Qué es la hiperfagia y qué la produce
Actualizado: 20 de marzo de 2024
Qué es la hiperfagia y cómo se manifiesta
La hiperfagia consiste en el aumento exagerado del apetito por parte de la persona afectada que hace que consuma una mayor cantidad de alimentos de la que necesita. Las personas que sufren este trastorno alimentario ingieren enormes platos de alimentos, incluso justo después de haber realizado una comida considerada normal. Y esto sucede de forma continuada, no es un proceso puntual sino mantenido en el tiempo y de manera repetida.
Además de la ingesta desmedida de alimentos, las comidas se prolongan mucho en el tiempo, sin darlas por finalizadas en un tiempo moderado. La ingestión de comida se suele realizar con poca masticación, de manera rápida y sin una clara preferencia de alimentos con alguna composición concreta, siendo habitual la toma de productos grasos y azucarados.
Las personas con hiperfagia, además, tienen la sensación de no controlar este proceso y sentirse a merced de su trastorno, ya que no consiguen saciarse por más que coman. Es decir, la ingesta de alimentos no está vinculada a las señales fisiológicas de hambre, sino que puede ser una respuesta a señales emocionales o situacionales.
Igualmente, suelen mostrar un nerviosismo excesivo, e incluso vergüenza si les miran por no poder controlar este apetito voraz, por lo que tienden a aislarse a la hora de la comida y tener un sentimiento de culpa e inseguridad patentes.
Por otro lado, el aumento de peso excesivo y la ingesta descontrolada de alimentos pueden llevar a problemas de salud, como la obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, y otros trastornos metabólicos.
Por todo ello, es importante abordar la hiperfagia con un enfoque multidisciplinario que incluya atención médica, apoyo psicológico, y posiblemente cambios en el estilo de vida, dependiendo de las causas subyacentes y los síntomas específicos de la persona.
Causas de la hiperfagia y factores de riesgo
La hiperfagia no se considera una enfermedad en sí misma, sino más bien, una alteración provocada por otra patología subyacente que es la verdadera causante de este deseo compulsivo por la comida. Lo más probable es que esté originada por enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus o la hipoglucemia; por otras patologías con componente psiquiátrico como la bulimia, depresión, estrés o ansiedad o por alteraciones hormonales como el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing. Algunas enfermedades genéticas, como el síndrome de Prader-Willi, se caracterizan por un hambre insaciable y la incapacidad de sentirse saciado. Así que, como síntoma de otras enfermedades, la prevención y tratamiento deberán ir encaminados hacia la enfermedad de base, solo así se podrá controlar este trastorno alimentario.
Asimismo, existen algunos fármacos, como algunos antidepresivos, antipsicóticos, y esteroides, que pueden ocasionar este problema al aumentar el apetito como efecto secundario a su toma. Parece ser que la hiperfagia está motivada por la inactividad de una sustancia denominada leptina que es la hormona encargada de controlar la sensación de hambre/saciedad y producir esta última para frenar la ingesta. Si esta hormona no realiza de forma efectiva su función, la persona no se sacia de manera habitual y realiza ingestas muy superiores.
Las personas susceptibles de padecer hiperfagia son aquellas que padecen las patologías de base y, habitualmente, están mal controladas. Así, por ejemplo, la obesidad puede ser tanto una causa como un resultado de la hiperfagia, creando un ciclo difícil de romper sin intervención. Además, debe tener la alteración genética que provoca la formación de leptina de manera ineficaz.
Las personas con antecedentes de problemas de salud mental, especialmente trastornos de la alimentación, depresión, o trastorno de estrés postraumático, tienen un mayor riesgo de sufrir esta condición. Igualmente, tener un estilo de vida sedentario, junto con hábitos alimentarios poco saludables, puede aumentar el riesgo de desarrollar hiperfagia.
Identificarlo a tiempo e intentar poner las medidas oportunas en lo que se refiere a pautas de control alimentario y tener un apoyo psicológico o psiquiátrico, ayudará a estos pacientes a mejorar su evolución.
Creado: 30 de diciembre de 2015