Síndrome del comedor selectivo, no limites tu dieta
El síndrome del comedor selectivo es un trastorno que hace referencia a una nutrición muy limitada en la que solo forman parte de la dieta entre cinco y diez alimentos, a la vez que se rechaza la entrada de otros nuevos.
Consejos para prevenir el síndrome del comedor selectivo
Social Media Manager y periodista experta en nutrición y vida sana
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El valor de la prevención con estas conductas es relativo, ya que el comportamiento de una persona con síndrome del comedor selectivo es sólo una expresión relacionada con el temperamento o el carácter del individuo (es decir, que la persona no come porque no pueda, sino porque no quiere), por lo que los psicoterapeutas opinan que, a pesar de ello, el ambiente en el que viva y se mueva el niño puede resultar un factor protector ante estas problemáticas.
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Estas serían algunas de las estrategias y consejos que pueden potenciar esta protección frente a la aparición del síndrome del comedor selectivo o del simple rechazo a ciertos alimentos:
Dedicar tiempo y atención a la nutrición: es recomendable que durante las horas de la comida la atención de la familia se centre lo máximo posible en el acto de comer y en los rituales relacionados con él, descartando, en la medida de lo posible, realizar otras actividades (ver la televisión, estar pendiente del teléfono móvil, levantarse de la mesa, leer…).
Mantener una alimentación familiar variada: todos los miembros de la familia deben comer de todo, de forma variada y equilibrada, y cumplir con las recomendaciones generales de la pirámide de la alimentación o de la dieta mediterránea.
Estimular la curiosidad en la exploración de nuevos sabores y texturas: la creatividad y el huir de la rutina en la cocina consiguen que el apetito se abra y que se acepten mejor los nuevos alimentos. Cocina de diferentes formas (plancha, vapor, horno…), varía la dieta buscando sustitutivos a los alimentos de siempre y busca recetas diversas cada cierto tiempo.
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No hay que dar a los alimentos un carácter de premio o castigo: “Si te portas bien, repites postre”, “no te mueves de la mesa hasta que te comas las lentejas”…, este tipo de frases, repetidas en el tiempo, solo generan que el niño se acostumbre a conseguir lo que quiere con un determinado comportamiento y se encapriche o se enfade si no obtiene lo que quiere.
Se debe mantener la jerarquía familiar: A modo de norma, los niños, entre los dos y los tres años, muestran una conducta oposicionista hacia los adultos en un primer intento de poner a prueba la jerarquía de la familia. Es en este momento cuando resulta crucial asentar una estructura jerárquica en la que los progenitores ostenten su capacidad ejecutiva.
Evitar mediar ante otras personas la alimentación de los hijos cuando estos no están en casa: es el caso, por ejemplo, de las llamadas a los profesores para negociar la dieta durante las convivencias o en el comedor del colegio. El niño debe acostumbrarse a comer lo que le pongan en el plato esté o no en su casa, como forma de aprendizaje personal y de comportamiento en sociedad.