En la vigorexia, a la adicción al ejercicio se suma una ingesta exagerada de proteínas y carbohidratos y el consumo abusivo de esteroides anabólicos con el fin de aumentar la masa muscular. Estos son sus peligros.
La vigorexia es un trastorno grave, y su recuperación dependerá de diversos factores, como el momento en que se inicie el tratamiento, la forma en que el paciente afronte el problema y los medios de que disponga para ello, el apoyo que reciba por parte de la sociedad, y la presencia de otros problemas emocionales asociados.
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Hay que tener en cuenta que se trata de una afección que puede cronificarse y dar lugar a síndromes más complejos, de manera que ya no se podría hablar de recuperación, sino más bien de control del trastorno y de evitar las recaídas.
Prevención de la vigorexia
Estas son algunas claves que pueden ayudarte a prevenir la vigorexia:
No es malo ni patológico desear tener una imagen corporal atractiva, pero todas aquellas personas que empiecen a obsesionarse con este tema deben estar atentas, y solicitar ayuda si ese deseo se empieza a convertir en un problema que interfiere con sus relaciones interpersonales y su bienestar emocional.
Practicar ejercicio es muy saludable, pero no se puede invertir todo el tiempo libre en ello. Si se observa una adicción excesiva al gimnasio, hay que reducir progresivamente las horas empleadas en el entrenamiento, sustituyéndolas por otro tipo de actividades.
Es muy importante para no caer en este tipo de trastornos cuidar las relaciones personales y compartir el ocio con otras personas.
Las personas del entorno del paciente también pueden observar signos que indican que puede padecer el trastorno: se aísla socialmente, dedica demasiadas horas a entrenar, modifica su dieta, se queja de estar delgado y enclenque..., e intervenir cuanto antes para ayudarle.