Nutrición y disfagia: mejora tu deglución
La disfagia o dificultad en la deglución puede comprometer seriamente la seguridad y correcta nutrición e hidratación del afectado si no se adoptan medidas correctoras. Te explicamos cómo tratar esta alteración.

Qué es la disfagia

Por: Arantza Ruiz de las Heras

Dietista-Nutricionista, Complejo Hospitalario de Navarra

Actualizado: 1 de diciembre de 2023

Qué es la disfagia: causas y complicaciones

La disfagia se define como la dificultad al tragar o imposibilidad de realizar el proceso de deglución correctamente, lo que puede interferir en la capacidad del paciente para comer o beber. Este proceso de tragar, no solo incluye el propio acto por el que el alimento pasa de la región oral a la zona faríngea, sino que empieza desde la masticación y termina cuando el bolo alimenticio ha llegado al estómago. Así, la disfagia es el trastorno de la deglución que se caracteriza por una dificultad en la preparación oral del bolo, o en el desplazamiento de alimentos y líquidos desde la boca hasta el estómago.

PUBLICIDAD

Como veremos luego con más detalle, la disfagia puede ser orofaríngea o esofágica. Siendo la disfagia orofaríngea más grave y prevalente, ya que ocurre en hasta en el 50% de las personas mayores y en el 50% de los pacientes con afecciones neurológicas, y en pacientes con enfermedades de cabeza o cuello, y se asocia con neumonía por aspiración, complicaciones nutricionales, dificultades respiratorias graves, y altas tasas de mortalidad.

Causas de la disfagia y prevalencia

Entre las principales causas de disfagia se pueden citar trastornos neurológicos y neurodegenerativos, como accidente cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, alzhéimer y otras demencias, esclerosis múltiple, parálisis cerebral o lesión cerebral traumática; y patologías malignas, tumores de cabeza y cuello o cáncer de esófago.

PUBLICIDAD

Una de cada 17 personas padecerán este problema a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de Gastroenterología, y otros muchos estudios poblacionales sitúan la prevalencia de disfagia en torno al 10%. Se calcula que dos millones de españoles sufren disfagia, pero 9 de cada 10 afectados no está correctamente diagnosticado ni tratado. Se considera un síndrome geriátrico que afecta hasta al 80% de los pacientes institucionalizados.

La pandemia por COVID-19 ha aumentado la incidencia de disfagia, ya que se trata de una de las principales secuelas en los pacientes que han permanecido mucho tiempo ingresados en la UCI, según los expertos de la Sociedad española de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello (SEORL-CCC), que han explicado que las intubaciones prolongadas, el déficit de la función pulmonar residual y la pérdida de masa muscular (sarcopenia) pueden producir dificultad para tragar.

PUBLICIDAD

De hecho, la SEORL-CCC estima que alrededor del 10% de los pacientes que han sido intubados presenta disfagia y, además, las afectaciones neurológicas que se han observado en muchos pacientes tras la infección por coronavirus también pueden influir en el desarrollo de la disfagia.

Problemas de disfagia

Cómo se produce la disfagia

En la región de la garganta, el conducto que proviene de boca y nariz se divide en dos. Uno se dirige a la zona respiratoria a través de la laringe, donde están las cuerdas vocales, y posteriormente la tráquea, y otro a la zona digestiva con el esófago y el estómago.

En el punto de separación entre ambos canales hay un mecanismo compuesto por huesos y cartílagos, entre ellos la epiglotis, que tiene forma de raqueta y tapa el conducto respiratorio cuando algo que no es aire pasa por allí. Puede ser comida, bebida, saliva, etcétera.

PUBLICIDAD

Habitualmente el canal que se encuentra abierto es el de la vía respiratoria para dejar paso al aire de entrada y salida. Cuando algún elemento no respiratorio llega a esta zona, es importante que la epiglotis, que está abierta por defecto, sea empujada por la propia comida y se baje hacia la laringe tapando la entrada, y protegiendo de este modo la vía respiratoria. Así, el alimento o líquido no tiene más remedio que acceder a la vía digestiva a través del esófago, que al ser un músculo suele estar plegado y la propia comida ha de hacer fuerza para bajar, conjuntamente con los movimientos peristálticos que ya comienzan aquí.

Cuando alguna parte de todo este complejo mecanismo falla, parte del contenido dietético puede ir a la vía respiratoria. Es lo que habitualmente conocemos como: “irse por el otro lado”. En una persona neurológicamente y muscularmente sana no supone mayor problema que toser hasta que los propios golpes de aire consiguen sacar ese contenido de la vía respiratoria. En el caso de que contenido propio de la vía digestiva se vaya reiteradamente por la vía respiratoria y no se expulse, existe riesgo de padecer infecciones y neumonías por aspiración de contenido dietético, además del riesgo vital de atragantamiento. Por supuesto, si los alimentos y bebidas se desvían hacia la zona respiratoria, también se añade el peligro de desnutrición y deshidratación.

PUBLICIDAD

Fases de la deglución

Hemos visto que el proceso de la deglución es complejo y más largo que el simple hecho de tragar. El proceso se divide en varias fases o momentos que, en orden cronológico, son:

  1. Fase oral preparatoria: incluye masticación y manipulación oral del bolo.
  2. Fase oral transportadora: incluye el desplazamiento del bolo hacia la parte inferior de la cavidad oral, donde se desencadena el reflejo de la deglución.
  3. Fase faríngea: incluye la deglución como tal, con el cierre del cartílago epiglotis.
  4. Fase esofágica: incluye el paso del bolo alimenticio a través del esófago hacia el estómago.

Como vemos en la fase faríngea, la epiglotis no puede estar abriendo y cerrando el canal respiratorio y digestivo a la vez; por este motivo, no podemos respirar y tragar simultáneamente.

PUBLICIDAD

Infografía: Fases de la deglutición

Tipos de disfagia

La disfagia se puede clasificar en base a varios criterios diferentes. Por ello, vamos a comentar los dos más importantes y que mayor influencia tienen en cuanto a modificaciones de la alimentación. La disfagia en sí misma no se define como una patología, sino que se considera como parte de la sintomatología de otras muchas. Según esta premisa, la primera clasificación que se realiza depende de la zona donde se produzca el problema de deglución del alimento.

Disfagia orofaríngea o disfagia alta

En este tipo de disfagia existe una alteración en la fase oral o faríngea. Se produce dificultad en el inicio de la deglución. Suele estar muy relacionada con casos de trastornos neurológicos, alteraciones músculo-esqueléticas como distrofias, algunos tipos de cáncer oral, procesos post-cirugía, o secundarias a tratamientos de quimioterapia o radioterapia, entre otros.

Disfagia esofágica o disfagia baja

En ella hay una alteración en la fase esofágica que incluye el paso del alimento hacia el estómago. Este tipo de disfagia en la mayoría de los casos se encuentra más relacionada con alteraciones motoras o estructurales del tipo de masas cancerosas situadas en posiciones más bajas junto a esófago o hernia de hiato.

Disfagia por alimentos sólidos o disfagia por líquidos

También puede hacerse una clasificación puramente nutricional, que es la que hace referencia al tipo de alimentación que ocasiona la problemática. En este sentido, la disfagia puede ser por alimentos líquidos o por alimentos solídos:

  • Disfagia a alimentos líquidos. Es la que se produce al ingerir alimentos líquidos y bebidas, las cuales circulan mucho más rápidamente por la cavidad oral.
  • Disfagia a alimentos sólidos. Se ocasiona con alimentos sólidos, en mayor o menor grado.
Infografía: Tipos de disfagia

Creado: 8 de abril de 2015

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

Ver artículos de esta sección