Cubrir las necesidades nutricionales en los niños que sufren algún proceso oncológico es clave a la hora de afrontar el tratamiento y superar la enfermedad. Te recomendamos cómo mejorar sus efectos secundarios.
Pautas alimentarias frente a la disgeusia del niño con cáncer
Dietista-Nutricionista, Complejo Hospitalario de Navarra
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
La disgeusia es un efecto secundario de la quimioterapia que consiste en la alteración del sentido del gusto que conduce a la modificación del sabor y olor habitual de los alimentos. Es frecuente que el niño que pasa por un proceso oncológico encuentre sabores metálicos y desagradables que condicionan la no ingesta de determinados grupos de alimentos, incluso aquellos que antes del proceso podían figurar entre sus preferidos.
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Para reducir este problema habitual en el cáncer infantil se puede recurrir a los siguientes consejos:
Evitar, momentáneamente, el alimento problemático y sustituirlo por otro u otros del mismo grupo, si es esencial.
No hacer preparaciones muy recargadas y elegir comidas con poco sabor y olor. Excluir alimentos como el pescado azul, col, coliflor, alioli, ajo, cebolla, alimentos quemados…
Existe mayor apetencia del niño por los sabores salados o dulces.
Tomar platos fríos o a temperatura ambiente.
Los alimentos a la plancha, horno y hervidos son los que mejor se toleran.
Evitar dorar demasiado o quemar los alimentos.
Algunos de los alimentos que más problemas ocasionan son la carne roja y el pescado, especialmente azul. No ofrecer estos alimentos como tal y ponerlos en forma de brocheta, croqueta, lasaña, triturados en purés, etcétera.
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Para contrarrestar el sabor metálico de los alimentos:
Enmascararlo con otros sabores fuertes: queso curado, encurtidos, jamón serrano, fuet, chorizo, etcétera.
Usar salsas que compitan con el sabor del alimento principal.
Tomar limonada o zumo de limón.
Insistir al pequeño para que mantenga una buena higiene oral y dental con sensación de frescor. Vigilar la limpieza de los dientes y usar pastillas mentoladas o chicles si es necesario.
Emplear cubiertos de plástico, madera u otro material que no sea metálico.
Añadir unas gotas de limón, gaseosa, cola o zumo de frutas al agua, si sola resulta desagradable.