia, no se puede olvidar.

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Puede estar muy bien controlado y hacer de todo, pero es verdad que cuando hay un cambio de rutina como un viaje, una actividad física importante que durante la época no vacacional no tiene, y pasa del sedentarismo a hacer mucha actividad, cambian mucho las necesidades de fármacos, y también las necesidades energéticas. Y todo eso hay que ajustarlo, día a día.

Dicho de forma simplista, lo que falta en la diabetes, lo que resulta anómalo, es la producción de insulina: en el caso del diabético tipo 1 no hay insulina, y en el caso del diabético tipo 2 el aporte de insulina no funciona correctamente. Nuestro páncreas está segregando insulina en función de lo que comemos, de la actividad física y de las emociones. Eso es muy variable, y cuando ese mecanismo está indemne no nos damos cuenta, pero el páncreas recibe constantemente información de cuánta insulina tiene que enviar en función de la variación de esos factores. En el caso de un diabético, como carece de esa función, él tiene que ser su páncreas. Su cabeza tiene que ser su páncreas, y tiene que conocerse y estar siempre haciéndose autocontroles.

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A veces, en una vida organizada, las necesidades suelen ser similares de un día para otro, pero en vacaciones esto cambia y los diabéticos necesitan mayor autocontrol.

Usted advierte que, en verano, “es imprescindible hacerse muchos más controles de glucosa, para que las posibles variaciones glucémicas no impidan disfrutar de las alternativas festivas” ¿es necesario modificar el tratamiento farmacológico de los pacientes con diabetes en esta época del año?

Sí. Por ejemplo, a una persona con un trabajo sedentario de oficina que en vacaciones se va a hacer excursionismo, o navegación, o cualquier otro viaje que implique una variación y un aumento de su actividad física, no le sirven las pautas anteriores, y necesita determinar las nuevas pautas realizándose análisis de glucemia capilar para ir adaptándose. Si cada día cambia de actividad, tendrá que realizar seis, siete, ocho controles diarios, para comprobar sus necesidades en cada momento.

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Por lo general, los diabéticos se conocen muy bien, y saben que esto lo tienen que hacer cada vez que ocurre algo extraordinario, sea un cambio de actividad, un viaje largo… Si un diabético coge una ‘diarrea del viajero’ -que puede resultar grave incluso en un no diabético-, en este paciente implica que vigile con mucha más atención su glucemia capilar, que no deje de ponerse insulina, que beba mucho líquido aunque vomite y tenga diarrea, y que acuda a un centro sanitario lo antes posible.

Cada vez más gente joven se está poniendo bombas de insulina, que tienen una gran ventaja porque no es necesario pincharse la insulina, sino que se programan las dosis

Cada vez hay más gente joven, que lleva con diabetes desde niño, que se está poniendo bombas de insulina, que tienen una gran ventaja, porque no es necesario pincharse la insulina, sino que se programan las dosis. Así se controla mucho mejor y, aunque Implica llevar el aparatito y una serie de cuidados, les da mucha más libertad. Por ejemplo, en vacaciones, si están en Italia y les apetece comerse tres helados, comprueban la necesidad de insulina, programan un suplemento, y ya está. Se aconseja que no haya un incremento de las dosis de insulina constante para abusar de ciertas comidas, porque además engordarían, pero la ventaja que tiene el tratamiento con múltiples dosis de insulina es que al diabético le permiten mucha más libertad. Ellos saben calcular, según los hidratos de carbono que van a tomar, cuánta insulina necesitan. Cuando un diabético intermedio llega al punto de necesitar insulina, lo único bueno de la noticia es que con las dosis adecuadas de insulina también va a tener más libertad a la hora de comer.

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En verano los pacientes tienen menos acceso a los profesionales sanitarios que supervisan habitualmente su enfermedad ¿están suficientemente informados como para no depender de estos especialistas, salvo en ocasiones puntuales?

En principio yo creo que España es uno de los países que mejor desarrollado tiene esto. Aquí casi todos los centros de salud cuentan con un médico de atención primaria para este tipo de educación, una enfermera educadora… y cada vez se implantan más programas formativos, o se emplea la medicina a distancia, que permite conectar con tu médico, o con tu centro de salud, o que te envíen un sms para recordarte algo. Cada vez se adapta más el cuidado del diabético a las nuevas tecnologías o, mejor dicho, aprovechamos las nuevas tecnologías para que una persona, esté donde esté, pueda conectarse con un profesional médico.

Cuando hay una hiperestimulación de olores, colores y presentación de los alimentos, se desregula el mecanismo de saciedad

Además de los conocimientos que tienen los propios pacientes, como decía antes, cuando falla el páncreas, lo que no puede fallar es la cabeza. Si un diabético no sabe que cuando tiene una diarrea, o tiene fiebre por otras causas, aunque no coma, tiene que ponerse insulina, acabará en el hospital seguro. Ellos son, por tanto, sus propios terapeutas.

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Usted habla del “síndrome del buffet”, que es algo que nos ocurre a muchos en vacaciones cuando nos alojamos en hoteles con este sistema de comidas, y comemos más de lo habitual, y lo que más nos apetece, sin tener en cuenta su calidad nutricional. ¿Qué tipo de alimentos deben elegir los pacientes diabéticos y cómo pueden calcular las cantidades para que comer en el buffet no les perjudique?

Es un fenómeno que está estudiado a nivel psicológico, y es que cuando hay una hiperestimulación de olores, colores y presentación de los alimentos, se desregula el mecanismo de saciedad. Antes, los diabéticos tipo 2 mejoraban mucho en verano, porque como hace calor la gente no tiene apetito y come más verduras y ensaladas, lo que unido a mayor actividad física, hacía que volviesen de las vacaciones más delgados y mejor controlados. Ahora es muy habitual pasar las vacaciones en hoteles donde no se pasa calor gracias al aire acondicionado. La gente viaja al Caribe o a Egipto, o se va de crucero, pero con aire acondicionado y buffet muy apetecibles. Como el fresquito hace que no se les quiten las ganas de comer, vuelven más gordos.

La recomendación que se da a los diabéticos ante un buffet es respirar hondo, darse un par de vueltas para verlo todo, y elegir tres cosas, procurando que incluyan los alimentos pautados

Gracias a la educación diabetológica, los pacientes diabéticos saben, si no se trata de un alimento muy exótico, a qué grupo pertenece. Pero en el caso de las ensaladas, por ejemplo, pueden llevar aderezos o componentes muy grasos que hay que tener en cuenta. La recomendación que se da a los diabéticos ante un buffet es respirar hondo, darse un par de vueltas para verlo todo, y elegir tres cosas, procurando que incluyan los alimentos pautados (hidratos de carbono, frutas y verduras…). Como a veces resulta difícil cumplir este objetivo, en caso de propasarse en la comida, pueden compensar los excesos con una cena muy ligera, y con mucha actividad física, caminar mucho, bailar, nadar…

Otra situación muy frecuente en vacaciones es que la comida principal del día se realice en la playa, o durante una excursión por el campo. ¿Qué alimentos debe incluir un ‘pic nic’ para diabéticos?

Los diabéticos pueden comer de todo y, en cualquier caso, una opción muy buena para estos casos es el pan, un buen bocadillo. Pero los diabéticos tienen una ventaja muy grande y es que en todas partes van a encontrar comida que puedan consumir. Mucho peor lo tienen los celíacos, porque ellos sí que tienen problemas cuando comen fuera; si eres diabético y celíaco la cosa es complicadísima. El diabético lo que tiene que hacer es preguntar qué lleva un plato cuando no está seguro de los ingredientes.

Cuando van a visitar un país extranjero con costumbres culinarias muy distintas, les aconsejamos que se informen primero sobre qué comidas hay y a qué grupo alimentario pertenecen, si son proteínas o hidratos de carbono. También deben procurar comer las verduras y los cereales locales. Por lo general, el conocimiento lo tienen, pero a veces hay que recordarles que se tienen que fijar, y que no se desmadren a la hora de comer por estar de vacaciones. Pero se puede decir que están muy informados y que, en muchas ocasiones, un diabético es el que mejor come de la familia.

La hidratación, que es fundamental sobre todo en verano, es un aspecto que no siempre cuidamos lo suficiente. En el caso de las personas diabéticas, ¿necesitan beber más líquidos que el resto de la población? ¿cuáles son las recomendaciones alimenticias para que estén bien hidratados?

Necesitan la misma cantidad de líquido que los demás, pero para un diabético es mucho más dañino deshidratarse. Una deshidratación leve en una persona no diabética no tiene consecuencias muy serias, pero en una persona con diabetes puede elevar mucho la glucemia, y si en ese momento no dispone de suficiente insulina, esto le puede conducir a una descompensación. Por eso es muy importante evitar la deshidratación. Deben llevar suficiente agua si van de excursión, y si hay poca agua, el diabético tiene que tener preferencia a la hora de beber.

Una deshidratación leve en una persona con diabetes puede elevar mucho la glucemia y, si en ese momento no dispone de suficiente insulina, le puede conducir a una descompensación

El kit de supervivencia en un diabético incluye la insulina, azúcar y agua. Tienen que estar preparados porque pueden surgir situaciones inesperadas, como la avería de un coche mientras se viaja, que deben poder afrontar.

Es indudable que realizar ejercicio físico es saludable y recomendable para todos pero, en el caso de las personas diabéticas, los esfuerzos también pueden provocarles un episodio de hipoglucemia. ¿Qué deportes o ejercicios son los más recomendables para ellos?

De nuevo lo más importante es estar bien informados. Pueden hacer de todo, aunque se recomienda, si no se está bien entrenado, que no se realicen actividades de mucho riesgo. En un momento dado, a una persona diabética una hipoglucemia le puede costar la vida, pero hay incluso alpinistas de élite que son diabéticos. La forma de proceder de un diabético es, antes de iniciar el ejercicio, hacerse una determinación y, según cómo esté, ponerse la insulina programada; en este caso se pondría menos porque va a hacer ejercicio y tiene que evitar las hipoglucemias, y además debe llevar suplementos.

Según la glucemia que tenga al comienzo, y la intermedia, sabe que tiene que tomar suplementos en forma de bebidas azucaradas y barritas energéticas. Si se trata de un ejercicio leve, como salir a pasear, sería suficiente con hacerse el control previo y, si la glucosa no está muy baja, y hace tiempo que se puso la insulina, probablemente no necesite hacer nada más. Pero esto forma parte de su adiestramiento, y ellos lo saben programar. Si acaban de ponerse la insulina saben que, conforme hagan ejercicio, puede bajar la glucosa, por lo que tienen que tomar un suplemento. Aunque esto ya lo saben, conviene recordarlo. Es más complicado con la gente joven, especialmente los adolescentes, que a veces quieren olvidarse de todo, y es que hay un periodo en la vida de un diabético que es más difícil.

¿Le gustaría dar alguna otra recomendación a los pacientes diabéticos de cara a las vacaciones?

Sí, que tengan cuidado con el alcohol. En verano se va mucho de fiesta, se suele alternar más, y aumenta el consumo de alcohol. Para los diabéticos valen las recomendaciones generales, porque no está prohibido el alcohol, lo único que pasa es que el alcohol tiene calorías pero no tiene hidratos de carbono y, si se han puesto insulina, pueden sufrir hipoglucemias si no comen, así que hay que recordar a los diabéticos que cuando tengan intención de beber alcohol tienen que tomar también alguna bebida azucarada o hidratos de carbono para evitar las hipoglucemias.

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