El ejercicio reduce el riesgo de infarto en los mayores

Una nueva investigación revela que incrementar la cantidad o intensidad del ejercicio físico a partir de los 65 años de edad puede mejorar el bienestar eléctrico del corazón y disminuir el riesgo de infarto.
El ejercicio reduce el riesgo de infarto en los mayores

La actividad física mejora el bienestar eléctrico del corazón en los mayores.

Una nueva investigación corrobora los beneficios de practicar ejercicio físico en la tercera edad, y revela que incrementar la cantidad o intensidad de la actividad física a partir de los 65 años puede mejorar el bienestar eléctrico del corazón disminuyendo así el riesgo de sufrir un infarto cardiaco.

PUBLICIDAD

Para realizar el estudio, los científicos seleccionaron a 985 personas (con una media de 71 años de edad) que participaban en un amplio estudio sobre los factores de riesgo de patología cardiaca en mayores de 65 años –el Cardiovascular Health Study–, y analizaron 24 horas de grabaciones de monitores cardiacos de estas personas, tomadas a lo largo de cinco años.

Las personas que caminaban más y más rápido y dedicaban más tiempo de su ocio a actividades que les mantuvieran físicamente activos, tenían hasta un 11% menos riesgo de sufrir un ataque cardiaco o muerte súbita

La frecuencia cardiaca, o el tiempo que transcurre entre un latido y el siguiente, varía de acuerdo a factores como la salud del corazón y del sistema nervioso que regula dicho órgano, y los primeros trastornos que se producen en este sistema se manifiestan en forma de cambios en la variabilidad de la frecuencia cardiaca, unas alteraciones que predicen el riesgo de sufrir ataques cardiacos en el futuro.

PUBLICIDAD

Los autores del trabajo comprobaron que las personas que caminaban más y más rápido y dedicaban más tiempo de su ocio a actividades que les mantuvieran físicamente activos presentaban menos ritmos irregulares del corazón y una mayor variabilidad de la frecuencia cardiaca, en comparación con los menos activos.

Estos expertos también calcularon la diferencia entre los niveles más elevados y más bajos de actividad física, y concluyeron que los más activos tenían un 11% menos riesgo de sufrir un ataque cardiaco o una muerte súbita por un fallo del corazón. En su opinión, cualquier tipo de ejercicio es mejor que no hacer nada, pero mantener o incrementar la distancia recorrida o el ritmo de la marcha a medida que se envejece aumenta los beneficios para el corazón.

PUBLICIDAD

Actualizado: 1 de octubre de 2015

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD