Hipervitaminosis K

La vitamina K participa principalmente en procesos de coagulación sanguínea. No existen muchos estudios que evalúen la toxicidad de esta vitamina, pero a dosis muy altas (hipervitaminosis K), y en animales, se ha observado signos adversos como anemia homolítica (en ratas) y kernícterus (afección neurológica grave que ocurre cuando hay ictericia severa) en el lactante, y en algunos casos puede verse afectado el hígado.

Los fetos pueden recibir parte de la vitamina K de la madre a través de la placenta y los bebés mediante la lactancia materna también obtienen esta vitamina, por ello hay que tener cuidado de que estas cantidades no sean excesivas por el uso de suplementos vitamínicos, antes de tomarlos consulta con tu médico.

La ingesta adecuada de vitamina K recomendada por las autoridades sanitarias es de 120 microgramos (mcg) al día para los hombres, 90 mcg para las mujeres, incluso si están embarazadas o en periodo de lactancia. En los bebés hasta seis meses de edad la cantidad es de dos mcg, desde esa edad hasta el año son 2,5 mcg y desde el primer año hasta el tercero da un salto hasta los 30 mcg.

En los niños de cuatro a ocho años y de nueve a trece la cantidad recomendada de vitamina K es de 55 y 60 respectivamente. Por último, los adolescentes de 14 a 18 años deben tomar 75 mcg. Debido a que nuestro cuerpo acumula esta vitamina por sí mismo no es necesario tomar suplementos para obtenerla, con una alimentación saludable bastará.

En los alimentos, la vitamina K se encuentra en grandes cantidades en vegetales verdes, como el brócoli, repollo o lechuga, entre otros, mientras que las frutas, cereales, lácteos, huevos y carne también contienen pequeñas cantidades de esta vitamina.