El ejercicio físico, clave para tratar la fibrosis quística

Realizar ejercicio físico es muy útil y seguro para los pacientes con fibrosis quística, y resulta fundamental incluirlo en su tratamiento porque a largo plazo consigue fortalecer y mejorar la condición de los órganos vitales.
Un niño utiliza un inhalador mientras hace deporte

La práctica de ejercicio físico se debe incluir en el tratamiento de los pacientes con fibrosis quística.

Realizar ejercicio físico es muy útil y seguro para los pacientes con fibrosis quística y resulta fundamental incluirlo en su tratamiento, junto a la antibioterapia, la fisioterapia y una correcta nutrición, ya que consigue que a largo plazo se produzcan adaptaciones y modificaciones en órganos vitales como los pulmones, el corazón, o los tejidos óseo y muscular, fortaleciéndolos y mejorando su condición.

Por este motivo, la Federación Española de Fibrosis Quística ha editado la guía El ejercicio es medicina en la fibrosis quística, una publicación con la que pretenden fomentar los hábitos de vida saludables en las personas que sufren esta enfermedad, y mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

La guía tienen el objetivo de informar a todos aquellos que trabajan con niños, adolescentes o adultos con fibrosis quística, y también a los propios enfermos, sobre la necesidad de que realicen ejercicio físico e incorporen esta actividad a su estilo de vida.


Hacer ejercicio ayuda a mejorar la limpieza de las vías respiratorias, incrementa la fuerza y resistencia de los músculos ventilatorios, y aumenta la sensación de bienestar de los pacientes de fibrosis quística



Como ha explicado la Dra. Margarita Pérez, profesora de la Escuela de Doctorado e Investigación de la Universidad Europea de Madrid, durante la presentación del libro, el ejercicio ayuda a mejorar la limpieza de las vías respiratorias, incrementa la fuerza y resistencia de los músculos ventilatorios, y reduce la resistencia de la vía aérea, lo que supone un aumento de la tolerancia al ejercicio y de la sensación de bienestar de estos pacientes.

Esta experta añade que una mayor actividad física se relaciona con una desaceleración en el deterioro de la función pulmonar, y mantener una buena condición física se asocia a un mejor pronóstico de la enfermedad, mientras que el aumento de la potencia aeróbica reduce la cantidad de ingresos hospitalarios por exacerbación pulmonar.

Fuente: Universidad Europea de Madrid

Actualizado: 9 de marzo de 2017

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